Wish

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De nuevo aquí tocando su puerta.  A pesar de llevar tiempo haciéndolo,  ella me sigue causando nervios,  todos los días siento como si fuera la primera vez,  pero esta vez fue diferente.  Toco su puerta y ella sale, es hermosa,  siempre lo ha sido,  y tengo una suerte inmensa de tenerle conmigo.  Entramos a su casa y me senté en el sofá,  admito que no estaba en mi mejor momento,  ya que venía un poco triste por cosas que habían sucedido en mi casa  después de un rato de silencio,  ella se sentó en mis piernas preguntándome que tenía,  no le respondí,  yo solo quería llorar,  pero a pesar de odiar que me vean llorando y que se note que soy vulnerable en algunas ocasiones,  ella solo me miraba,  ya no podía aguantar más,  solo lloré.  Ella secaba mis lágrimas,  en serio la amo.  Supo calmar mi llanto,  vió que a pesar de tal vez verme fuerte,  soy débil.  Después de eso solo la pude besar,  porque la amo y porque amo besarla. 

Admito que después de eso las cosas se dejaron de poner tristes,  yo solo quería besarla,  hacerla mía.  No sé,  pero creo que necesitaba de su cuerpo para sentirme un poco más feliz.  Ella estaba jugando en mi tablet,  juego de 150 niveles,  de los cuales ya ella iba muy avanzada.  Le dije que si llegaba al nivel 150 le iba a dar un súper beso,  cosa que ya me había imaginado antes,  ella con su carita perversa solo procedió a jugar hasta llegar al nivel estipulado.  Su madre,  rato antes de que llegara a ese nivel salió de la casa,  estábamos ella y yo,  había un amigo nuestro,  pero se quedó dormido,  así que prácticamente estábamos solas. Llegó al nivel máximo, y nuestras miradas solo reflejaban el mismo deseo. Me pidió que la cargara hasta el cuarto,  cosa que hice sin pensarlo dos veces.  La coloque sobre su cama y me puse encima de ella, en ese momento la deseaba con tal brutalidad que se me nublaron los sentidos,  solo quería sentir su cuerpo.  Comencé a besarla,  un poco salvaje,  sinceramente siempre e sido hiperactiva,  así que esa rapidez o brusquedad se notó,  solo quería hacerla mía ya.  Bajé a su cuello,  y comencé a besarlo,  ella a este momento solo respira de manera agitada,  mientras besaba su cuello, sonaba una canción y comencé moverme sobre ella.  Nuestras piernas entrelazadas,  y su sexo frotándose en una de ellas,  cada vez tenía más ganas,  cada vez teníamos más ganas.  Empecé a bajar poco a poco,  hasta llegar a sus senos,  los cuales estaban tapados con una camiseta,  la cual comencé a subir poco a poco,  por cada vez que subía una parte de esa camisa la miraba a los ojos,  nos deseábamos demasiado,  cuando terminé de subir cierta parte vi su seno,  ese hermoso, claro, y suave seno,  sentía muchas ganas de hacerle el amor,  y a ella le gustaba lo que estaba haciéndole. Sentir su seno en mi boca fue demasiado delicioso.  Luego de que hice eso comencé a besarla de nuevo,  pero esta vez quería adentrar mi mano en ella.  Empecé a bajar mi mano,  pero escuché que alguien estaba afuera,  pensé que era su madre,  así que me detuve y le pregunté a ella:

Es tú mamá?  Ella respondió de forma muy necesitada y mirándome a los ojos.  No!,  no me interesa quien esté allí.

Palabras expresadas con deseo y lujuria.  Palabras por las cuales comencé a bajar mi mano y colocarla en su sexo,  que delicioso es sentir su sexo con mi mano, cuando empecé a mover mi mano,  ella se movía junto conmigo,  no hubo una sensación más rica en ese momento,  movernos juntas al ritmo de la música,  fue inexplicable,  perfecto.  Sentir la parte baja de su sexo hizo que quisiera adentrarme dentro de ella,  cuando movía cada vez más mi mano,  ella solo suspiró y rápidamente se colocó sobre mi,  comenzó a besarme, pero por mala suerte,  y cuando quería que ella me hiciera de todo,  llegó su madre. Solo nos separamos y mientras ella arreglaba la cama,  yo fui y la besé,  quería seguir,  pero ya había alguien en la casa.  Salí y me senté en el sofá,  a esperar que ella saliera.  Se sentó a mi lado volviendo a jugar en la tablet,  yo la miraba,  la detallaba,  quería hacerla mi mujer,  quería hacerle mía,  y ella deseaba lo mismo, a ratos cortos me detenía a besar su cuello, sus labios, colocar mi mano en su entre pierna, pasar mi lengua por su oreja, quería provocarla, pero el tiempo siempre jugando en contra.  Antes de irme,  hubo un momento en el que la comencé a besar y coloqué mi dedo pulgar es su sexo,  comencé a moverlo de arriba hacia abajo,  la lujuria nos carcomía.  Queríamos estar ya juntas, pero solo hay que esperar. Estaba a punto de despedirme y vi sus senos,  estaban erectos. Miles de cosas pasaron por mi mente,  deseo hacerle tantas cosas,  ponerle a hacer tantas cosas,  deseo que me haga lo que ella quiera,  la deseo como a nadie,  y siempre la desearé como a nadie.  Ya solo estoy esperando que llegue el día en que te haga mi mujer.

Que los días cuenten. (She) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora