¿Deseo o Lealtad?

Capítulo 5.

Puedo decir con total seguridad que nunca había disfrutado tanto con un beso. Mi chico y yo llevábamos bastante rato dedicándonos a solo eso: besarnos y acariciarnos. Sus besos sabían a menta y cereza, sus labios eran suaves y su lengua ¡ni se diga! Creo que podría pasar toda la noche así y no me importaría.

Bueno, miento. Claro que me importaría. Me siento excitada a más no poder y queda claro que él también.

Estoy sobre su regazo, con mis piernas a cada lado de él, meciéndome suavemente mientras jadeo entre besos. Sentir calor y su dureza con solo sus calzoncillo de por medio se me antoja bastante adictivo.

A decir verdad no sé cuanto llevamos aquí, creo que he perdido la noción del tiempo, no se si llevamos 15 minutos o 1 hora en esto, y no es que me importe demasiado, pero ya estoy sintiendo la necesidad de él dentro de mi. Me pego a él como una lapa y le hago saber cuando meto mis dedos en la cinturilla del calzoncillo, él gruñe y me besa antes de colocarme sobre el colchón.

Se ha puesto de rodillas y noto que la unica prenda que lleva está mojada con mis fluídos, y eso me encanta. Antes que los baje me acerco yo y lo hago por él. Su pene queda casi sobre mi cara, apuntándome. Y es bastante grande.. sus venas se ven tan claras, el glade tan rosado y hasta tiene un pequeño lunar debajo de este.. ¡Por Dios, es perfecto!

No me considero una catadora de penes ni mucho menos, pero este es hermoso. Tampoco es que haya visto demasiados, pero de los que he visto ninguno supera este. Muerdo mi labio y el ríe.

—¿Te gusta?

Solo lo miro y asiento. No voy a decirle que he considerado su pene como «hermoso» dudo que le agrade.

De repente y quiero probarlo. Saber como sabe. Él adivina mis intenciones tal vez por como me paso la lengua por los labios y dice.

—Nena, ya tendremos tiempo de eso. En este momento no quiero esperar para hundirme en ti.

Asiento rápidamente en acuerdo porque yo también me muero por lo mismo. Lo veo buscar un condón y colocárselo rápidamente. Me toma de las piernas para abrirme y me acaricia la entrada con su firme amigo. Jadeo por la increíble sensación a medida que me va penetrando. Yo grito, él gruñe y ambos abrazamos ese momento.

Cuando ya está dentro comienza un lento vaivén de sus caderas. Su miembro es considerablemente grueso y me llena por completo. Por Dios, se mueve increíble. Ni Rodrigo, ni ningún otro con el que haya estado ha movido las caderas de la forma en la que él lo hace.

—Eres tan..divina. Tan.. apretada y perfecta para mi.

—Más rápido, por favor —jadeo sobre sus labios, acata mi suplica tomándome de las caderas y comienza a ir más rápido en sus embestidas— Ohh, si.

El cuarto de pronto se vuelve borroso, solo él es mi punto de visión, él y sus mejillas rojas por la excitación y sus labios hinchados por mis besos. Es tan perfecto así. En este momento estoy tan agradecida de haber ido a ese club sola y haber coincidido con este chico.

En la habitación solo se escuchan el sonido de nuestros cuerpos al chocar  y nuestros gritos y jadeos de placer. La manera en que entra y sale de mi cada vez con más fuerza y como aprieta mis pechos con sus grandes manos contrasta con la suavidad de sus besos en mis labios, lentamente ladea la cara, abre su boca y rosa mi lengua con la suya, como si quisiera quedarse ahí para siempre, yo quiero lo mismo, joder.