【Los hermanos Stonewall】 「Saga: Hermanos」

【Prólogo】

Soy Karma Stonewall, la hermana mayor de Caleb Stonewall, el centrocampista de la Royal Academy y el Inazuma Japón. Me suelo expresar con sarcasmo, soy bastante borde con los que no me interesa establecer una amistad, soy muy orgullosa y odio quedar mal. Caleb y yo somos como dos gotas de agua en cuanto a la forma de ser, pero si nos comparas nuestro físico nunca pensarían que seria su hermana. A veces utilizo mi físico para conseguir cosas o convencer a alguien y la mayoría de las veces funciona. En fin, esta es nuestra historia...

Seis años atrás, una noche de abril, escuché a mis padres discutir. Cerré la puerta para que Caleb no se despertara y me senté junto a su cama. Sin darme cuenta me dormí, porque cuando Caleb se tropezó conmigo, ya era de día.

-¿Karma? ¿Que haces durmiendo aquí?-Dijo confundido desde el suelo. Se había tropezado conmigo al salir de la cama y cayó.

-¿Eh? Ah, si, anoche se me olvidó cerrar la puerta y me quedé dormida aquí.-Bostecé y me estiré perezosamente. Abrí el armario y cogí una camiseta, una sudadera, unos leggins y unas deportivas. Fui al baño, me lavé la cara y me vestí.

Bajé y escuché a mi madre hablar por teléfono. Sin embargo había algo que no cuadraba. Hablaba de que nos iba a abandonar. Subí corriendo a nuestra habitación y cogí una mochila, metí algo de ropa, el dinero que había ahorrado durante tres años, el pequeño teléfono que me habían regalado las pasadas navidades y mi diario. Cogí otra mochila y metí algo de ropa para Caleb, algo de su dinero, cuatro o cinco cosas más esenciales. Salí por la puerta trasera y escondí aquello en un callejón y volví a casa como si nada hubiera sucedido.

-Caleb, Karma, bajad a desayunar.-Nos llamó nuestra madre.

-¡Ya vamos!-Contesté.

En la mesa había unas tostadas con mermelada y una jarra de leche. Desayunamos hasta no poder más y salimos al jardín.
Cuando entramos nuestra madre nos cogió de la mano a cada uno y nos llevó a la entrada. Aquello estaba lleno de gente.

-Tenéis que haceros fuertes para que no os pase lo mismo que a vuestro padre...-Dijo con el rostro ensombrecido. Nos dejó en la calle y dijo-Ahora vayan a jugar al parque.-Algunas lágrimas caían por sus ojos verdes y volvió a casa.

Caleb estaba confundido. Le cogí de la mano y le guié hasta donde escondí las mochilas. Le di la suya y yo cogí la mía. Andamos durante una hora sin rumbo. Entramos en un callejón oscuro pero bastante acogedor. Me senté en una esquina junto a Caleb, le abracé y se durmió. Yo no podia dormir, tenía miedo.
Habían pasado varias horas cuando noté que alguien se acercaba a nosotros.

-Ahí hay alguien.-Dijo una voz de un chico.

-Son dos críos.-Habló otro muy cerca de nosotros.

-Tu, niña, este barrio es nuestro.-Un tercero me cogió del pelo-Marchaos de aquí.

-No quiero.-Dije con algo de miedo.

-La niña nos salió torcida-Rió el segundo.

-Pues, ¿habrá que enseñarles?-Dijo el primero haciendo crujir sus nudillos.

-¡Si!-Rieron los otros dos. Yo los miré con miedo, pero intenté no mostrar nerviosismo. Proteger a mi hermano era lo único que tenía en mente.

Unos minutos después tenía adoloridos los brazos, la cintura y casi no podia mantenerme en pie.

-¡Por encima de mi cadáver tocaréis a Caleb!-Apoyé una mano en la pared para poder aguantarme en pie y di un corto paso.

-¡Qué miedo!-Rieron ellos. Me dieron una patada y caí al suelo, estaban a punto de aplastarme el pie contra la cara cuando alguien me salvó.

-Soy Edward Hawkins.-Se presentó un chico con el pelo lila ayudándome a levantarme.

-Yo soy Karma Stonewall.-Dije bastante asustada y adolorida.

-Vente a nuestro barrio.-Le miré preocupada-Te enseñaremos a defenderte, tendrás comida y un lugar donde quedarte.-Asentí y cogí a mi hermano de la mano.

Después de unos veinte minutos de camino llegamos a otro barrio. Edward me dejó en una habitación.

-Esta es la única habitación que nos queda libre. Siento que sólo tenga una cama.-Se disculpó-Creo que será mejor curarte esas feas heridas-Asentí y él cogió un algodón, un bote de desinfectante y unas vendas.

Nunca me imaginé que terminaríamos así, que nuestra familia nos abandonara y en uno de los barrios de las bandas junto a unos desconocidos.

Sakura Aino