capítulo 3: louis.

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 Siempre habrán cosas que se sientan mejor que otras, y Louis decide que el humo escapando por su boca es una de esas. El sabor pastoso que el cigarro deja cuando se acaba y la manera en la que se queda allí, perdurando, es una de ellas. El sabor amargo de la cerveza fría, bajando a lo largo de su esófago con rapidez, es definitivamente una buena sensación. Las risas que larga mientras habla sobre su último gran logro, son geniales. Se sienten geniales.
No se siente tan bien el dolor de la aguja que perfora su nariz, su hermana asegurándole que es normal que sangre un poco. Jamás le ha gustado la sangre, por lo que acepta y solo cierra los ojos hasta que termina y vuelve a fumar con tranquilidad, ahora un aro negro decora su nariz con algo de gracia. La rubia, Lottie, luce orgullosa. Ella también tiene uno, así como Zayn.

 "Sólo falta que Freddie tenga uno." Bromea el moreno, haciendo a todos reír. Vuelven a chocar sus latas de alcohol con un "hurra", recordando la celebración. Están sentados contra la puerta de local, sobre el cual los hermanos viven, y se trata de festejar el próximo tatuaje de Louis, a un famoso cuyo nombre reconocieron al instante.
Debe agregar que tampoco se siente bien escuchar a todos asegurar que no puede tomar demasiado alcohol, porque es peligroso para su salud y volverá a aumentar su presión. Asegura que ha tomado su medicación como cada día, lo hizo. Lo hace.

 La improvisada charla se ve terminada cuando el bebé llega en brazos de esta buena amiga de Louis, cuyo nombre nunca puede pronunciar. Apaga su cigarro y exhala el humo antes de pararse para recibir al bebé, asegurándose de no tambalearse. Son las ocho de la noche y la mujer le sonríe, diciendo que se ha portado muy bien y que puede volver a llevárselo cuando Louis lo necesite. Acepta, sonriente, viendo a su compañero levantarse y recoger los restos que quedaron en el suelo.

 Están dentro, cocinando y hablando sobre el diseño. Líneas finas, líneas gruesas. Puntillado o sombreado, color, la manera en que lo aplicará, saben que será new school porque es la especialidad de Louis y el porqué lo han llamado. Aún no pueden creerlo, incluso cuando están sentados en la mesa y le cuentan al pequeño, quien claramente no entiende pero parece contagiarse con la felicidad que irradian sus familiares, palmea sus manos y balbucea sin una pizca de maldad, y el hombre suspira porque sabe que si no fuese por él probablemente no estaría aquí. Ni allí. Ni estaría, ninguno de los dos.







 Lleva un año y meses limpio. Lo ha dejado, ha dejado todo por el bebé, por la tenencia. Rehabilitación duró siete meses y fue una tortura, y no cree que hubiese logrado eso sin el incentivo de tener a su hijo, de cuidarlo, de asegurarse de que no pasaría por lo mismo que él.
Porque Briana estaba de cinco meses cuando decidió que no quería a ese niño, y pensaba quitarlo del medio cuanto antes, información que llegó a los oídos de Louis increíblemente rápido, y costó procesarla porque estaba hasta arriba de coca.
Así que una vez que su cerebro logra formar una posición sobre eso, Zayn lo ha metido en rehabilitación y el primer mes es horrible. Y araña las paredes gritando que necesita ese polvo blanco, y su nariz está prácticamente destrozada y no piensa dejar que los médicos lo toquen, ni siquiera cuando le aseguran que está desnutrido y dice que definitivamente prefiere morir. Y puede que busque maneras de drogarse y lo logre, y ahora tenga moretones y marcas en los antebrazos e incluso entre los dedos de los pies.
Y ha gritado y pedido farlopa de todas las maneras posibles, ha intentado ser encantador e intentado también golpear personas, siendo reducido y sedado, le han dado millones de cosas que puede hacer mientras nada consigue su atención.

 Está finalizando el segundo mes cuando se puede mantener decente por medio día, y su hermana está allí con lágrimas en los ojos y diciendo que no puede creer que haya terminado en eso, y es la primera vez que la ve desde que salió del orfanato. Tenía dieciséis años cuando fue escupido al mundo, y habían pasado cuatro años que hicieron estragos en él. La chica, en ese entonces morena, suelta su furia contra un vidrio antibalas porque su hermano, su hermano grande que la ha cuidado desde que sus padres los abandonaron, ha sido clasificado y cosificado como un adicto peligroso y temen que quiera golpearla en su afán de buscar blanca.

 Pero el hombre sólo llora como un niño pequeño, y olvida que tiene veinte años y que ha concebido un hijo, larga agua arrepentida y se drena, porque la mirada de su hermana sigue siendo dura y le está pegando sin tocarlo, y los espasmos en su cuerpo ya no son sólo por la abstinencia.

 "Me fallaste. Nos fallaste. Le fallaste al hijo que ni siquiera quieres, y no podrás lograr nada si no sales de esto." Asegura, enojada y triste, rota, y sostiene sus piezas allí, contra el vidrio, y Louis puede ver la cinta aislante con la que se ha recompuesto.
Hablan durante todo el tiempo posible, y ambos están de acuerdo en que la casa de acogida no ha sido buena con ellos, mucho menos el mundo exterior, pero si algo han aprendido es a aguantar y al final de su visita ambos tienen ojos ajados en un color casi bermellón y pestañas aguadas, y se despiden con una caricia contra el vidrio y una promesa silenciosa, han decidido resistir.

 Esa noche de agosto Louis estuvo mirando el cielo por más de lo habitual, y por primera vez en años pensaba en algo. Su hermana ha mencionado que él solía pasar el tiempo dibujando, y recuerda haberlo hecho. Hace años que no dibuja, o eso cree, pero aún puede ver las constelaciones e imaginar una buena historia, y sabe justo donde unir las estrellas para que quede «algo», por lo que tal vez no está tan perdido.
Así que no duerme esa noche y se dedica a dibujar y dibujar, con destreza perdida y busca inspiración. Recuerda las bandas que solía escuchar, y está casi seguro de recordar al menos dos nombres.


 Pasan dos meses más cuando Louis ha decidido que aprenderá a tatuar, porque le han dicho que es una buena manera de esconder todas esas marcas que ahora adornan sus brazos y piernas gracias a mantenerse limpio y lo que conlleva, se suman a las anteriores, todas marcas vivientes. Y le ha costado horrores pero viene llevándolo bien y siendo una persona diferente a la que entró, y comienza e intenta parecerse a quien era en un inicio. Acepta ir a terapia y se deja tomar por los médicos, le sigue costando mantenerse y la mitad de las veces termina gritando y largándose antes de lograr algo, pero la otra mitad es la que importa. Porque de todos modos no es algo que pueda completamente controlar.

 Es también cuando comprende que su cuerpo ha sido destrozado y está aprendiendo a repararse, y es encerrado en cada arranque de ira y la frustración lo carcome, especialmente cuando nada le sale, cuando su motriz no puede ser peor. Cuando le dicen que seguirá teniendo problemas con la tensión arterial y puede que ese día rompa algo en el camino de vuelta a su cuarto.

 Allí también es cuando le muestran el dibujo como canal, y cuando le hacen pintar mandalas y escuchar música que calma, incluso se ha anotado a un extraño curso de meditación, para tener algo en común con su hermana. Hoy acepta que no funciona tanto en él, pero lo intenta.

 Ha nacido ese niño al que todavía no puede llamar «su hijo» y lo ha nombrado Freddie, en honor a el cantante de la primera banda que logro recordar haber escuchado en su adolescencia. Ese día, increíble salir a la luz del sol social bajo estricta vigilancia, porque parece que ese lugar de rehabilitación es más pijo de lo que supone, y Zayn ha estado allí para apoyarlo e inclusive su hermana le sonríe al verlo llegar.
Cruza un saludo con Briana, quien le ha visto cruzar la puerta y desaparecido, deseándole suerte con el niño. Así que ahora ese bebé de un mes está en el hospital, siendo cuidado, y lo único que Louis no quiere es que lo lleven al orfanatorio.

 Son seis meses en total cuando es declarado de alta, y es libre y podría correr a ese callejón donde sabe que puede conseguir mala coca por una felación, o dos, pero Zayn lo está abrazando efusivo y habla de Charlotte siendo una hermana orgullosa y definitivamente no está listo para verlos decepcionarse. Y, por supuesto, ahora está el bebé que deberá ir a buscar, a quien retiran con papeles que lo acreditan como padre y ha peleado contra sí mismo por ellos. Y ha ganado.






 Actualmente están cerrando las ventanas mientras la rubia prende palo santo entretanto canta, y Louis llega a divisar una mata de rizos que ha visto anteriormente. Se apoya en el alféizar de la ventana mientras observa como esa figura se ilumina y mezcla entre las sombras, alternada, siendo seguida por otra más baja. Sabe quién es.

 "¡Harry Styles! ¡Que vengas, mierda! ¡Estoy cansado de que actúes como niño!" Grita, esa voz que el tatuador sólo ha escuchado una vez y no le simpatiza en lo absoluto, hoy suena enojada y arrastra las palabras, y la figura de Harry camina más rápido y Louis cree oler la angustia cuando lo ve correr.

impregnado ; lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora