2.- Llegó uno nuevo.

330 34 0
                                    

—.¡Nena! Despierta.—
—.¿Qué? ¿Qué pasó?.—
Abrí los ojos y me encontré con un David Rossi parado frente a mi con una taza de café y un Morgan en la puerta del avión.
—.Ya llegamos.—
Pude sentir como todo en mi estómago se revolvía. Al bajar del avión me tomé una foto y la mandé a mis amigos en México.
|||||||||
••VikoWink: miren nomás perros, aquí en el súper jet privado.
••Domínguez: Ay pero que elegancia, me traes un llavero.
••Sánchez: Ya te extrañamos Wink.
••Carrasco: Ya no es lo mismo, llegó un tipo nuevo, lo vamos a bullear.
••VikoWink: Cállate puñetas, me van a hacer lo mismo a mi.
••Sánchez: Suerte Novata.
|||||||

—.Vamos a pasar primero a la oficina Wink, luego te acompañaremos a tu nuevo hogar.—
Le sonreí a Morgan después de guardar el móvil en el bolsillo del pantalón. Avanzamos hacia la camioneta que ya nos esperaba y subimos.
Durante el camino mí estómago empezó a rugir y Rossi soltó una risita.
—.Eh, Viko ¿Qué te parece ir a comprar donas y café?.—
Mi mirada se giró hacia el inmediatamente y mis ojos brillaron.
—.Me parecería perfecto.—
Y así fue que llegamos a su lugar favorito y compramos muchas donas. Creo que es tradición o algo así llevarlas.
Cuando las compramos regresamos al auto y yo moría por darle una mordida al pan y antes de poder hacerlo Morgan hizo una imitación perfecta de Terminator.
—.No en el auto baby.—
Articulé un "perdón" y guarde el pequeño pan en su bolsa.
Rossi manejó y al poco rato llegamos al edificio... Y yo muriendo de nervios. Me había calmado con las donas pero ahora solo quiero vomitar.
—.Llegamos Wink... Ah, hogar dulce hogar.—
Miré hacia arriba y observé el edificio gigante. Era enorme.
Estaba entrando en pánico y Rossi se dió cuenta.
—.Respira Viktoria, respira... No te van a matar ahí dentro.—
—.Siento como si eso fuera a pasar.—
Entré persiguiendo a Morgan y a Rossi, entramos en el elevador y conté los pisos para distraerme, y como lo sospeché:
No funcionó.
Al abrirse las puertas pude ver el tumulto de gente que se encontraba ahí trabajando.
Pasamos directo a la sala de juntas y empezó lo chido.
—.Hemos regresado.— vociferó Morgan y todos se pararon para darles la biemvenida.
—.Chicos, chicos... Ella es Viktoria Rutherford, es la nueva aquí.—
Sonreí a todos
—.Hola, mucho gusto.—
Llegó corriendo hacia mí una mujer rubia de baja estatura y muchos adornos adorables en todos lados.
—.Hola preciosa, me llamo Penélope García y gracias a mi ellos ya saben todo de ti.— me sonrió y me abrazó, me soltó rápido y yo correspondí aquella muestra de afecto.
—.A mi dime JJ nena.— me extendió la mano una mujer más alta que la anterior pero rubia de igual manera.
Apretujé su mano levemente y le sonreí ampliamente
Después una chica con cabello corto y ondulado se acercó y me extendió la mano imitando a JJ.
—.Hola, Soy Callahan. Cualquier cosa que necesites, solo dímelo.—
—.Muchas gracias.—
Entró un hombre alto de cabello negro con mirada sería.
—.¿Y la nueva?.— miró entonces entre todo el tumulto hacia mi y sonrió
—.Encantado de conocerte, he escuchado maravillas tuyas en la DEA, te querían ahí y al parecer nosotros les ganamos.—
—.¿Porque me querría la DEA?.— lo miré confundida y sonreía al mismo tiempo.
—.Ellos conocen la manera en la que haces tu trabajo. Capturaste al menos 10 de los 20 narcotraficantes más buscados en USA. Ellos realmente querían que trabajaras con ellos.—
—.No solo fui yo, Mis amigos ayudaron.—
—.Gracias por aceptar, por cierto, soy Hotch.—
Después de la amena charla con el jefe, un chico con cabello desarreglado y castaño, vestido como universitario entró.
—.Hola, buenos días.— dijo a sus compañeros y después Hotch se hizo a un lado dejándome frente a él. —.Oh... Hola, soy el doctor Spencer Reid.—
Me extendió la mano y la tomé torpemente.
—.Hola... Me llamo gusto, mucho Viktoria.— Sacudí la cabeza y el chico sonrió ante mi comentario. —.Perdón, eh, quise decir... Me llamo Viktoria, mucho gusto.—
Nos quedamos analizándonos por un rato tomados de la mano hasta que Morgan carraspeó y ambos volvimos a la realidad.
—.¿Si?.— dijimos al mismo tiempo.
—.¡Hey!.— Otra vez.
Spencer y yo nos liberamos del agarre del otro, nos alejamos un poco y miramos al equipo. Quienes ya nos veían divertidos.
Le dediqué una sonrisa al castaño y miré a Rossi.
—.Nena ¿Aún tienes hambre?.—
—.Este hombre merece ser el rey de las deducciones.— dije refiriéndome a él mientras caminaba hacia Morgan, quien tenía las donas en su poder.
—.Les trajimos a ustedes también chicos.—
Le acerqué a Penélope la caja de las donas y vi que había una con una decoración exagerada y un glaseado que combinaba a la perfección con todo su vestuario.
—.Este bebé te llama.— le hice un gesto para que agarrara el pan y lo tomó sonriéndome.
—.Ya siento que te amo.— me contestó.
Después dejé la caja en medio y tome mis dos donas de brownie que había pedido.
Me senté en una de las sillas que estaban ahí al rededor alejada un poco de las personas y llamé donde mi papá para ver cómo estaba.

Un cierto romanticismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora