Cap 16- 300 almas II

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Al ser arrastrada a pocos metros de la entrada del calvario eterno al cual era merecedora, se apareció sin más ni menos aquel quien la había arrojado a ese sitio. Con agobio y desespero ella le suplico que la perdonará... pero aquel ser de oscuridad solo sonrió y con una simple mirada hizo que los demonios que la arrastraban la dejaran quieta. –!Gracias, gracias! Eran las palabras que Isabel no dejaba de pronunciar mientras sus lágrimas corrían como cascadas de sus ojos.

–Y eso que aún no has visto lo peor de este lugar... –dijo Luzbel extendiéndole una de sus manos a la pobre joven arrepentida para que esta se levantara del caliente piso.

Los ojos casi carabelicos de Isabel aún no podían asimilar que aquel lugar era tan real como la vida misma en la tierra. Las emociones de ella estaban en su máximo nivel; la tristeza, el dolor y los recuerdos se podían sentir aún con más fuerza que estando en la superficie de la tierra donde apenas ella llevaba veinte años viviendo.

–¿porque todas estas personas están sufriendo? ¿Que hicieron para merecer esto? –preguntaba atónita Isabel mientras sus saladas lágrimas provocan aún más ardor en sus carnes quemadas.

–todas estas personas están acá porque durante su vida fueron malas y no hicieron lo que era correcto. También hay otras que están acá porque creyeron en nuestras mentiras y pusieron su fe en ellas. –extendió su mano derecha y le mostró a tres almas carabelicas y con poca carne sobre sus huesos siendo atormentas por el insaciable fuego del infierno dentro de una fosa profunda. Estás discutían entre si y una le decía a la otra: –por tu culpa estamos aquí. Si no hubieras sido tan mal padre nada de esto hubiera pasado. –¡Cállate! –Respondía el alma señalada— si tú madre no hubiera hecho ese pacto con el maligno, el demonio no se hubiera metido en nuestro hogar. –Entre gritos la mujer decía –sino hubieran sido por tus constantes acosos yo no hubiera recurrido a la hechicera del barrio.

De inmediato Isabel se dio cuenta de que estaba frente a su familia. Más lágrimas no tardaron en salir de su melancólica mirada. La tristeza y el dolor que sintió por sus seres queridos fue tan grande que trato de lanzarse a la fosa para socorrerlos pero al intentarlo, las llamas subieron y abrazaron a toda su familia impidiendo que está pudiera ayudarlos

–sácalos y méteme a mi –gritaba entre llantos Isabel– ¡te lo suplico!

–Ya ellos trazaron su eternidad, no puedo alterar las reglas del universo; tú eres tú y ellos son ellos –respondió Satanas mientras la tomaba de su mano para continuar el recorrido.

Al llevar aproximadamente tres minutos de camino, entraron a una caverna en donde se encontraban exactamente trescientas pequeñas cuevas y dentro de cada una de estás, un alma apresada y torturada por vapor caliente y cortantes púas en la parte superior, inferior y paredes de la cueva, que a cada transcurso de tiempo crecían de tal manera que atravesaban a las condenadas almas y cundo les hacían mucho daño luego volvían a su tamaño normal repitiéndose ese procedimiento día y noche sin descanso...

–¿Cuantas almas ves? Cuéntalas... –le preguntó Satanas.

–Las contó detalladamente y respondió: –hay trescientas ¿Porque?

–¿Sabes cuantas almas han muerto por causa de estar en tus conciertos o de caminar por las calles escuchando tus canciones con audífonos o por ir conduciendo a alta velocidad oyendo tú música? –preguntó Luzbel

–¿Como ocho? –respondió confundida Isabel

–soltó una fuerte y diabólica carcajada –no estuviste ni cerca del número– se puso detrás de ella y le hablo al oído –todas estas trescientas adoloridas almas que contaste están en este lugar por ti...

–¿Que? Eso no puede ser verdad –dijo Isabel temblando  y sin ni siquiera poder espabilar...

–¡Lo es! –aún estando detrás de ella, metió sus manos por debajo de sus axilas agarró sus senos y pasó su legua de reptil por él cuello de la confundida Joven– y por ello, por traer trescientas almas acá, te elevaré de nivel y te mostraré el lugar donde vivirás cuando mueras.

La elevó unos diecisiete metros por los tóxicos aires de la caverna y deteniéndose en el aire, le mostró las miles de jaulas que habían incrustadas en las paredes de la circular caverna y dentro de las cuales estaban: magos, agoreros, hechiceros, brujas y miles de personas que estando en la tierra le sirvieron fielmente al ángel caído. Cada celda tenía el nombre escrito en la parte superior de la persona que estaba siendo torturada en ella. Y mirando con atención entre las decenas de celdas, Adara alcanzó a ver a lo lejos una oscura jaula que en bronce llevaba escrito su antiguo nombre; Isabel Montero. Al verlo, los pocos pelos que le quedaban se erizaron y escalofríos en medio del agobiante calor invadió su frágil esqueleto ambulante.

–adelante, entra... Esta será tu eterna morada –dijo Satanas mientras un espantoso demonio con cara de jabalí y cuerpo de reptil abría la celda.

Al Isabel poner un pie dentro de esta fue como si experimentará la soledad más grande jamás vivida. Ya había presenciado la muerte de su madre en vivo, el bullying y el rechazo en su máximo esplendor y ya había vivido la solitaria muerte de su hermano sin contar las decenas de situaciones difíciles y de hambre que tuvo que pasar sin en el apoyo de su familia. Pero ni todas estas desgracias juntas se comparaban con la soledad y melancolía que ella sintió al estar allí atrapada entre los calientes barrotes de la celda y las paredes casi vivientes de la caverna que se expandían y contraían lentamente como si respirasen.

–Ya no tienes esperanza –dijo el diablo mientras ponía una de sus frías manos sobre su hombro.

Al escuchar esa frase: Ya no tienes esperanza. Fue como si para Isabel le clavaran una estaca al corazón. La desesperanza y el terror de pensar que nunca saldría de ahí fue abrumador. Era como si toda la felicidad del mundo se hubiera ido. Instantáneamente su vida empezó a correr como una película por sus ojos incluyendo también el momento en el que ella tuvo la oportunidad de ir al cielo la primera vez que murió y ver a Dios en su glorioso y santo trono. Comparar la hermosa presencia de tan misericordioso ser con el doloroso y tormentoso momento que estaba viviendo la llenaron no solo de tristeza sino de un arrepentimiento que luego se convirtió en rabia y frustración por no haberse quedado cuando pudo en el cielo.

Por más años de carcel que le den a un preso, el preso sabe que algún día por muy lejano que sea esa condena terminara y tendrá que salir de ese deprimente lugar a la tan anhelada libertad. Pero para alguien que ha sido condenado al infierno esa esperanza no existe ya que pena a pagar es perpetua; por siempre y para siempre. Para Isabel ver a personas que tenían hasta 1500 años siendo atormentadas en ese lugar le comprobó que lo que en las iglesias decían no era mentira. El castigo es eterno. Pero cuando ella se resignó y ya pensaba que todo había acabado y que en realidad le tocaba vivir atrapada por los siglos de los siglos en esa celda, el demonio le dijo –pero aún no es tu tiempo, el cielo ha dictado que todavía no te toca.  Otra vez volverás a la tierra.

Al volver a su cuerpo terrenal, mucha de esa energía negativa que había en el centro de la tierra Isabel la trajo consigo. Por más que ya estaba en la tierra de los vivos esas palabras que Satanas le había lanzado estaban enterradas en su corazón causando resentimientos y envidia hacia las personas moradoras de la tierra que aún tenían oportunidad de librarse de ese lugar el cual ya ella tenía seguro.  Isabel decidió entrar de lleno en el Satanismo y hacer todo tipo de canciones que ataran y apresaran las almas de sus fans para así poder arrastrar a más gente al infierno a donde sola no quería ir.

Continuará

ROMPIENDO EL PACTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora