Capitulo 2c

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Ya habían pasado mas de tres semanas desde que sus dos compañeros se le declararon, y la situación lo tenia bastante agotado.

A decir verdad, al comienzo fue bastante gracioso ver como aquellos dos chicos de distintas personalidades, discutían como niños por cual de ellos se lograba acercar más.

Le traían regalos, lo invitaban a almorzar, trataban de entrenar junto a él, lo intentaban esperar después del entrenamiento especial, le mandaban mensajes melosos al celular, etc. etc.

Se sorprendió con la ternura que podía demostrar el serio chico de cabello bicolor, y también con el romanticismo del chico de cabello verde... pero él no tenía tiempo para esto.

El pelirojo solo quería entrenar y estudiar para volverse un buen héroe. Se los intentó decir muchas veces, pero sus dos pretendientes le tapaban la boca o se iban con cualquier escusa para no escuchar su negativa a salir con ellos.

Él se caracterizaba por ser amigable y bastante paciente, pero sentía que explotaría en cualquier momento… y que su celo se acercara no ayudaba a su ánimo.

-¡¿Por qué Kirishima-kun está tan cerca de Kaminari-kun?!- habló sorprendido y molesto el pecoso al llegar a la sala del edificio donde están los dormitorios de los alumnos de la clase 2-A, y ver al chico de ojos dorados y al de cabello rojo, sentados muy juntos en uno de los sillones. Las clases ya habían terminado.

-¿Podrías alejarte un poco de Kirishima, Kaminari?- dijo en tono serio el de ojos dispares mientras se acercaba a ellos.

El rubio con una marca negra sonrió burlón y abrazó por los hombros al de kosei de dureza para acercarlo aun mas -¿Qué? ¿Están celosos?- subió su mano al cabello húmedo y lacio para acariciarle la mejilla. El pelirojo se dejó mimar y acurrucó contra su amigo.

Los dos chicos que estaban de pie, apretaron los puños en señal de furia ¿Qué si están celosos? ¡Claro que lo estaban! El de kosei eléctrico, siempre era el más cercano al de iris rojo. Se abrazaban, bromeaban, se coqueteaban, y ellos ya estaban acostumbrados a esto, pero por alguna extraña razón, ese día eran aun peor..

Sus abrazos eran mucho más íntimos y no ayudaba el hecho de que el pelirojo parecía molesto ante la presencia de ambos alfas.

Ante la mirada resignada de sus otros compañeros que estaban por ahí, los dos chicos trataban de alejar al de ojos dorados que se burlaba aun más.

Cuando los alegatos comenzaron a subir de tono y la sonrisa del rubio con la marca negra se esfumó, el de kosei de dureza se dignó a hablar -… ¿Por qué no se callan de una vez y me dejan tranquilo?- el tono duro que usó y la mirada fría que les dio mientras se ponía de pie, los dejó sin palabras y a todos (menos al de kosei eléctrico y al de kosei de cintas, que llegó en medio de todo el alboroto y se sentó en otro de los sillones) sorprendidos. Chasqueó la lengua -Mejor iré a mi habitación a dormir. Me quitaron el hambre- caminó rumbo a las escaleras bajó la atenta mirada de todos los que aun no procesaban lo que acababa de pasar.

El de cabello corto negro suspiró -Ya lo lograron. Molestaron a Kirishima-

El de ojos dorados suspiró pesado y levantó las manos mientras negaba con la cabeza -Pobres Todoroki y Midoriya, hoy hubiera sido mejor que no se acercaran- los demás los miraron interrogantes. Cruzó los brazos mirando a los dos alfas que le pedían una explicación con la mirada -Ustedes dicen estar enamorados de él, pero no entienden nada- los apuntó acusador con el dedo índice -Kirishima se pone de mal humor cuando va a comenzar su celo, pero yo soy especial, porque me deja mimarlo-

-Sí, pero no eres al único que deja que lo mime- sonrió el de kosei de cintas llamando la atención de todos -A veces a mi también me lo permite, solo que Kaminari es el favorito. Creo que es por el lazo de amistad…- hizo una mueca como si recordara algo y miró alrededor -A propósito de favorito y amistad… ¿Dónde está Bakugo?-

 
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Caminaba con pasos lentos rumbo a su habitación mientras murmuraba palabras molestas por aquellos dos chicos que no le permitieron disfrutar de su único momento de paz antes de sufrir el odioso calor del celo.

El medico que lo trató desde su primer celo, le dijo que era más conveniente si se tomaba el supresor después de algunas horas desde que sentía la llegada. Como algunos eran tan fuertes que podían suprimir sus instintos por completo, le podrían causar daño a largo plazo si es que algún día deseara tener un bebé.

Los que normalmente tomaba por ser un adolescente, eran pastillas de mediana intensidad, pero ya cuando fuera mayor y ejerciera su profesión de héroe, tendría que usar de los inyectables.

Al pasar la puerta de su compañero con varios brazos, se dio cuenta que alguien estaba sentado al lado de la suya. Miró al chico que lo observaba -Bakugo ¿Qué haces ahí?- apuró un poco el pasó mientras el nombrado se ponía de pie -¿Necesitas algo?-

El rubio ceniza levantó la mano para acariciarle el cabello sorprendiéndolo -¿Aun no te tomas el supresor, cabello de mierda?- deslizó los dedos entre los mechones rojizos logrando que se estremeciera.

-N… no…- cerró los ojos por un momento. Las feromonas del de kosei explosivo comenzaron a inundar el lugar -A… ahora lo haré- sintió los dedos resbalar desde su cabello a su rostro y luego a su cuello -N… no hagas eso…- apretó los labios para reprimir un jadeo.

Sintió el aroma de otros dos alfas acercándose, así que se acercó aun mas mientas sonreía. Al verlos llegar a la entrada del piso, le susurró en el oído -Préstame tu llave para abrir la puerta. Te acompañare hasta que tomes las malditas pastillas- el pelirojo obedeció, y le pasó la llave que tenía en el bolsillo. La mano que tenía en el rostro del mas bajo, la movió hasta su nuca para atraerlo hacia su cuerpo y mirar desafiante a los dos chicos que jadeaban levemente por ir corriendo -¿Que demonios quieren, estúpidos?-

-¡Kacchan! ¡Suelta a Kirishima-kun ahora mismo!- habló con un tono de voz desafiante, pero por alguna extraña razón, no se podía acercar mas allá de la puerta de su compañero que usaba una mascara.

El de cabello bicolor estaba en una situación parecida al de cabello verde. Quería correr y arrancar al de kosei de dureza de los brazos del rubio ceniza, pero algo lo detenía.

Y ese algo, era el aura de furia del pelirojo.

Sonrió de medio lado y dio solo dos pasos hacia atrás sin soltar a su compañero. Abrió la puerta y los vio por ultima vez antes de entrar y cerrarla tras de sí.

Golpearon frustrados, uno la muralla y otro el piso. Esos ojos rojos y la sonrisa de superioridad, les mostraban claramente las intensiones del de kosei explosivo… y no podrían detenerlo.

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Continuara…

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