7.- Recuerdos del más allá 1/2

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Habían pasado ya dos semanas desde el accidente donde casi me les voy a los de la UAC, mi salud ya estaba al 100 y puedo jurar que estaba volviéndome completamente loca encerrada en casa. Ayudaba a los chicos cada que podía cuando me llamaban al móvil o me mandaban alguna pista. Me sentía como un prisionero, me gustaba estar en casa pero no se compara con la acción de investigar en vivo y en directo.  Las tardes se volvían aburridas cuando Spencer no se encontraba en casa y eso pasaba muy seguido en estas ultimas dos semanas.                                       A veces mi sentido arácnido se activaba y le enviaba a Reid una que otra llamada. Las cuales atendía rápidamente, a comparación de mis amigos en MX y ellos ponian de pretexto "la larga distancia". 

Era una tarde de jueves, ese mismo día me habían retirado los puntos por completo así que estaba libre de hacer lo que se me diera en gana, llegue a casa al rededor de las 3:15 y me puse a hacer un pequeño postre con fresas. Mis favoritas.                                                                                    
Spencer se había lucido y me había conseguido unos 3 kilos de las mejores fresas de Virginia para compensar que se iba a cada rato de casa y me dejaba sola.
Puse en el radio una estación de noticias y me vino a la cabeza aquel  hombre del semáforo que me vio como una loca al gritarle a la locutora. Reí por un instante y volví a lo mio. 

Fui a la alacena por un bowl, lo puse a mi lado y me dispuse acortar la fresas en cubitos. 

Estaba perdida en mi mundo, poniéndole al bowl una fina capa de crema batida y después poniendo encima las fresas y volviendo a la crema batida. Mi teléfono me hizo volver a la realidad, era Spence

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~Hey tu, ¿Adivina quien esta de regreso a casa en este preciso momento?

~Mj, no lo se, ¿El Dr. Spencer Reid, quizá? 
~Oh, usted debería ser perfiladora del FBI
~Me lo dicen seguido.
~Hablando en serio, regreso en mínimo una hora ¿Vas a querer algo?
~No, nada, solo quiero que llegues. Muero de aburrimiento.

~No desesperes, llegare pronto.

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Colgué la llamada y proseguí a comer mi ansiado postre, iba a meterme la primera cucharada a la boca cuando el timbre de la casa sonó.
—.Maldita sea, porque carajos la vida no quiere que me coma esto.—  Caminé hacia la puerta de entrada y miré por el rabillo de ésta. Del otro lado se encontraba un tipo de cartero particular, vestía de traje negro y un sombrero gracioso. Proseguí a abrir la puerta. El tipo del sombrero gracioso me dedicó una mirada de mala gana y alzó una ceja en cuanto me vio.

debió ser por la manera en la que vestía, unos shorts hechos de tela de pants y una sudadera con un simpático oso grisli. Y mi pelo estaba enroscado en un moño.
 —.Perdone... ¿Sigue siendo esta la residencia del Dr. Spencer Reid?—

 —.Eh, si.—

 —.¿Es usted su hermana?—

 —.No.— Contesté en seco, este tipo del sombrero gracioso comenzó a poner una cara de preocupación visible.
—.Vine a dejarle una carta importante al Sr. Reid,es un asunto que tiene pendiente con la señorita Lila Archer  ¿Podría dejársela a usted? eh ¿quien es usted?— aquello ultimo lo dijo en un tono despectivo así que procedí a jugarle una broma.
—.Oh ¿Yo?— Necesitaba un plan rápido. así que en ese momento mi celular sonó. Agradecí en ese instante y proseguí   —.¿Me permite?— Le cerré la puerta en la cara y corrí por un anillo que parecía de compromiso que había comprado en un mercadillo en el DF. me lo puse y salí en mi encuentro con el hombre de sombrero gracioso. —.Perdone, asunto de negocios, ¿En que estábamos? Ah si... con gusto le entregare la carta.—

Un cierto romanticismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora