Querida Kylie, ¿te molestaria dejar de reirte como maldita foca con asma?

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Después de ese raro pero agradable choqué con el adonis, Kylie y yo nos vimos obligadas a comer nuestro almuerzo en el piso recargadas en la pared que daba de frente hacía las mesas de la cafetería, estoy segura que se preguntarán cómo por qué rayos estamos comiendo en el piso, y la respuesta es que después de chocarme con el adonis y ayudar a Kylie con las charolas de comida nos ganaron la última mesa disponible así que no nos quedo otra más que sentarnos en el piso.

En el transcurso del receso nos la pasamos riendo demasiado en verdad ¡DEMASIADO! tanto que nos llamaron la atención por hacer tanto ruido, lo sé es rarísimo, ósea me refiero es una cafetería donde hay muchas personas platicando entre si y todo eso que hacen las personas "normales" pero pues que puedo decir los maestros son raros, no es como que yo sea la más normal, digo estar sentada en el piso riendo como una maldita foca con asma mientras los demás platican tranquilamente sentados en mesas, no es como que muy normal que digamos, además desde pequeña siempre eh pensado que ser normal es aburrido, además yo siempre fui la más ¿Anormal? de mis primas, si mis primas son tan.... no sé cómo explicarlo pero son de seguir una rutina todos los días intentan comportarse como si fueran centro del universo y yo al no ser de esa manera siempre me ganaba malas miradas y murmullos de ellas, mis tías y de sus amigos (que claramente aparentaban ser sus amigos por interés)

Pero bueno dejando todo eso de un lado, Kylie es una maldita loca desquiciada (en buen sentido claro) no dejaba de hacerme reír y la amo por eso, hace mucho tiempo que no me reía tanto hasta el punto de que mi estómago doliera y sentir que mi caja torácica se rompería en cualquier momento.

Después de un rato dejamos de reír o más bien me obligue y la obligue a ella a dejar de reírnos lo último que quería era que nos echaran de la escuela, así que platicamos más sobre nuestros intereses personales y esas cosas.

Cuándo estaba por contarle a Kylie sobre mi familia el timbre me interrumpió dándonos a entender que el receso había terminado y teníamos que volver a retomar las tediosas clases, así que nos paramos obviamente yo fallé en el intento soy tan torpe y despistada qué al momento de pararme eche mi cabeza hacía atrás pegándome accidentalmente con la pared, por supuesto qué Kylie no paraba de reírse.... maldita.

—Querida Kylie, ¿te molestaría dejar de reírte como maldita foca con asma? —le digo entrecerrando mis ojos viendo cómo se retuerce como gusano con sal.

—Es...es...es qué no puedo —dice entre risas.

—¿Sabes que sería bueno? —le preguntó intentado sonar misteriosa.

—¿Qué? —dice limpiando una lágrima de su ojo derecho suspirando repetidamente intentando controlarse.

—Qué me ayudarás a levantarme —le extiendo mi mano, ella la acepta y me levanta de un jalón.

Salimos corriendo como si un zombi nos persiguiera y nos adentramos al salón de clases.

(...)

¡¡¡Si!!! Al fin el momento más esperado de todo estudiante, la hora de salida.

Ya me encontraba en el estacionamiento después de guardar mis libros en el Locker y despedirme de Kylie no sin antes prometerle que la llamaría fui al estacionamiento de la escuela y me adentré en mi auto mi bello y hermoso auto, es un Mini cooper de color rojo, no se pero tengo un raro fetiche con las cosas minis me dan tanta ternura, obviamente que mi auto no podía ser la excepción de mi raro fetiche, puse mi mochila en el asiento del copiloto y encendí mi auto dispuesta a irme, por el retrovisor veo a alguien recostado en un auto específicamente en la puerta del conductor viendo así mi dirección, me acercó un poco más al retrovisor y achino los ojos para poder divisar a la persona, cuándo por fin logró hacerlo una sonrisa se forma en mi cara... vaya, vaya, si es el adonis, el al darse cuenta de que lo observo tanto como el a mí me regala una sonrisa que ocasiona que quede semi muerta, él niega con la cabeza y abre la puerta de lo que supongo es su auto y se adentra en el y se va.

Yo me quedo como idiota viendo como el se aleja.

—Esa sonrisa, esa maldita sonrisa —susurró y niego con la cabeza mientras arranco y me voy de ahí.

La vida de Maya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora