The Only Boy In The Galaxy | VOLTRON

Lance

2/2 (asegúrate de leer el mini capítulo Shiro y Keith para leer este)

Nunca entendí porque algunas personas preferían sufrir por alguien que hacer algo al respecto con sus vidas. Tener el corazón roto que afrontar lo que tienes por delante. Encontrarle a la vida el lado bueno de las cosas, como tus amigos. Como tu familia.
La primera vez que vi su rostro vulnerable fue una noche en la que no pude dormir. Escuchaba su voz detrás de mi pared sufrir, quejarse como tuviera un dolor muy severo en el estómago. Y ahora me doy cuenta que no era el dolor en su estómago, era muy profundo en su corazón
¿Por qué alguien tan apuesto, talentoso como Keith sufriría una ruptura del corazón? Podría tener a cualquier chica que él quisiera, sin embargo, aún se engancha con la persona que, según cuentan, ha estado con él casi toda su vida. Podía estar en cualquier lugar, él sólo quiere estar a su lado.
Rodé por la cama aun escuchando sus irremediables sollozos de la habitación de al lado.
Las paredes no son tan gruesas cuando se trata de un lloriqueo tan intenso como ese.
Cerré los ojos.
Me gustaría que alguien me amara tan profundo como eso. Todas las citas que había tenido terminaron mal para ambos. Para ella, fui doce minutos que no volverán. Para mi otro intento fallido de colocar mi brazo alrededor del cuello de una chica, llevarla a mi coche y tomarnos fotos juntos. Pero jamás me atormenté al respecto. Porque, al fin y al cabo, qué importaba teniendo una familia, amigos y una meta.
Creía que la gente con el corazón roto era gente que se esmeraba por conseguirlo y no veían nada más que eso; un espacio vacío.
Y ahora yo, estoy en mi cama, como aquella vez. Ya no escucho sus lamentos, ahora reprimo los míos.
Levanto la mano y alzo el meñique, mirándolo con apatía.
— El pulgar es favoritismo —recito palabras que me enseñaron desde niño— El índice para liderar, el corazón para individualidad. El anular afección y el meñique enlaza no sólo promesas que te llevarás a la tumba. Por eso es tan importante.
»Porque algún día crearás promesas que durarán para siempre con esa persona, Lancey.«
Escuché la voz de mi madre en la cabeza.
Nunca creí que me sentiría tan melancólico ahora... Ahora que él ya no estará conmigo. Ahora que recuerdo a mi madre haciendo juegos de manos.
Bajo mi brazo y vuelvo a cerrar los ojos.

Quiero hundirme profundo en el mar, que me aplaste la presión de estar en el fondo, sentir la paz que es ser sujetado por la nada y jamás salir.
Toda promesa.. es una mentira. Hay cuatro paredes acorralándome, pero ninguna es la que prometió cumplir su función. Y odio admitir que lo quiero, lo quiero aquí y ahora. Lo quiero en mi cama, hablándome, discutiendo, dormido. Lo necesito ahora. No puedo más con esto.
Joder y ahora me siento tan egoísta de decir, que nunca creí que Shiro volvería.

Keith no está en el castillo, ni siquiera creo que esté cerca de cien mil kilómetros a la redonda de donde estoy. Se fue con él... tomaron una cápsula y se fueron por Dios sabe cuánto tiempo a hacer Dios sabe qué.
Me levanto de un salto de mi cama y ando a toda velocidad por los pasillos.

Es como aquella vez...

»Hace unos meses...

Lance corre por los pasillos, dobla a la derecha y entra en una habitación ajena en pánico. Estaba rojo como remolacha y sudaba como jamás en su vida. Hunk dormía en su propia cama, hasta que la luz automática lo despertó y los constantes jadeos de su amigo. El grandulón se talla el ojo mirando a Lance.
—¿Qué pasa, tío?
Lance se cubrió la boca y miró fijamente a el chico que despertaba poco a poco. Cuando vio la mirada perturbada de Lance se sentó en la cama y abrió la boca. Lance no dijo
nada y eso fue suficiente para hacerle saber qué había pasado
—TIIIIOOOO.— Hunk entonó boquiabierto.
Lance había besado a Keith por primera vez.
Cuando al fin lo asimila, Lance relajó los hombros y suspiró. De verdad había pasado. En su vida creería que besaría los suaves labios de Keith. Pero ahí estaba; la sensación del beso en toda su boca, el calor de su pecho y el palpitar atronador en sus costillas