N O V E N T A Y O C H O

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No fue uno alegre como me lo había estado imaginando; no fue uno que despertó y salvó a la bella durmiente.

Más bien fue uno que la durmió para siempre, porque las máquinas a nuestro lado dejaron de sonar después de unos segundos de aquella acción.

Los doctores y enfermeras empezaron a entrar en manada hacía su habitación y no hace falta mencionar que me alejaron de ella... que lágrimas empezaron a caer a través de mis mejillas.

Nunca estarás solo © (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora