Azul

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Se apartó un mechón de pelo que caía sobre su rostro pálido y mojado. Los últimos días de marzo se habían presentado encapotados y esa noche volvían a llenar los rayos el cielo como a ella le gustaba.

Había pasado la tarde en el campo observando las nubes y sus divertidas formas, pensando bajo el cielo gris de la Sierra, y es que no acostumbraba a pasear demasiado lejos, pero esa tarde necesitaba alejarse lo máximo posible de todo aquello.

Necesitaba pensar y mirarlo todo desde una perspectiva diferente, y ahora que Valentino no estaba no tenía a nadie que le ayudase a pensar. Podría haber llamado a Scarlet, pero no le respondia los mensajes desde hacía varios días, ¿dónde se metía esa chica?

-Rubias... ¿para qué esforzarse? -se dijo a si misma en voz alta.

Se encontraba descalza apoyada en una de las maltrechas sillas de la terraza, le gustaba mojarse aunque ciertamente se estaba calando, pero siquiera notaba el frío. En ese momento estaba concentrada mirando las Cuatro Torres, más bien tres porque la cuarta se camuflaba entre las otras, pensando en él y en qué estaría haciendo en ese momento. Era plenamente consciente de que probablemente él ni se acordara de ella en su día a día, pero puestos a soñar... le gustaba imaginarlo en su trabajo concentrado y con esa arruga tan graciosa que se le formaba en la frente algunas veces. Era adorable, un hijo de puta asquerosamente adorable. Quería odiarlo con todas sus fuerzas y en ocasiones lo lograba cuando recordaba lo que hacía de fiesta o lo que no le contaba de sus quedadas con chicas, pero a pesar de todo era imposible no querer tenerlo cerca. Lo quería a kilómetros y a milímetros, pero lo quería aunque no quisiera estar con él, bueno o si quería.

Sus momentos juntos no fueron demasiados o no demasiado buenos, sin embargo pasaban una y otra vez delante de sus ojos como una película antigua cada vez más desgastada. Es posible que la culpa de sus tormentos nocturnos la tuviese su propia mente perversa e imaginativa que la torturaba con pesadillas dia tras día sin dejarla descansar.

Conforme recordaba todo lo sucedido los dos últimos años se daba cuenta del daño que se había hecho a si misma deseando lo inalcanzable y del daño que le habían hecho las detestables terceras personas que disfrutaron entrando en su vida para destrozarla por completo. Se arrepentía al mirar atrás y ver lo sucedido al comprender que no había dado lo mejor de si a las personas que realmente quería cerca, puede que ese fuera el motivo por el cual él decidió apartarla de su camino.

Una gota azul cayó sobre su mano que había empezado a aferrarse a la barandilla cuando un flshazo la inundó por sorpresa: "te cambió por otra más fácil porque no eras suficiente". Notó un pinchazo en el pecho que le quitaba el aire. Sintió que sus piernas se hacían mantequilla y se dejó caer sentada en el suelo empapado, mojándose por completo y dejando que el azul de su pelo cayera como una cascada sobre su cuerpo. El falso color de su cabello desaparecía, llevándose los recuerdos, mezclándose con sus lágrimas.

Noches de UniversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora