Nuevas experiencias.

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Miércoles.
Me encontraba en el trabajo y no podía concentrarme, pensaba en Charlie, estaba preocupada. Falta mucho a su trabajo y cuando va, está muy cansado y triste, ya ni siquiera me habla, antes cada que iba a la cafetería, hablábamos un rato en lo que tomaba café o algo. Pero ahora, no me mira, no me saluda. Sé que no está bien y quisiera ayudarlo, pero no lo he visto éstos días y me preocupa demasiado.

- Rose… - llamó mi atención Madison, sacándome de mis pensamientos y la miré - ¿Te gustan las fiestas? - me preguntó algo angustiada.

- Para nada - dije indiferente.

- Lo supuse… pero, ¿Irías a una conmigo? - se veía nerviosa y preocupada a la vez.

- Déjame pensar… mhh… NO - le respondí de mala gana.

- ¿Pasa algo Rose? - preguntó notando mi mal humor.

- No - contesté para después dejar de mirarla y seguir trabajando.

- Olvídalo entonces - dijo con decepción y se marchó de mi lugar de trabajo.

Tenía que terminar esto para salir de aquí e intentar hablar con Charlie. Él era el culpable de todo este enredo. Antes siempre que pasaba frente a Sam's coffee, Charlie me saludaba y me ponía de buenas, ahora no lo hace y de alguna forma me afecta. Él le daba un brillo a esa cafetería y ahora es opaca, ahora que él ya no hace su trabajo con gusto.

Pasé mi jornada de trabajo sin hablar con nadie y con ese mal humor que me lleva. Acabé lo más rápido posible y salí. Me dirigí a dicha cafetería dispuesta a hablar con Charlie y a esperarlo si era necesario. Pero si estaba trabajando esta vez, así que me acerqué a él.

- Hola, Charlie. - pronuncié esas palabras e inmediatamente el sentimiento de enojo se esfumó al ver el semblante cansado del chico.

- Hola Rose, no te ví entrar - dijo sin mirarme mientras pasaba un trapo por la barra. Triste y desanimado.

- Casi no te veo ahora ¿Qué pasa? - intenté llamar su atención para que me mirara.

- Trabajo medio tiempo - dijo en seco sin mirarme todavía.

Noté que no quiso darme más información, así que levanté la tapa de la barra para poder pasar y al fin me miró, extrañado, pero me miró.

- No puedes pasar, es sólo para empleados - dijo preocupado pero aún así, pasé.

- Voy a ayudarte - le sonreí y no dejaba de mirarme extraño. Antes de que él pudiera reprochar llegó un cliente.

- Hola, buenas tardes - dijo el cliente tomando asiento en uno de los bancos.

- Buenas tardes, bienvenido a Sam's coffee, ¿Le puedo ofrecer el menú? - dije sonriendo y ví a Charlie de reojo que me miraba con asombro.

- Sí, por favor - contestó el cliente devolviendome la sonrisa.

- ¿Dónde está el menú? - le susurré a Charlie y el rió.

- Van a despedirme por esto - me pasó el menú, pero ya se veía mejor, cosa que me hacía sentir mejor a mí.

- Aquí tiene - le entregué el menú al cliente - ¿Puedo hacerle una recomendación? - dije amablemente y éste asintió - La especialidad de hoy, los huevos con tocino, el tocino tiene queso derretido - hice énfasis en las dos últimas palabras, Charlie sólo miraba la escena mientras hacía mi mejor esfuerzo.

- Sí, deme ese. Y un licuado rosado, por favor. - cerró el menú y me lo entregó.

Voltee sonriendo a Charlie por mí primer cliente y él solo negó con la cabeza, riendo. Y así pasamos las horas, atendiendo a los clientes y Charlie me explicaba como debía hacerlo, fué muy divertido, incluso llegó su gerente y no le molestó que yo ayudara, sólo dijo que no me pagarían, pero, por supuesto, yo no estaba ahí por eso. Charlie ya se veía muchísimo mejor que antes, en su hora de comida me invitó algo, aunque yo quería pagar mi comida, pero él insistió. Y al final del día, ví porque Charlie se veía tan cansado, era pesado su trabajo y por lo que entendí, ahora tiene dos trabajos. Así que, es comprensible. Sin darme cuenta ya era hora de cerrar.

- ¿A quién esperabas la otra tarde? - me preguntó Charlie sacando conversación. Mientras acomodaba todo para salir.

- Un amigo, que acabo de conocer - dije mirándolo, ya que no me había dejado ayudarle con eso.

- Y sí que lo esperaste - dijo con molestia y no entendí porque.

- ¿Cómo supiste que esperaba a alguien? - pregunté intrigada.

- Ya entiendo el lenguaje corporal, muchas personas vienen a esperar a alguien y muchas personas se quedan esperando, jamás pensé que tú fueras una de ellas - me miró - Digo, eres muy bonita y simpática, no creí que alguien pudiera dejarte esperando de esa forma - concluyó.

- ¿De qué forma? - pregunté extrañada y como Charlie ya había terminado de acomodar todo, salíamos de ahí.

- Así… tan descortés - se veía muy molesto por eso, hasta los pasos que daba eran con rabia - ¿Al menos puedo saber el nombre de ese idiota?

- Se llama Tom - reí - Pero no es un idiota, no lo mal entiendas Charlie.

- Para mí, si es un idiota, yo jamás te dejaría esperando - me miró feliz y yo bajé la mirada, mientras seguíamos caminando.

- ¿Tienes dos trabajos? - pregunté intentando cambiar el tema, ya que se había hecho algo incómodo.

- Tres, de hecho. Por eso ahora ya no puedo estar tanto tiempo en la cafetería - se detuvo, ya que debía tomar un taxi (vivía un poco lejos), no pasaron ni diez segundos cuando uno se paró - Bueno, te veré luego, Rose - me dió un beso en la mejilla y me sonrió - Gracias, por todo, en serio. - dijo para después subirse a aquel taxi.

- Adiós Charlie - sonreí, él me miró una última vez por la ventana y el auto arrancó.



Una nueva vida. •Tom Holland•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora