Después de tomar un baño, peinarme varias veces, escoger ropa para colocarme, pensar en mil cosas para no darle vueltas al asunto papá-Dank, mi estómago empezó a gruñir fuertemente. Ya era tiempo de bajar a comer. Las escaleras se hicieron eternas y yo cada vez bajaba más lento. Mi sencillo vestido negro ondeaba un poco por el viento que entraba por la ventana, me sentía ligera, seguro por el hambre, aunque no estaba tranquila. Al llegar abajo, papá ya no estaba, solo Dank en la sala viendo CSI.
-Hey, por fin bajas. Pensé que te quedarías el día entero sin comer –me sonrió.
-Estaba ocupada y no tenía hambre, pero ahora sí. ¿Qué hay para cenar? –ya estaba algo avanzada la tarde y no podía considerarlo almuerzo.
-Hay carne y puré para ti –ok, al menos es algo rico- ¿Quieres que lo caliente para ti?
-No, gracias. Yo puedo solita.
-No tienes que ser grosera, So -¿So? Ya nadie me llama So, la última persona que me dijo así fue Pipe, mi mejor amigo, antes de irse lejos. Que extraño es el mundo, Dank se llama Felipe, como mi mejor amigo de la infancia. No se parece mucho a él aunque esos ojos me recuerdan muchas cosas, aunque no sé si fueron solo sueños y estoy sintiendo algún tipo de Déjà vu.
-No soy grosera y no me digas So. Solo hay una persona en el mundo que puede decirme así y no eres tú.
-¿Cómo puedes estar tan segura? –susurró. Supongo que no esperaba que lo notara, pero lo hice.
-Dank, tenemos que hablar de un par de cosas, pero no ahora. Estoy molesta y tengo mucha hambre. No te vallas, ¿está bien? –se limitó a asentir con la cabeza, no dijo nada y se fue a sentar en el mueble de la sala nuevamente.
Los hombres de mi vida van a matarme, no puedo creer lo que acabo de escuchar. No creo que Dank y mi Pipe sean la misma persona. Pipe me dejó sola cuando tenía 8 porque tenía que irse a estudiar lejos. Aunque pensándolo bien, nunca conocí a nadie de su familia, ni otros amigos, nada. Él siempre me esperaba en mi habitación y me ayudaba a hacer las tareas, luego jugábamos a cualquier cosa hasta que nos dormíamos acurrucados. El sueño, ahora puedo ver con claridad, era él, mi Pipe. Lo he extrañado tanto, aunque por alguna razón, todos esos recuerdos habían sido guardados, no había pensado en aquello en mucho tiempo. Me sequé las lágrimas que no me había dado cuenta que tenía en la mejilla hasta que sentí lo salado en mis labios. Terminé de comer y subí de nuevo a mi habitación. Me lavé la cara y cepille mis dientes. Demasiada emoción para tres días.
Cuando finalmente bajé, Dank estaba donde lo dejé. Sentado en el sofá. Me senté en el otro extremo y lo miré. No puedo creer que haya crecido tanto, estoy segura que él piensa lo mismo sobre mí. Ahora tengo senos y caderas. Ya no parezco un niño con vagina, como solía autodenominarme. Y él, definitivamente no es un niño.
-Sofía, di algo, por favor. No estés enojada –suplicó.
-¿Por qué conoces tanto a mi papá? ¿Has estado en contacto con él y no conmigo? ¿Por qué? –exigí.
-Sofía, escucha, es una larga historia, ¿sí? No puedo contarte sobre eso ahora. Pero puedo hablarte de algunas otras si deseas –dijo.
-¿A dónde te fuiste? –pregunté
-Estaba preparándome para cumplir mi misión –contestó
-¿Por qué no tienes padres? –solté
Soltó una carcajada –Sofía, nunca te importó eso. Pero voy a contarte. Estuve lejos, estudiando, entrenando y trabajando duro para poder volver. No soy un niño normal y en realidad, tu tampoco pero eso te lo contará después tu padre. Yo hago parte de los protectores, estoy aquí para protegerte.
-¿Mi papá? ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
-Calma, Sophy, tengo que contarte algunas otras cosas. Vamos al patio –sacó una manta del armario que hay en el hall de salida al patio y las tendió en el césped al lado de la piscina -¿Has experimentado algún cambio en tu forma de ver las cosas?
-No realmente, sigo siendo bastante parecida a como era antes Dank –Aun no puedo decirle Pipe, es demasiado extraño.
-¿Has tenido sueños extraños últimamente? Parecidos a los que tenías cuando eras una niña, ¿tal vez?
-No lo sé, no puedo recordar mucho de mis sueños. A veces veo la luna antes de ver el interior de mi habitación y a nosotros durmiendo en mi cama, cuando estábamos pequeños. Lo siento lejano, como si lo observara desde arriba algunas veces, y otras como si fuera yo abrazada a ti.
-¿Qué recuerdas de cuando eras pequeña, sobre nosotros? –no pude evitar sonrojarme, no se me escapa que él me dio mi primer beso un día antes de irse, en mi cumpleaños número 9. Faltan 10 días para que se cumplan 6 años desde eso.
-Algunas cosas muy vagas, otras muy claras –sonrió, estoy segura de que sabe exactamente qué cosas claras recuerdo. No me gusta la manera en que me mira y esa sonrisa burlona en la cara, es incómodo.
-¿Qué cosas, So?
-¡No me digas So! Me recuerda demasiado a los días en que fui feliz y luego te fuiste. No puedo lidiar con la idea de que ahora eres Dank y ya no eres mi Pipe, el único niño al que he amado como a nadie. ¡No quiero que vuelvas a decirme así!
-Sofía, cálmate, suenas como si me hubiera muerto. Soy yo. Nadie más.
-No eres para nada el mismo.
-Tú tampoco Sophy. La So que yo conocí era más pequeña y menos gruñona, sin duda. Deja de estar molesta al respecto y escúchame que es importante. Necesito que me digas muchas cosas, especialmente qué ha sido de ti mientras estuve fuera. Pero ahora estoy aquí, quédate a mi lado y disfrutemos de la compañía antes de que tengamos que hablar de cosas más serias con tu papá. Pronto cumplirás 15 y tenemos que prepararte para lo que enfrentarás.
Me recosté como me dijo, sin embargo estaba tensa pero cómoda entre sus brazos. Sabe dar buenos abrazos sin duda y me hacía tanta falta, sin embargo, aún me siento demasiado prevenida respecto a él y su relación con mi Pipe. Él también tiene mucho que contarme.
Me quedé así, quieta entre sus brazos por mucho rato, mi casa estaba verdaderamente silenciosa, como si solo estuviéramos los dos, aunque mis hermanas estaban en su cuarto, no habían bajado a molestar. Todo estaba perfectamente calmado. Miré a la Luna, estaba llena, se veía más grande de lo normal, con destellos de amarillo o naranja, preciosa.
No sé en qué momento me quedé dormida y tampoco me importa, mi mejor amigo había vuelto y no pasaría más noches sin él.
ESTÁS LEYENDO
In my dreams
RomansaHoy he decidido escribir, el dolor me consume y no sé qué debo hacer así que haré lo que mejor me sale: escribirte. Te extraño un montón Issabella, tu vida ha de ser perfecta cumpliendo tu sueño lejos, tan lejos como estás ahora. Necesito un hombro...