Capítulo 13

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Emily

—Venga Cloe no te enfades –cojo su brazo mientras caminamos hacia su casa.

—No estoy enfadada, pero me jode que digas que tengo algo con Jesús cuando sabes que nunca tendría algo con una persona así de borde, bipolar, egocéntrica... –hace gestos un poco histérica poniendo al hermano mujeriego verde.

—Bla, bla, bla... –ruedo los ojos– Ya se que no tendrías nada con él, lo decía de broma.

—Odio tus bromas Emily, deberías saberlo –se cruza de brazos acelerando el paso.

—Debes de tomarte las cosas con más humor –suspiro yendo tras ella– por cierto, ¿por qué discutíais?

—Porque me hizo quedarme con él para jugar a un estúpido juego, en vez de ir con vosotros a la discoteca –saca las llaves de casa cuando llegamos, abre, y sin ni siquiera saludar a sus padres y su hermano sube las escaleras hacia su habitación.

Le sigo, y como siempre ella se sienta en el borde de la cama y yo en la silla del escritorio.

—¿Qué juego? –pregunto intentando ponerme al día.

—Una tontería –hace un gesto pasota– lo fuerte fue que me dio un pico.

—Y te gustó –le miro pillina.

—¡NO! –abre los ojos como platos poniéndose las manos en la cabeza– Además, sólo fue un pico

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—¡NO! –abre los ojos como platos poniéndose las manos en la cabeza– Además, sólo fue un pico.

—Te gustó –repito recostándome en el asiento.

—¡No me gustó! –bufa de brazos cruzados.

—¿Cómo eran sus labios?

Suspira frustrada con la cabeza cabizbaja.

—No te vas a callar hasta que lo admita, ¿verdad?

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—No te vas a callar hasta que lo admita, ¿verdad?

—Puede ser.

—Eran suaves, fin –me mira convincente.

Jesús

—¡No se para qué te digo nada! –bufo dando vueltas alrededor de mi habitación.

—Venga, di la verdad. ¿Te liarías con ella?

—Daniel, que no es de mi estilo.

—Pero si te pones celoso solo por que le de un beso en la mejilla –empieza a reír.

—¡Qué hablas! ¡Yo no estoy celoso! –aprieto los puños, y seguidamente suelto un pequeño suspiro intentando tranquilizarme– Daniel, vale que sea guapa, pero es demasiado... inocente.

—Te jode que sea diferente a las demás –sonríe de lado.

—Joder Daniel, cuando aprenderás que todas las chicas son iguales... –ruedo los ojos sentándose a su lado.

—Jesús, si ella fuera como todas con las que has estado, aquel día que durmió conmigo hubiera querido que hiciéramos algo. ¿Pero sabes que es lo que hicimos? Dormir.

No me lo creo.

—¿No hicisteis nada? –frunzo el ceño.

—Claro que no.

Por muy inocente que ella sea no me creo que tan solo durmiera sin ni siquiera liarse con mi hermano.

—¿Ni siquiera os besasteis?

—No.

—Eso es porque aún es una cría, no ha madurado lo suficiente –encojo los hombros seguro de mis palabras.

—O tal vez porque es una chica que no se va con el primero que pilla, como la mayoría que te juntas...

Se está pasando de la raya.

—Daniel, para –aprieto la mandíbula.

—Te duele que te diga la verdad, ¿no?

—¡He dicho que basta! –bufo– mejor vete de mi habitación.

—Jesús...

—¡VETE! –Me levanto y lo cojo del brazo, estirándole para que salga.

—Por una vez pensé que las cosas mejorarían con esta conversación... –suspira saliendo hacia fuera.

—Pues las ha empeorado –cojo el pomo de la puerta para cerrar.

—Es que... Esto me recordaba a antes, cuando nos contábamos las cosas y nos ayudábamos entre nosotros... Ya sabes –sonríe de lado.

Voy ha cerrarle en las narices cuando pone el pie impidiendo que lo haga.

—Solo una cosa más...

—Dila ya y vete.

—Si algún día te interesas por Cloe... Espero que ella no este en la lista donde tienes a las demás chicas, y que te des cuenta de que ella vale mucho más, que deberías coger la lista, romperla y empezar una nueva donde solo aparezca ella.

Dicho esto se da la vuelta y entra en su habitación, dejándome como un idiota sujetando el pomo de la puerta de la mía.

Cierro la puerta y me dejo caer en la cama.

Yo nunca me interesaría por Cloe.

Mil sentimientos antónimos y sólo uno que nos une. | GemeliersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora