II

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A decir verdad. Mirajane, ya tenia sentimientos por el chico pelirosado antes de esa noche donde; ella deliberada mente ínsito a Natsu a enbriagarse. Aun que le había parecido algo demasiado fácil ya que, si bien Natsu bebía, tampoco era un ebrio como Cana.

Entonces, ¿por que el pelirosado había aceptado la oferta de ella tan fácil mente?  

—¡Un chupetón!–el grito de aquel chico en el que tanto estaba pensando la había tomado por sorpresa asiendo que diece un pequeño saltito del susto–.

Cuando dirigió su vista hacia Natsu este estaba hablando con Lucy.
Desde donde estaba ella no lograba escuchar nada de lo que ambos decían, solo veía como la chica rubia un poco exaltada trataba de calmar a Natsu.

Segundos después estos estaban rodeados por algunos de sus amigos aun que la persona más ruidosa entre ellos era evidentemente Cana. Quien en voz alta le preguntaba al pelirosado acerca del chupetón. 

—No escuchaste bien Cana, nos vemos luego– después de decir eso, Natsu se levantó de la silla en donde estaba sentado y camino en dirección a la salida del gremio, no sin antes mirar de reojo a la peliblanca. 

Cuando Mira cruzo miradas con Natsu noto como el chico estaba ligeramente ruborizado. "Kya, que lindo" pensó ella.

Y, como si estuviera bajo alguna especie de hechizo, comenzó a seguirlo.

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Una ves estando en la casa de Natsu, la albina como si de su casa se tratara se dirigió rápidamente al pequeño sofá que el pelirosado tenia en su sala. 
—¡Natsu!– Mirajane exclamo.

El pelirosado volteo a verla. 

La albina estaba palmeando ligeramente a un lado de donde estaba ella.

—Ven aquí –Le dijo con una sonrisa bastante animada. 

Natsu dudo un poco pero al final le hizo caso a la albina. 

—Natsu– la albina llamo al chico.

—¿Que pasa?–

—¡Natsu!– La albina volvió a llamarlo.
—¿Mira?– el chico menciono el nombre de la albina un poco confuso.

—¡Natsu!– parecía que la chica trataba de decirle algo, sus pómulos rojos y su forma nerviosa en la que estaba jugando con sus pulgares lo sugería.  

El chico guardo silenció. 

—Natsu...me gustas.– Mirajane estaba roja, tan roja que parecía que humo salia de su cabeza.

Natsu, por su parte, no entendía del todo lo que la albina había dicho, es decir, después de todo ¿no ella estaba con laxus? Hasta donde el sabia Mirajane, en ocasiones salia con el.

Cosa que al pelirosado le había  resultado increiblemente doloroso.

El la amaba.

¡No!, el la ama.

Pero aquel rubio era como su hermano, el no podía lastimarlo de esa manera, incluso si eso significaba no poder estar con Mira.

Pero...pensándolo bien ¿como el había terminado enamorado de Mira?

¿Pudo haber sido hace dos años cuando la camarera vio al dragón slayer sentado en frente de aquel lago en donde el y su amigo solían pescar?

¿Pero pudo haber sido algo tan sencillo? 

Si bien recordaba, muy pocas personas sabían de aquel lago y definitivamente Mirajane no era una de ellas. 

Pero de alguna manera, ese día, un día como el anterior en el que natsu se sentía terriblemente solitario. Ella apareció.

Warm SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora