Capitulo uno

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Nunca mires sobre tu hombro.

Sopeso mis opciones: caminar rápido, llegar a horario a la casa de mi abuela, con el riesgo de patinar y caer; o ir a mi ritmo normal, llegar tarde, quizá caerme de todas formas y enfrentarme a su mirada de desaprobación, no la conozco oficialmente en persona y ya me da miedo que me desapruebe.

Miro la nieve caer lentamente desde el umbral de mi puerta, antes de suspirar y avanzar hacia afuera, cerrando detrás de mí.

Espero no caerme.

Mis pies se hunden un poco en la nieve recién acumulada mientras avanzo con grandes zancadas hacia su casa.

No hace mucho que me mudé a este pueblo olvidado por la civilización y lo único que puedo decir es que me siento como un estúpido personaje de película de terror.

1-¿Chica que se debe mudar por alguna razón a un pueblo olvidado y vivir en una mansión abandonada a la que nadie parece agradarle? Hecho, perdí mi trabajo, no pude pagar el alquiler y me echaron, ahora vivo en una casa que hace ruidos raros y casi puedo jurar que la gente sisea cuando pasa por el frente.

2-¿Señal de celular que no funciona? También cierto, extraño los días en que podía mandar un mensaje a alguien y así evitar la llamada por teléfono fijo.

3-¿Familiar que no sabes que existe hasta que es relevante para la historia? Mi abuela, juro que está en algo oscuro.

4-¿Típica escuela en donde los estudiantes miran raro a la nueva? Es mi Universidad en la ciudad, nada raro, pero lo que tardo en caminar hacia la parada dura una eternidad y puedo sentir ojos fijos en mi espalda.

¿Por qué no puedo vivir en la ciudad? Porque no tengo trabajo y soy estudiante.

¿Por qué estoy acá? Porque al fin mi sueño de tener un pariente desconocido que me ofreciera cosas gratis se convirtió en una pesadilla con forma de abuela que da casas gratis y aterradoras, ¡no lo que esperaba! Pero aun así útil, para ella principalmente.

Gratis, porque seguramente no podía alquilarla, ni venderla, ni quemarla, ni exorcizarla que es lo que necesitaría.

Tengo que recordarme todo el tiempo que es gratis, solo tengo que sobrevivir al demonio conviviendo conmigo.

Por lo menos no tengo un hermano más chico que pueda ser poseído y tampoco un novio o amigo del pasado que venga a ayudarme y termine muerto.

Porque eso sería demasiado.

Lo último que puedo hacer antes de terminar con el culo enterrado en la nieve es suspirar.

—¡La reputa madre que lo remil repario a la nieve y la concha de la nube que congelo esta mierda!—Las palabras salen de mi boca todas juntas y en un grito que resuena por las calles vacías.

Puedo ver la cortina de una de las casas cercanas abrirse un rato antes de que las dejen volver a caer, aunque no vea a la persona, puedo sentir su desaprobación.

Bueno, puedo asegurar que si ella o él fuese el que se hubiese clavado, hubiera dicho lo mismo.

Levantándome, sacudo la nieve de mi ropa y puteo mentalmente un poco más, antes de seguir caminando.

—¡Hey! —Alguien llama atras mío—¿estás bien? Vi que te caíste.

No jodas pelotudo.

Miro sobre mi hombro y juro que si esto realmente fuese una película de terror, este chico seria el interés amoroso del personaje. —No—digo antes de apurar el paso, me rehúso a tener un interés amoroso.

Las reglas de las HadasWhere stories live. Discover now