2. Ruptura dolorosa.

164 18 2
                                    

*Foto multimedia: Theo James (Damián White).

Narrado por Damián White.

-No puedo más con esto, Damián-articuló Christina, mi novia, o bueno, lo era.

-Pero Christina, amor, puedo cambiar, no me dejes, sé que soy un desastre. Pero no lo hagas-supliqué con lágrimas resbalando por mi rostro.

Estamos sentados en los sillones negros de mi apartamento, ella en uno y yo en otro.

-¡Estás enfermo, Damián! No puedo estar con alguien así-su tacto estaba siendo bastante calmado conmigo. Me duele saber que para ella esto está siendo muy fácil, y si no es así, pues eso me está demostrando.

Christina es una mujer increíblemente hermosa, tez blanca, cabello sedoso y con ondas al final, llegando hasta un poco más por debajo de los hombros y de un fascinante tono rubio que si te quedas mirándolo fijamente sientes que te deja ciego. Tiene unas cejas no tan pobladas, pero perfectamente delineadas, debajo se encuentran unos bellos orbes azules pálidos que desatan todas tus emociones en un solo segundo, adornadas por unas largas pestañas, las cuales le proporcionan un aspecto tierno y coqueto. Y por fin mi parte favorita de la deslumbrante anatomía de esa mujer, sus labios, esos rojos y delgados labios hermosos, hacían despertar dentro de ti un mar de sensaciones y llevarte a sobrepasar los límites de la locura.

Christina en estos momentos porta un vestido negro escotado que finaliza un poco más arriba de las rodillas, ese trozo de tela devora a la perfección su esbelto cuerpo, dándole cierto volumen a sus curvas, delinean esos pequeños pechos y esos glúteos de una manera impresionante.

-¡¿Damián, me estás escuchando?!-gritó Christina alejando mis pensamientos de su cuerpo.

-Sí, pero podemos intentarlo juntos ¿Verdad?-hice un puchero. La piel de mi cara se siente áspera, las lágrimas comienzan a secarse.

-¡No! Damián, tal vez pensarás que soy muy dura contigo-su voz empezaba a cortarse-.Y si lo intento, no sé con cuál de los tantos Damián que me has demostrado podría hacerlo. No sé si con Michael, Alexander, Adam, Christopher o el mismo Damián, ya no sé quién eres-derramó una lágrima.

-¿Es por mi trastorno de identidad?-la miré con expresión seria.

-Sí, no puedo vivir contigo si sufres de trastorno de identidad disociativo. Entiéndeme Damián, aparte de ser una persona diferente a cada momento, eres demasiado impulsivo, no te controlas, te alteras por nada, no recuerdas varios de los momentos que hemos pasado juntos o las cosas malas que haces, has intentado suicidarte. Y simplemente ya no puedo más.

-Eso mismo Christina, si te pierdo no seré nada-Acerqué mi cuerpo a dónde se encontraba, me arrodillé y tomé sus delicadas manos-Tú me ayudaste, y nunca dejaste de hacerlo estos cuatro años que llevamos juntos, ambos tenemos veinticinco años de edad y portamos una relación desde los veintiuno, ya sea con cualquiera de mis personalidades, he vivido momentos maravillosos a tu lado, me derrumbo y tú me ayudas a levantarme. Podemos ir a terapia y...

-No, Damián- interrumpió-Estás haciendo todo más difícil de lo que es, en estos últimos meses he estado viendo a un chico, y creo que me gusta. No creas que es por eso que estoy acabando lo nuestro, simplemente no soy feliz contigo y Damián, yo quiero niños saludables, quiero una familia llena de felicidad y estabilidad. Y contigo, supongo que será imposible lograr lo que quiero.

-Pero, podemos resolverlo-supliqué desbordando lágrimas. Justo ahora tengo un nudo en mi garganta.

-Oye, Damián, no niego que en su momento me regalaste situaciones increíbles y me hiciste la mujer más feliz de este mundo, pero ya no es lo mismo. Y es más el tiempo que ocupamos en intentar resolverlo que el tiempo que tomo reconstruyendo mi vida-dijo mirándome con esas perlas que lleva como ojos.

-Pero no puedo soportarlo solo, te necesito, en serio-mi corazón estaba por destruirse.

-Trata de entenderlo, Damián, no lo compliques más por favor.

-Tú eres mía, no puedes ser de nadie más, no te lo permito.

-No eres nadie para decirme eso, tal vez tú me necesitas, pero yo a ti no. Adiós, Damián, vendré el domingo para ver cómo sigues, no hagas nada que te perjudique-expulsó antes de soltar mis manos y dejarme tirado en el piso de aquel apartamento. Por un momento pensé en seguirla, pero caí en cuenta de que se iba a molestar más. Tal vez ella tiene razón y soy solo un puto desastre que no le traerá nada productivo en su vida, ni hijos saludables, ni un esposo que la haga feliz...no le daré algo que lleve el nombre de "vida".

***

¡Holaaa! Capítulo 2. Seguiré publicando después, espero que les haya gustado, recuerden votar. Los amo.

Loca ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora