8. Las hazañas de Alexander White.

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*Foto multimedia: Cody Christian (Lucas Kelley)*

Narrado por Damián White.

Me removí entre las sábanas blancas, no tenía ánimos de levantarme, y el dolor punzante en mi cabeza no ayuda en lo absoluto. Giré el cuerpo, evitando el contacto de la luz escurridiza contra mi rostro, buscaba un cuerpo con mi mano, y ahí fue dónde caí en cuenta de lo que sucede, la chica se había ido. Abrí mis ojos desconcertado y efectivamente, no había rastro de ella en la habitación. Mierda. ¿Por qué se habría ido? Sólo mis prendas están regadas por el lugar, nada de ella. Absolutamente nada.

De hecho ahora que reflexiono y retrocedo para recordar mis acciones, sólo recuerdo haberla traído a la habitación y comenzar a besarnos apasionadamente..., después de eso, nada. También recuerdo su nombre y apellido, "Emma Jackson", hermoso realmente, con respecto a su apariencia son breves los flashes que llegan acerca de ella. Cabello negro, oscuro, muy oscuro; con ondas, largo. Piel blanca que hacía perfecto contraste con su melena, recuerdo su lunar arriba de los labios. Pero más de eso, no llega nada.

"Encuéntrame".

Sonó como si alguien me hablara, como si fuera ella, pero evidentemente no estaba.

"Encuéntrala".

Esta vez la voz era masculina, con cierto parecido a la mía. No es la primera vez que sucede algo como esto, siempre llegan extrañas voces, susurrándome algo, tentándome a ejercer alguna acción o simplemente hablando. Es uno de los síntomas del TDI. Ignoré por completo las voces, dispuesto a dejar esa cómoda cama y levantarme completamente desnudo hacia mis prendas para vestirme y salir de ese club de una vez por todas, tomé el bóxer deslizándolo por mis piernas hasta llegar a mi cintura, igual con los pantalones y por último me coloqué el polo. La ropa tenía una pizca de olor a alcohol, pero nada evidente.

Salí, cerrando la puerta con la llave, imaginando a Emma mientras lo hacía, es la primera chica con la que me acuesto que se va sin decir nada, normalmente soy yo el que las deja descansando. Con eso deduje que es inteligente, siempre un paso delante de los demás.

-¿Damián?-escuché detrás de mí, giré en seco, encontrándome a Lucas saliendo de otra habitación- Pensé que te habías ido anoche. Espera. ¿Acabas de salir de esa habitación?-se echó a reír.

-Sí-murmuré extrañado por su comportamiento.

-El gran Alexander White lo hizo de nuevo. Debo preguntarle a ese chico su técnica-No dejaba de reír a carcajadas-. ¿Fue con la chica del bar? Te observé hablando con ella anoche.

Asentí confundido un instante sin saber de qué habla. Mierda. Ahora todo tiene sentido, por eso no recordaba nada. El maldito Alexander estuvo actuando en ese momento. Tragué saliva antes de responder.

-Él, ¿estuvo aquí?, ¿no fui yo el que habló con Emma?-pregunté con voz nerviosa. Siempre que fijo mi atención en alguna chica, sale a relucir una de las tantas personalidades que abordan en mí gracias al TDI (Trastorno de identidad disociativo), Alexander White, es una de las más frecuentes.

-Amigo, lamento decirte que sí-dijo cerrando la puerta de la habitación donde durmió, se acercó a mí dándome palmadas en el hombro en forma de consuelo-. Mira el lado bueno, él es bastante bueno con las chicas, tú, lo hubieses estropeado.

-¿No me ayudas lo sabes?-resoplé molesto- Tal vez será bueno conquistando y seduciendo, pero después del sexo es un completo idiota.

-A mí me cae bien-soltó Lucas.

Le lancé una mirada fulminante y él se calló de inmediato.

-¿Y qué tal estuvo?-preguntó. Lo miré confundido- El sexo-aclaró.

-No lo recuerdo-murmuré frustrado-. Mejor no hablemos de eso. ¿Tú con quién estuviste?

-La pelirroja-contestó-, ¿la recuerdas?

Negué con la cabeza incómodo. Lucas ya está acostumbrado a esto, pocas veces recuerdo cosas siendo alguno de los otros chicos, normalmente son pequeños fragmentos los que se quedan. Al menos el recuerdo de Emma se quedó conmigo, es lo único que me interesó de ayer.

-¿Qué tal estuvo?-pregunté para combatir el silencio.

-Era una experta, debiste ver cómo se comía la...-comenzó a decir y lo detuve.

-¡Aguarda! No quiero saber-reí y él respondió mi risa-. ¿Nos podemos ir? Mañana retomo la carrera de medicina y quiero dormir.

-Vale-accedió.

Salí con Lucas del Club Space y cada uno se fue a su apartamento. Tenía que descansar y estudiar algo para mañana, retomo las clases en "La Universidad de Miami", siempre es bueno volver con la mente fresca.

Abrí la puerta de mi apartamento y dentro, sentada en mi sillón se hallaba Christina.

-¿Qué haces aquí?-pregunté enseguida. Creo haber sonado grosero, se levantó del sillón.

-Dije que vendría a verte el domingo para ver cómo sigues, el otro día te dejé muy mal-tragó saliva y desviaba su mirada de la mía-. ¿Estás bien?

-Sí, estoy bien,  si eso es lo que te interesa saber. Disculpa si te hice esperar, ayer salí con Lucas-dije buscando un vaso de agua en la nevera.

-Lo noté, hueles a alcohol. Damián sabes lo peligroso que eres cuando bebes-comenzó con tono preocupado-. Puedes cambiar a ser cualquiera de los chicos, y luego no recordarás nada y...

-Eso es problema mío-la interrumpí. Odiaba tratarla así pero me ayuda a no derrumbarme.

-Sé que estás resentido porque rompimos. Pero es mejor para los dos- consoló.

-Más para ti que para mí-respondí. Esto ya está algo incómodo-. Puedes irte con ese hombre que has estado viendo, ¿de qué trabaja?

-Es profesor en tu universidad-contestó.

-A qué bien-tome un sorbo de mi vaso con agua-. Oye, mañana retomo mis clases y quiero estar solo para estudiar, ¿puedes irte?-supliqué.

-¡Ah, sí!, claro, caminó hasta la puerta y antes de cerrarla para irse. Se detuvo-. Adiós, Damián.

Escuché el sonido al cerrarse la puerta, esperé unos cuantos minutos. No puedo más.

-¡Maldición!-grité antes de arrojar el vaso de vidrio contra la pared. Comencé a desbordar lágrimas.

***

¡HOLAAAA! Pobre Damián:(. Espero que el capítulo 8 les haya gustado, los amo, gracias. Recuerden dejar su voto y algún comentario, gracias!

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