Capítulo 2.

1K 87 11
                                    

Dul: Anyyyy, Dios. Perdóname la vida entera pero no podremos salir hoy. Una tía se ha intoxicado con unos mariscos y está en el hospi. Me ha pedido que me quede con su hija pequeña esta noche y no pude negarme. Perdóname , perdóname! :( prometo compensarte.

Oh, vaya. Llevo mi vestido por la mitad de mis muslos cuando he leído ese mensaje. Me siento mal por su tía. Pero ¡joder! Ya tenía en la cabeza tener sexo hoy.

Quiero decir, no tanto como sexo. O ¿quién sabe? Pero al menos quería coquetear con un chico. Ahora mis planes tendrán que esperar hasta el próximo sábado.

Genial.

Yo: Tranquila hermosa, comprendo. Espero que tú tía esté bien. Bss.

Lanzo el móvil y termino de subir mi vestido para no sentirme tan plantada cuando ya solo me faltaban mis zapatos por ponerme y me siento en la cama sopesando mis opciones. Podría llamar a Lucy y a Kath, pero no quiero saber aun nada referente a trabajo y se que ellas querrán ponerme al corriente de los chismes de oficina. Podría invitar a Pablo, de administración, pero no quiero que se haga una idea equivocada conmigo y sé que le gusto, pero yo solo lo veo como un amigo, nada más.

Iré sola. ¿Que más da? Puedo sentarme en una barra, observar. Quizá algún chico me invite algo y si me gusta puedo quedarme, sino, bien puedo volver a casa.

Está decidido. Iré. Me monto en mis tacones, me veo por última vez en el espejo tomo mi cartera, mis llaves, mi móvil y salgo.

Tomo un taxi porque no creo que necesite el auto, mucho menos si tomaré. En eso si puedo considerarame responsable, por decirlo de algún modo. Minutos más tarde entro contoneandome al bar nuevo al que había quedado con Dulce, que resulta ser una disco y no un bar como pensé. Aunque no me molesta. Quizá aquí me sienta menos sola.

Cavanna's club. Fue inaugurado hace apenas unos meses y nunca había venido. No está nada mal para un rato, ya que en unas horas el ruido ya comenzará a parecerme molesto. Llego hasta la barra dejando mi bolso colgar del taurete y en menos de un minuto tengo a un barman atendiendome.

—¿Deseas algo, princesa?

Princesa. Ash. Eso me recuerda tanto a Rodrigo.

—¿Que me ofreces?

El barman sonríe seductor antes de girarse. Lo veo verter de unas tres botellas diferentes en un vaso metalizado antes de agregar hielo, cerrar y agitar. Esta presumiendo su habilidad, se nota. Toma una copa con agilidad y vierte el contenido que termina siendo rojo. Le coloca una cereza dentro que termina en  el fondo y me lo sirve.

—Que disfrutes —me giña un ojo mientras tomo el cóctel.

Viéndolo bien el chico es muy guapo y se nota bastante interesado (y dudo que por eso le paguen) pero de todos modos no pienso quedarme acá hasta el final de su jornada. Le sonrió de lado y me giro en mi asiento hacia la multitud de cuerpos sudados rozandose entre si al ritmo de la música. Doy un sorbo de mi trago que es realmente delicioso y recorro el lugar con mi vista. Hay chicos realmente guapos que se me acercan invitandome a bailar, pero nada termina por llamar mi atención, por lo que declino. Tampoco es que pueda charlar tranquilamente con alguien en un club, pero tampoco deseo terminar sudada y con el cabello pegado a la nuca o amarrado en una coleta.

¿Deseo o Lealtad? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora