Día 2: Fantasía.

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Se había encerrado en su habitación llorando en soledad luego de que se hiciera una prueba de embarazo con el té de hierbas que el médico Masumi le había dado y del cual le estaba totalmente agradecido que ser reservado con ese asunto, su asunto.

Si bien el embarazo no era malo, para los elfos el por quedar embarazados era algo milagroso ya que era muy difícil que los del sexo masculino lograran ello por obvias razones físicas y muy pocas parejas del mismo sexo lograban adoptar a pequeños elfos. El problema era que el, Yuuri Katsuki no estaba esperando de ninguno de los de su raza, ni siquiera de uno de las Hadas del bosques (las cuales eran amigos y vecinos de ellos), era de alguien diferente que no solo era parte de la realeza y de gran poder sino que también de la raza que era el enemigo número 1 de los elfos del bosque... Estaba esperando el primogénito de Otabek Altin, rey de los Centauros de las montañas. Si cuando era pequeño y habían descubierto que el hablaba con los centauros le habían castigado severamente ahora peor si lo descubrían en su estado luego de haberlo obligado a no ver al centauro de nuevo, seguramente a el lo matarían de una manera lenta mientras que a su bebé lo dejarían a su suerte en el bosque (los elfos no podían ni veían la manera de matar a bebés, si la naturaleza lo quería el bebé viviría de una u otra manera sino al día siguiente de haberlo dejado este estaría muerto).

Aun en lágrimas no pudo evitar sonreír y pasar suavemente sus manos en su plano vientre, iba a ser mamá  del bebé del ser que tanto amaba. Sus lágrimas dejaron de caer y su mente comenzó a divagar en alas travesuras y aventuras de su niñez y además de la vez que encontró al centauro.

"Más bien el me encontró a mi" rió Yuuri al recordar aquello.

*Flashback:*

Yuuri se encontraba jugando a las escondidas en una parte del bosque, mientras corría para esconderse sin previo aviso tropezó con una piedra y cayó a un pequeño barranco dejándolo con una lesión en su tobillo, si bien no era grave le dolía mucho, con esfuerzo de puso de pie e intentó subir el barranco a la mitad su mano se deslizó y cayó de nuevo esta vez golpeando su cabeza contra el sueño dejándolo inconsciente.

Al despertar se encontró recostado sobre un montón de hojas, estaba aturdido, no sabia donde estaba, un pequeño dolor le hizo ver hacia su tobillo y se dio cuenta de que estaba inflamado y de tono rojizo. Tan distraído estaba que no se dio cuenta que alguien más se acercaba. Estaba a punto de tocar su tobillo cuando una vos le llamó.

-No deberías de tocarlo- Una voz un poco grave le hizo asustar y por consecuencia dio un pequeño salto.

Dirigió su mirada al dueño de esa voz y cuando se vio quien era o más bien de que raza era comenzó a tener miedo, frente a él se encontraba un joven centauro, de cabellera negra alborotada, ojos negros de mirada profunda, su pelaje era castaño y una cola lisa del mismo color de su cabellera.

Aunque tuviese miedo no podía negar que el Centauro le parecía lindo.

Se quedó congelado cuando observó que el centauro se acercaba cada vez más a él, estaba seguro que en cualquier momento iba a llorar, era seguro que lo iba a matar. Al verlo tan cerca cerró sus ojos fuertemente.

-¿Aun te duele?- Escuchó que le preguntaban, abrió sus ojos asombrado por ello vio que el centauro le observaba entre serio y preocupado, así que por miedo de hacer enojar al otro, solo asintió.

El joven centauro le dejó de poner atención y se dedicó a tocar de manera delicada el tobillo lastimado. Se dio cuenta de la gravedad de la lesión y se dedicó a poner sobre esta una crema hecha con distintas hojas y agua. Cuando estuvo listo se dio cuenta que no tenia nada con que cubrir el tobillo, así que sin pensarlo dos veces, rasgó parte del pantalón de seda que llevaba el pequeño elfo y lo amarró.

Always With You (OtaYuu Week)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora