Shiro

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De noche, una varga un quinteto...

Es una noche como cualquier otra, puedes asomarte por la ventana y lo único que encontrarías sería oscuridad y tantas estrellas imposibles de alcanzar. Keith suspira frustrado, piensa en simplemente subir a su león y viajar a la velocidad de la luz hasta que pueda alcanzar un astro, y tal vez así mostrarle a la persona que más le importaba en todo el mundo que nada era imposible, cómo hacer que se quedara con él para siempre.

Todavía podía recordar los momentos en que ambos reían de cosas tan tontas que la Princesa Allura se limitaba a voltear los ojos irritada. Y esos momentos, aunque quisiera no podría sacarlos de su mente, casi como una cuchilla Mata-Monstruos Roca muy profundo en su pecho y cada vez que pensaba en ello, alguien tomaba el mango y lo retorcía sin piedad. Y esa persona era Shiro.

—¡Qué farsa! —exclama el pelinegro con un susurro.

El tono de su voz no era la única razón de que nadie lo escuchara, Lance había puesto música de pésimo gusto, Hunk estaba balbuceando con la boca llena alrededor, Pidge practicaba alteano con la princesa y Coran arriba de la música y ninguna señal de él aún.

Hunk había preparado algo parecido a lo que sería un pastel en la tierra, pero éste, con especias espaciales. Leer lo que había escrito con mermelada verde era denigrante, incluso para él mismo. Y Keith no podía creer lo tranquilos que se veían todos, a juzgar por la situación;

A pesar de que Zarkon había sido derrotado, los Galra están siendo controlados y alejados de planetas con gente inocente y aliada, el hecho de que Lance estuviera pinchando música de porquería, Hunk sirviendo más aperitivos, Pidge entusiasmada con lo que aprende y Coran y la Princesa sin hacer nada era tan desesperante para Keith que quería gritar. Sí, quiere gritar lo harto que está de la patética fiesta que apenas comenzaba.

Quiere gritarle a Lance que su gusto es horrible y que ninguna chica se fijará en su actitud de intento de seductor.

Quiere gritarle a Hunk que sus galletas y pasteles son una pérdida de tiempo y tan vergonzosos que pudiera vomitarlo tantas veces como él puede en un tick.

Quería decirle a Pidge que nadie le importa su espantosa pronunciación Alteana.

Y oh, cómo quería gritarle a Allura. Quería dedicar la mejor parte de su ira a ella y su decisión de quedarse callada con algo tan importante.

Keith tensó la mandíbula, tenía el sentimiento que sus dientes se romperían de tanto rechinarlos. Sin embargo, a pesar de sus deseos impulsivos e hirientes, decidió callar, tragar y quedarse de brazos cruzados en la esquina de la habitación. ¿Qué más podía hacer? Es lo que todos intentan decirle que haga.

Keith había roto varios "récords", uno de ellos era contener todos sus impulsos; de salir corriendo, llorar y gritarle a todos. Pero el más difícil es quedarse sin hacer nada.

No es justo. Golpeó su bota contra el suelo.

— ¡Shiro! —dice Hunk.

Levanta la vista de inmediato. Shiro está de pie en la puerta, su rostro refleja su sorpresa de verdad, sonrió agradecido.

Keith bajó la vista de nuevo aguantando las ganas de golpearlo.

— ¿Qué es esto? —Shiro lee la pancarta arriba de las cabezas de los demás.

Ésta dice "Bon Voyage" y entre paréntesis la misma palabra en alteano.

— ¿Te gusta mi pancarta? —pregunta Pidge.

Denigrante y penoso, creyó Keith.

—Es... ¡muy buena, Pidge! Gracias.

Lance cambia de canción, primero reproduce la marcha fúnebre, pero lo cambia enseguida. Reproduciendo mejor una balada tranquila de guitarra acústica y arpas. Keith siente que sus hombros se relajan al igual que el nudo en su garganta que le impedía atacar verbalmente a sus compañeros y amigos. Keith traga tanto la bilis como sus lágrimas.

The Only Boy In The Galaxy | VOLTRONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora