Sedúceme más.

Capitulo 1.

"Ser un omega es una mierda"

Aquel derrotista pensamiento, no salía de la mente del chico de cabello rojo que apretaba fuertemente las sabanas con las manos empuñadas.

Podía oir el gruñido molesto del chico rubio tras él, que volvía a embestirlo mientras lamía su nuca con insistencia.

Jadeaba sonoramente cada vez que su trasero chocaba con el pubis del rubio. Su interior era llenado y vaciado constantemente haciendo sonidos aguados gracias al liquido pegajoso que salía del lugar escondido entre sus nalgas.

-Deja de usar tu kosei, Kirishima- hablaba molesto el rubio mientras aceleraba el vaivén de caderas -Ya... ya dejame marcarte... maldito...-

-No...- respondía el pelirojo antes de gemir con la voz ahogada. Al escucharse, escondió el rostro en la suave almohada bajo él.

Odiaba aquel tono que mostraba cuan placentero era que su compañero usara su cuerpo como quisiera. Por eso intentaba apagarlo aunque no pudiera respirar.

-¡No hagas eso!- el rubio salió de su interior para darlo vuelta bruscamente dejandolo de espalda al colchón -¡Dejame escucharte!- volvió a entrar de una estocada mientras el pelirojo arqueaba la espalda y apretaba los parpados -O mejor... deja que todos te escuches- le lamió el cuello hasta la barbilla -¡Que todos sepan que eres mio!- sonrió confiado e intento morder el costado derecho del delgado cuello, pero sus dientes no lograron su cometido porque la piel se volvió dura como una roca.

Levantó la cabeza para encontrarse con aquellos aguados ojos que enmarcaban un iris igual de rojo que el propio -No...- respiró profundo buscando un poco de aire -... no te dejaré...¡Ah!- una brusca estocada no le dejó seguir hablando.

El rubio lo embestía molesto sin darle tiempo de pensar. Le sostenía las muñecas para que no pudiera taparse de alguna forma la boca, así se podía deleitar con los lujuriosos sonidos de aquella ronca, pero dulce voz -Ki... Kirishima...- lo nombraba entre jadeos sabiendo que eso lo excitaba aun mas -Me... vendré dentro...-

-¡No!...- solo eso podía decir al tiempo en que liberaba su propio orgasmo sobre su vientre.

Odiaba tener ese cuerpo. No solo su kosei era débil para su gusto, tambien tenía que lidiar con el problema de su celo cada mes. Aunque para su suerte (a diferencia de varios omegas que conocía), este solo le duraba tres días.

Ah... pero había otro gran problema con el que ahora tenía que lidiar.

Estar enamorado de un alfa.

Mas especificamente... de un alfa que no lo quería y solo lo tomaba para sentirse superior a los demás.

Las lagrimas cayeron por sus sienes al escuchar el gruñido que demostraba que el rubio había acabado en su interior y el "nudo" se formaba impidiendo poder separarse por unos minutos.

Cayó sobre el cuerpo igual de marcado que el suyo, juntando sus pechos -Maldito Deku y estupido mitad, mitad- rió mientras su respiración se normalizaba -Yo les gané. Bastardos-

Apenas soltó sus muñecas, el pelirojo limpió el rastro del agua salada y suspiró profundamente recordando como habían llegado a esta situación.

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Continuara...