_____ se muda por diversas razones a Oslo (Noruega) para vivir junto a su primo que lleva varios años trabajando allí y viviendo junto a su mejor amigo llamado Perk. ______ se considera una jugadora empedernida y sabe detectar por ello a cualquier j...
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Miércoles 15:10h
El calor de los fogones calienta mis manos mientras gotas de aceite saltan y chocan contra la piel de las mismas y de mis brazos. Cuando mi mano se dirige al enchufe del extractor buscando que el humo que sale de la freiduría de patata desaparezca escucho el sonido de unas llaves girando y abriendo la puerta del apartamento.
Miro el reloj que cuelga de una de las paredes de la cocina y marca más de las tres del medio día. Llego a dos conclusiones, no puede quedar mucho para que Chris termine examen y el que ha llegado a casa debe de ser Kite. Apago la música de mi teléfono móvil ya que es casi imperceptible por el ruido de la cocina y porque supongo que mi primo y yo hablaremos en cuanto venga a la cocina a saludarme.
- ¿Me has hecho la comida? -Pregunta de la nada cuando cruza el marco de la puerta. Lleva su típico conjunto de ropa oscura y el delantal de trabajo en una pequeña bolsa que deja colgando en el respaldo de una de las sillas. -Lloro de felicidad. - Bromea dando un par de pasos para besar mi mejilla mientras yo le doy la última vuelta a las hamburguesas.
-Lo siento, pero no.-Le respondo con una amplia sonrisa. -Es para Chris y para mí.
-Tengo hambre, estoy cansado...-La ilusión que había llenado su voz ahora es nula y ha dejado caer sus hombros con pesadez antes de hacer un tierno puchero y mirarme suplicante. -No me apetece cocinar. -Rio levemente y comprendiendo que debe estar agotado porque muchas personas comienzan hoy su puente del día de mañana y que por ende habrá tenido más trabajo del habitual decido ser complaciente con él.
-Si me compras tú el próximo paquete te doy la saña de microondas que tengo congelada. -Le señalo con la escurridera de plástico que sostengo en mi mano derecha.
-Te compro dos. -Responde rápidamente volviendo a su postura habitual y sonriente. Niego internamente por su comportamiento infantil y camino hasta el congelador para sacarle la tarrina de lasaña. Me giro hacia él y se la entrego. -Te quiero. -Sus manos rodean con ansias el paquete.