Capítulo 9: "Postrados ante Dios"

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Todo gran avivamiento parte en el corazón de un hombre por causa del diseño divino de trastornar al mundo.

Jesús muy pronto se rodeó de muchos jóvenes del recinto educacional que anhelaban de todo corazón el poder aprender más de Cristo y su obra redentora por la humanidad.

Jesús, junto con Judas, capacitó a un grupo de veinte estudiantes de su liceo para que pudieran comunicar a otros sobre Cristo y su amor. Se había formado un revuelo con el tema de que habían unos cristianos que predicaban en los recreos y que presentaban a Dios como amor y no como un Dios despiadado que lo único que quiere son esclavos que hagan lo que Él mande o lo que se le antoje como un capricho divino o que viene con sus juicios sobre los rebeldes.

Jesús conocía la estrategia de Dios para predicar el evangelio de salvación a los liceanos y buscaba siempre algo nuevo de Dios para compartir con los estudiantes.

"Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: 'El reino de los cielos está cerca.' Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios... Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me envió." Mateo 10:7-8a, 40 (NVI).

"Por último se apareció Jesús a los once mientras comían; los reprendió por su falta de fe y por su obstinación en no creerles a los que lo habían visto resucitado.

         Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura... Estas señales seguirán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.»

         Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios." Marcos 16:14-15, 17-19 (NVI).

         Ésta es la forma de llevar el evangelio de Jesucristo, así lo ordenó el Señor, ese es el mensaje poderoso que debe esparcirse entre las naciones, no con palabras de humana sabiduría, sino con poder de Dios y fuego.

Les enseñaba principios de la palabra, a tener mentalidad de único, que incluye el no copiar en las pruebas, el someterse a las autoridades establecidas en el liceo, a cumplir con sus cosas como si fueran para el mismo que los rescató del reino de las tinieblas para traerlos al "reino de su amado hijo" (Colosenses 1:13), a respetar la integridad de los demás y no pasar a llevar a los más débiles, porque a los más débiles ha escogido el Señor para hacerlos varones de guerra y violentos que arrebatan el reino de los cielos.

Estos acontecimientos llegaron a oídos del director don Pedro Pablo Guerrero y decidió ver personalmente a estos jóvenes que estaban cambiando a un liceo lleno de fornicación, inmundicias, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, discusiones, envidias, borracheras, vicios, orgías, malos hábitos, promiscuidad sexual, entre otros; en un liceo que ayudaba al menos capacitado y que trataba, en su mayoría, de vivir rectamente.

Cuando llegó a donde ellos, les dijo:

-¿Quién les ha dado permiso para hablar sobre Cristo en los pasillos, salas y en el patio?

-Hemos recibido autoridad otorgada de lo alto y no de mente humana que yerra y se contradice con el tiempo- con denuedo, respondió Judas esto. Asombrado el director y sin un argumento válido para impedirles lo que hacían, les pidió si le podían explicar de que se trataba este nuevo movimiento.

-Son pacifistas, quieren un mundo mejor, son de algún grupo de prevención de riesgo, de ambiente saludable o ¿qué? ¿No me digan que son parte del movimiento estudiantil que pude una educación mejor y luego se tomarán el liceo? -desconfió el director.

En esta época comenzaron a ocurrir muchos movimientos estudiantiles demandando distintas cosas, mayor justicia social, que se escuchen sus necesidades, mejores implementos, más gasto público en educación, pero nada que acertara a lo que realmente se necesita. Claro, la calidad en la educación es esencial, pero todo parte en el corazón, si el corazón se convierte todo sería distinto y nos daríamos cuenta que no hace falta que el Ministro de Educación intervenga quirúrgicamente en la educación para darle calidad a los alumnos, sino que hace falta una intervención en el corazón espiritual de cada estudiante para ser mejor, para forjar la mente de Cristo y ser excelentes.

El director aún no entendía lo glorioso que estaba ocurriendo en su liceo, no se percataba de que la mano del creador se había posado en ese establecimiento y lo había escogido para ser pionero en un mundo que no quiere la verdad.

Judas le explicó:

-Usted dista de lo que verdaderamente estamos haciendo en este lugar, no pertenecemos a algún grupo de pacifismo efímero ni iluso mundo mejor. Si queremos ver nuestro entorno distinto, somos los primeros que debemos cambiar. En cuanto a lo que hacemos, es sencillo y osado al mismo tiempo, nosotros anunciamos la verdad que este liceo necesita para producir una revolución en la juventud sin voz o que con autoridad demandan cosas infructuosas, esa juventud dormida que no tiene idea de lo que hará con su vida y que en lo único que piensan es en pasar un estúpido momento de gratificación que los va a llevar a la infelicidad y a la muerte. Anunciamos a Cristo, un ser que siendo Dios lleno de esplendor no lo estimó como algo a lo cual aferrarse y decidió venir al mundo en forma humana para que este no se destruyera a sí mismo por causa de su necedad, no sé si me logra entender, pero lo que quiero decirle es que todo hombre necesita de Cristo en esta vida y si usted ha visto la necesidad de cambiar antes que su vida sea un infierno en vida, póstrese delante de la presencia de Dios porque ninguno que se humilla en su presencia será despreciado.

Los ojos del director poco a poco comenzaron a humedecerse. Lleno de conflictos internos se arrodilló delante de todos y rogó que Cristo lo pudiera aceptar como un seguidor de Él.

Ese acto fue el que dio comienzo a la explosión de fe en un liceo que siendo lo peor, revolucionó a toda la comunidad estudiantil de su ciudad e hizo que una ciudad desechada del país, fuera considerada como la ciudad más agradable para vivir y desarrollar una convivencia sana, lúdica y llena de esa sobrenaturalidad que sólo Cristo puede dar.

Esta ciudad fue llamada "Ciudad de Dios" debido a un decreto profético soltado y que llegó a cumplimiento a través de unos estudiantes que decidieron creerle a Cristo y convertirse en locos de Dios ganando su liceo para Cristo.

El estudiante Jesús f5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora