Capitulo 20.

3K 249 47
                                    

ESTEBAN

Nicolás parecía un niño al otro lado de la línea, lo único que hacía era darme las gracias por tener a su hermana a salvo y yo no paraba de decirle que se calmara, el chico tenía una apariencia ruda en el exterior pero por lo que pude ver era todo un dulce en el interior.

Finalice la llamada con Sofía abrazada a mi y llorando como una niña, al parecer el final de todo esto le permitió sacar las lágrimas que tenía reprimidas y ahora se estaba desahogando.

La salida del lugar iba a ser un poco dramática, Sanchez insistió en que debíamos llamar a los helicópteros para ir directo al hospital, y mientras consolaba a Sofía el ruido de uno de ellos me indicó que el momento de partir se acercaba.

-Helicópteros?-, Sofía se secaba las lágrimas y me miraba con cierta ternura en sus ojos.

Yo me había dado cuenta que ella le temía a las alturas cuando tenía miedo de saltar en el rio, y viajar en helicóptero era muy diferente a viajar en avión, más aún en un helicóptero militar sin puertas.

El primer helicóptero aterrizó y ese sería el que traía al equipo que procesaría la escena y en el que se llevarían a Ortiz y a sus secuaces.

En unos segundos el lugar se lleno de los hombres que se encargarían de los cadaveres y entonces me lleve a Sofia afuera de la casa.

-Te subes a motocicletas de competencia y le temes a las alturas?-, le dije con un poco de jocosidad para hacerla olvidar del mal rato.

-Oyeeee!-, Sofía me dio un suave golpe en el hombro y sonrió,
-nadie es perfecto!, lo sabías no?-, y si señores, esa era mi Sofía Hidalgo, la misma insufrible de la que me había enamorado.

Enamorado????

El helicóptero número dos empezó a sonar y en ese nos iríamos los dos y quizá Sanchez que necesitaba revisión médica aunque ella insistiera en que no.

Ya se había hecho de noche cuando subimos al helicóptero, Sofía iba sentada a mi lado, en la parte más interna del pajaro y llevaba mi brazo rodeado con los dos suyos.

El trayecto fue corto, menos de treinta minutos y ya estábamos en el helipuerto del hospital, Sofía y Sanchez son más parecidas de lo que ellas creen, ambas se negaban a la atención médica y tuve que ponerme serio para que dejaran de rebatir lo que evidentemente se tenía que hacer.

El helicóptero aterrizó y unos médicos nos esperaban en la entrada, muy a mi pesar tuve que sentarme en la silla de ruedas que llevaban para cada uno de nosotros y bajamos por el ascensor a urgencias.

Nos separaron a los tres mientras nos revisaban, no supe que a donde habían llevado a Sofía y a Sanchez, pero el médico que me estaba revisando a mi dijo que yo tenía deshidratacion y posiblemente una costilla rota... de verdad?, no hacía falta ser médico para saberlo y ya se estaba curando.

Me pusieron una intravenosa para hidratarme y me llevaron a la sala de rayos x para tomarme una placa de las costillas. Me sentí ridiculo con esa bata descubierta atrás y si me descuidaba se me vería todo el trasero.

En la sala de rayos x me encontré con sanchez, ella me dijo que Sofía tenía armado todo un escándalo en el otro lado de la sala de urgencias porque no la dejaban verme... ella nunca cambiaría del todo!, pero así la quería.

El dictamen médico de Sanchez fue una contusión de la reja costal, vaya usted a saber que era eso, pero al parecer fue solo el golpe del proyectil contra el chaleco porque a ella le dieron el alta.

Me llevaron a una habitación para dejarme hospitalizado y pocos minutos después llegaron dos hombres vestidos de civil pero con identificaciones de la policia, les pedí que me las enseñaran y verifique que fueran reales. Los detectives me hicieron toda clase de preguntas, desde cómo había llegado a trabajar con la familia Hidalgo, hasta que les diera todos los detalles del secuestro y de nuestro escape, ellos anotaban todo en una libreta y me dijeron que estarían en contacto conmigo y que no debía salir de la ciudad.

ATRAPADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora