O2 。 ❛ exhibición. ❜

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-Ah, qué pereza... -suspiró Yuzuki cargando con su mochila escolar mientras se masajeaba la frente con suavidad.

La jornada escolar había tocado a su fin y tenía que asistir en breves al entrenamiento de los chicos del vóley esos. Estaba bastante irritable, algo no muy común en ella. ¿Por que narices aquella rubia era tan insistente? Yuzuki dejó escapar un gruñido a la par que volvía a agitar su cabeza. No quería recordar como aquella chica había interrumpido su entrenamiento.

-Sólo tendré que ir y ver... ir y ver... ¡nada más! -se repetía constantemente entre susurros. - Y así me dejará de una vez en paz.

Pero aquello de automotivarse no le daba frutos y la ponía aún más nerviosa, sobretodo porque volvía a recordar la intromisión de ayer. Los recuerdos comenzaron a bombardear la mente de la pequeña bailarina y la pusieron tan nerviosa que comenzó a morderse las uñas.

Mientras tanto, Kagura estaba que no cabía en sí de la felicidad que experimentaba en esos momentos. Temblaba tanto de la emoción que algunos profesores la llegaron a preguntar si tenía que ir al baño o algo similar, a lo que ella negaba divertida.

Sugawara notó la inquietud de su amiga e intento calmar aquel terremoto de energía, pero fue inútil. No surtió efecto, y eso que tenía varios planes en la manga...

Daichi insistía en arrastrarla por los pasillos del instituto para tranquilizarla, y eso hicieron durante el descanso del recreo. Pero aquello tampoco funcionó y llegó a dar los resultados contrarios, pues a Kagura le pareció algo realmente divertido.

-¡Por favor, cálmate, Kagura! -exclamó (y medio-imploró) el peligris, el cual ya carecía de ideas. Tan solo quedaba el "Plan Z", que consistía en darla un sartenazo.

-¡AAAH! ¡NO PUEDO, SUGA! ¡POR FIN VOY A CONSEGUIRLO, POR FIN! -respondió entre gritos la ojiazul. Tenía un brillo especial en su mirada.

Los compañeros de la clase 4 comenzaron a mirar a aquellos dos con extrañeza, aunque no dijeron nada. Aquellos arrebatos de felicidad eran algo que comenzaba a ser normal en su compañera de clase.

El capitán del equipo masculino de vóley se cruzó de brazos y dejó escapar un resoplido. En el fondo, aquella situación le hacía algo de gracia.

-¡Ya es la hora, Suga, ya es la hora! -vociferó Kagura levantándose de su asiento enérgicamente y agarrando a su compañero de los hombros para agitarle.

-Y-ya... -asintió Sugawara con una gota de sudor descendiendo por su mejilla. A veces no sabía qué hacer con su amiga.

Daichi sonrió al ver la escena que Kagura protagonizaba y les mandó ponerse en camino hacia el club de vóley. Tenían que llegar antes que la pelirroja invitada para avisar a los jugadores o sino se armaría un gran revuelo entre éstos. Sobretodo en dos que conocían realmente bien .

-¿Qué crees que dirán Nishinoya y Tanaka al ver a Yuzuki? -dijo la capitana riendo con grandes carcajadas mientras se cambiaba la bolsa del club de brazo para así no cargarse demasiado.

-Eso es lo que me preocupa. -resopló Daichi llevándose una mano a la cabeza. Conocía realmente bien a aquellos dos y no eran el preludio de nada bueno.

-Ya. ¡La chica es muy mona! Será gracioso, je, je. -comentó ella dándose unos toquecitos en la nariz de forma pensativa.

Entre risas y bromas, los 3 amigos llegaron al gimnasio, el cual estaba todavía vacío. Fueron ellos quiénes tuvieron que abrir.

-No hay nadie... -suspiró la rubia desperezándose. Aquello de estar 6 horas y pico sentada en una silla provocaba que se le atrofiaran algunos músculos y, a la vez, la agobiaba. Dejó caer su bolsa de deporte donde estaba su equipación y sus zapatillas negras. De nuevo, se estiraba como si se tratara de un felino.

AS SIMPLE AS BLACK 。 haikyuu !! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora