Capitulo 3.

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Anudó la corbata y terminó de levantar su cabello. Aun faltaban dos horas para comenzar las clases, pero él estaba perfectamente vestido y con su bolso arreglado. Salió del baño para entrar en su habitación y miró la cama en la esquina donde una mata de cabellos rubios cenizos se asomaban por el cobertor. Suspiró en silencio y tomó el bolso para salir del lugar.

El pasillo estaba completamente vacío. La luz de la mañana apenas se filtraba por las ventanas y gracias a ella, pudo ver unas trizaduras grandes en la pared cercana a su cuarto. Parecía que alguien había golpeado el lugar. Suspiró otra vez.

Su cuerpo dolía, al igual que su corazón. Sus ojos de iris rojo, estaban irritados e hinchados. Cuando se miró al espejo antes de cepillar sus dientes, recordó lo patético que se sentía por dentro.

Fue al ascensor para bajar al primer piso. La sala estaba vacía, pero en la cocina se escuchaban algunos ruidos de tazas moviéndose. La primera cara que vino a su mente, fue la del presidente de su clase. El chico de lentes siempre era el primero en levantarse, así que caminó un poco más rápido para que no lo notara.

Salió del edificio para ir a la academia. Su destino era la enfermería. La anciana enfermera y héroe profesional, le dijo un día que comenzaba sus actividades unas dos horas antes que las clases, así que podía buscarla sin problemas para cualquier emergencia.

Se demoró unos cuantos minutos más para llegar a la enfermería. La puerta se encontraba abierta, así que apretó la correa de su bolso y entró decidido –Buenos días Recovery girl, disculpe por venir tan temprano-

La anciana que se encontraba escribiendo en su computadora, volteó para mirar al recién llegado –Buenos días, Kirishima ¿A que se debe la visita? ¿Te sientes enfermo o tuviste algún accidente?-

–No, no es nada de eso- desvió la mirada y después de unos segundos la volvió a mirar –Ne… necesito…- apretó los labios y suspiró rendido –Necesito una píldora del día después-

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El profesor y héroe profesional de cabello largo negro, entraba a la enfermería con expresión preocupada. Mientras se preparaba para empezar otro día de trabajo, recibió la llamada de la anciana con kosei de curación, explicándole la situación de su alumno pelirojo, así que se apresuró en ir al lugar.

Lo encontró sentado en una camilla.

Cerró la puerta tras él y miró a la anciana –¿Ya se la diste?- ella asintió. Suspiró pesadamente y se acercó al pelirojo –Kirishima- el chico lo miró –Necesito que me cuentes toda la situación. Si te forzaron aprovechando tu estado, no debes esconderlo. Tomaremos todas las medidas necesarias contra el agresor-

Se puso de pie firme –¡Nadie me forzó!- observó al profesor con rostro suplicante –¡Esto pasó por mi culpa! ¡Fue totalmente consensuado, así que no le haga nada a Bakugo!- se puso cabizbajo –Yo… yo creí que era mi des… no importa- se volvió a sentar –Lo siento. Me debí cuidar más-

Suspiró amargamente y se sentó a su lado. Subió la mano para pasarla por la nuca del pelirojo, buscando alguna herida. La bajó al no encontrar nada –No hay marca, así que está bien- el chico apretó los puños –Recovery girl- la anciana lo miró al ser nombrada –¿Que mas le diste aparte de la píldora?-

Se acercó a ambos –Le puse un supresor inyectable para parar el celo completamente. Pero su cuerpo está muy débil. Llegó con un poco de fiebre y cansancio, así que lo mejor es dejarlo dormir por lo menos hasta la segunda hora-

–Bien, le informaré al profesor que viene después de mi- la anciana sonrió y se fue al escritorio para tipear la información en su computadora. Suspiró –Kirishima…- el pelirojo lo miró –Es común cuando eres joven creer en eso de los destinados o el amor eterno, así que no te juzgaré, pero…- se puso de espaldas al chico, se quitó las cintas y movió su cabello hacia el lado derecho mostrando su nuca, donde se podía apreciar una gran y profunda marca de mordida –…. no cometas el mismo error que yo- el pelirojo se sorprendió y el hombre volvió a acomodar sus cintas y cabello –Cuando decidas formar un vinculo que no se pude destruir, asegúrate que la otra persona sienta lo mismo que tu, o te arrepentirás- le dio una palmada en el hombro antes de levantarse y salir despidiéndose de la anciana.

Sedúceme más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora