Aroma a café.

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Sábado.
Era una linda mañana, muy iluminada, mi cuarto estaba lleno de cajas porque acababa de mudarme a la ciudad, tenía una oferta de trabajo y era una oportunidad para empezar de nuevo, ya saben, nueva ciudad, nueva vida. Pude conseguir un buen apartamento por el adelanto que me dieron. Había sido difícil la despedida, antes vivía con mis padres, pero decidí independizarme, fué una decisión dura, tener que ir por mí cuenta no es lo mismo y bueno... yo amo a mi familia.

Ese día solo lo dediqué a desempacar y acomodar todo, hasta el día siguiente pondrían línea así que fue aburrido. Al final terminé agotada y dormí.

Domingo.
Despertar tarde un domingo es horrible, pues es el día que más queremos aprovechar y todavía más si debía trabajar al día siguiente. Me bañé y arreglé para un día atareado, pero antes debía desayunar y comprar algunas cosas para la supervivencia humana.
Así que decidí salir a explorar la calle y descubrí una cafetería que me llamó la atención por su delicioso olor, llamada "Sam's coffee" y desayuné ahí.

Primero pedí un café que llegó casi en seguida. Revisé mi teléfono y llamé a mamá para contarle mi día. Mientras hablaba, tomaba café y miraba por el hermoso y enorme ventanal junto al que me había sentado, noté que había gente tomando fotos y grabando en pequeños grupos de personas, pero, después de un rato, pasó de desapercibido.
Llegó mi orden y pude disfrutar de mi comida. Terminando me dirigí a comprar, pero algo extraño se cruzó en el camino, eran cuatro hombres con gafas oscuras y un micrófono pegado a la boca, parecían guarda espaldas o algo parecido pero también pasó; solo compré las cosas y me fuí, nada interesante.

Cuando llegué a casa, esperé al de la línea y al fin pude conectarme a internet y no pasarla aburrida, hablé con papá y me ayudó a prepararme para mi primer día de trabajo. Al final solo ví Netflix y dormí temprano, algo nerviosa.

Lunes.
Desperté no muy a tiempo y con el estómago en la garganta, estaba nerviosa. Me bañé, vestí y arreglé. Quería desayunar rápido así que fuí a "Sam's coffee" por un café para llevar. Oh, como amo el café.

Saliendo de ahí de prisa y con el cabello aún húmedo tuve la suerte de tropezar con un chico, derramando todo el café que por cierto, estaba muy caliente y manchando mi ropa.

- ¡Oh!... Mierd*, lo siento, déjame ayudarte - dijo el chico algo preocupado y acelerado. Intentando limpiar la mancha.

- Rayos, ¿Sabes qué? Déjalo así, voy tarde a trabajar - le respondí algo molesta pero disimulando, también bastante acelerada.

- Te derramé café, toma mi chaqueta, al menos así no se verá la mancha... - dijo el chico apenado, quitándose la chaqueta.

Frente a esa situación solo quedaba aceptar la chaqueta, así que, agradecí y me fuí corriendo.
Llegué al trabajo y todo bien, aunque creí haber empezado con el pie izquierdo, sin desayuno, ropa sucia y por poco llegaba tarde. Al menos tenía una linda chaqueta nueva y todo marchó bien después.

Entonces fue cuando reflexioné ¿Por qué diablos acepté una chaqueta de un desconocido? y ¿Por qué un desconocido me daría su chaqueta? en su momento parecía algo razonable, me derrama café, mancha mi ropa y me da su chaqueta para cubrir la mancha, pero, no era algo que cualquiera haría, ni siquiera sé si yo lo haría.

Salía por la tarde, así que tenía tiempo libre. De camino a casa me sentí muy sola y la tristeza me invadió pero algo pasó cuando fuí a cenar en "Sam's coffee" que, por cierto, se estaba volviendo mi lugar favorito. Tuve una conversación con el de la barra.

- ¿De dónde es? - preguntó el joven amablemente.

- Nací en Atlanta...

- Que extraño, parece francesa - dijo entrecerrando los ojos.

- Bueno, tengo ascendencia irlandesa y creo que sí, francesa - le respondí con una leve sonrisa.

- Interesante... No te había visto por aquí, de hecho no veo pelirrojas a menudo - hizo una sonrisa coqueta de lado.

- si... es que soy nueva en la cuidad - contesté algo incómoda por su comentario.

- ¡Pues bienvenida!, el café va por la casa. - me sonrió.

- Muchas gracias... ¿? - pregunté esperando a que dijera su nombre.

- Mi nombre es Charlie y ¿tú... eres?

- Rose, mucho gusto Charlie - extendí mi mano y el correspondió al saludo, sacudiendo mi mano.

- Igualmente - concluyó sonriente.

Me pareció muy amable, aunque tenía algo con mi cabello que no dejaba de mirarlo. Después de eso volví a casa y dormí.

[ Hola chicas, espero hayan disfrutado de esta introducción, dónde, aunque Tom aún no se incorpora del todo, muestra más como es la personalidad de Rose para que ustedes puedan conocerla. No olviden votar y dejar su opinión en los comentarios, gracias y besos. ]

Una nueva vida. •Tom Holland•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora