O8 。 ❛ despliega tus alas. ❜

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Yuzuki aguantaba su botellín de agua con las manos temblorosas a causa del titánico esfuerzo vivido en la primera parte del partido. Bebió un sorbo y sus glaucos orbes observaron con tristeza e ira combinadas el marcador de puntos, el cual se mofaba de ella con una desventaja de 5 puntos por parte del Karasuno.

-Tranquila. -trató de sosegarla Kagura sin apenas mirarla ya que su mirada se encontraba revoloteando por las gradas.

La curiosa pecosa se puso a mirar también al público allí presente para ver si lograba ver lo que Kagura buscaba.

-Mira a tu izquierda, en la segunda fila. -indicó la rubia antes de dar un gran trago a su botellín de agua- Son las chicas del Seijo. No me gusta admitirlo pero tendremos que sacar todos nuestros ases de la manga en este partido si queremos pasar a la siguiente ronda.

-¿Eh? -inquirió la pequeña líbero sin entender a qué se refería su compañera.

-Hablo de que no quería mostrarles a los rivales todos nuestros "trucos". Nunca me ha agradado demasiado.

-Oh... ¿así que eres una mujer llena de sorpresas?

-Efectivamente. -contestó la capitana dirigiendo sus cerúleos iris al marcador, como anteriormente hizo Yuzuki- Por lo tanto, en la segunda parte van a cambiar las tornas, ¡vaya que sí! Ya no nos contendremos.

Yuzuki bajó la cabeza apenada. Escuchar esas palabras de parte de Kagura hacía ver que todas las chicas del equipo no habían estado dando el máximo; aunque ella, sin embargo, lo intentó a tope desde el minuto 1 y no consiguió parar ni dos remates seguidos de parte del equipo rival. Aquello la desmotivó a sobremanera.
¿Cómo iba a afrontar la segunda parte entonces? Estaba cansada y con algunas magulladuras causadas por su imprudencia de antes. Habría de hacer un gran esfuerzo por Kagura, por el equipo y por todos sus amigos del club de vóley masculino.

-Será mejor que dejes los nervios atrás. No son buenos, para nada. -le dijo Kagura, con una sonrisa, a su amiga.

La pelicaoba comenzó a jugar con sus manos algo culpable. Lo que le pedía su capitana era imposible. Se consideraba una persona de lo más nerviosa, ¿cómo cambiar eso en menos de 5 minutos?

-L-lo intentaré... -alcanzó a decir la pequeña jugadora con decisión.

-Esa es la actitud. -volvió a sonreír la ojiazul- Ahora dirige unas palabras de ánimo al equipo.

-¡¿Q-QUÉ?!

-Vamos, están igual o peor que tú. Da a entender que tenemos que afrontar esto con calma o nos volvemos a casa.

-B-bueno... a ver qué tal...

-¡Bien! ¡Chicas, Yuzuki quiere deciros algo! -las llamó la medio-alemana.

Todas las integrantes del femenino se giraron repentinamente y Yuzuki maldijo mentalmente el arrojo que tenía su compañera. Tomó el aire necesario para llenar sus pulmones y lo soltó. Abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar de inmediato. ¿Qué se debía de decir en un momento así?

-¿Y bien...? -cuestionó Aimi un tanto expectante.

-¡Nosotras tampoco permitiremos que vuelvan a osar llamarnos «rivales hundidos» o «cuervos sin alas»! -exclamó la pecosilla cerrando sus ojos y apretando sus puños con fuerza.

La capitana parpadeó un par de veces, algo incrédula, y pocos segundos después esbozó una gran sonrisa en su rostro. Aplaudió varias veces, de una forma lenta y luego levantó el dedo pulgar.

-¡Vamos! Creo que ni yo misma lo habría expresado mejor. No debemos permitir que digan que nuestras alas están rotas. Hemos estado luchando por esto. Nos hemos curado y ahora volveremos a volar. -soltó la capitana señalando la gran pancarta negruzca que colgaba de las gradas.

Y aquel pequeño discurso se terminó cuando el árbitro hizo sonar el silbato.

Todas las chicas del Karasuno se habían colocado en sus respectivos puestos en la cancha y tenían los ojos en la pista de sus oponentes.

Sus compañeras se habían concentrado algo más y Kagura, quién tendría que sacar, no podía decepcionarlas. Respiró de forma lenta y se colocó unos mechones rubios tras la oreja. Agarró el balón de vóley y lo golpeó unas cuantas veces contra el suelo. Debía sacar ya. Se alejó unos pasos de la línea de saque y cogió carrerilla.

"Flotante con salto".

Tras dos pasos y un impulso, Kagura lanzó el balón y lo golpeó sin piedad. El proyectil pasó la red sin ningún tipo de problema y engañó a las jugadoras del otro equipo, consiguiendo así un punto directo. La grada aplaudió entusiasmada por aquello mientras Yuzuki lanzaba una mirada bastante sorprendida a Kagura.

« Así que esto era algunos de los ases que la capitana se guardaba en la manga... »

La rubia tan solo pudo marcar otro tanto de forma directa, ya que la siguiente vez fueron capaces de recibir su saque. El partido se volvía a tornar dinámico, pero la medio-alemana no solo había conseguido dos puntos, también había logrado unos minutos más de descanso para sus jugadoras, y lo más importante: confianza.

El Karasuno masculino estaba calentando para salir a la pista, pero, no muy lejos de allí, había un equipo que disfrutaba de su limitado tiempo libre. Dicho grupo optó por acercarse a las gradas, atraídos por aquel griterío por parte de los espectadores.

-¿Qué equipo está jugando en la tercera pista? -preguntó, con una voz algo aburrida, el capitán masculino del Seijo.

El peli castaño, de orbes marrones, estaba con sus brazos apoyados en la barandilla y observando, de forma algo perezosa, los cuerpos de jugadores y jugadoras. En un principio, el otro joven que acompañaba al capitán le ignoró de una forma vil, lo que enfureció al oji avellana- ¡¿Pero es que no me has oído, Iwa?!

-Cállate, Burrikawa. - gruñó su amigo, Iwaizumi, mientras se cruzaba de brazos, sentándose bien el la grada. - Si te dan un horario lo miras y punto.

Oikawa hizo un mohín algo infantil y agarró aquel papel que tenían todos los equipos, un horario en el que les ponían los partidos y las canchas donde ir e incluso las horas de entrenamiento. Durante unos instantes el chico repasó los nombres de los equipos.

-¡Aquí está! Cancha tres: Karasuno... ¡Oh, Karasuno! -soltó sorprendido a la par que agitaba el papel justo delante de la cara de su compañero, quien, como era de esperar, no esperó para gruñirle y agarrar el papel estando a punto de hacerlo una bola- Juegan el Yin y el Yang... -y con aquello se refería a las dos chicas con las que se había cruzado más de una vez. La líbero y la capitana- Parece que no me voy a aburrir tanto...

AS SIMPLE AS BLACK 。 haikyuu !! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora