Suelto un suspiro mientras camino a paso acelerado por las calles de Tokyo. Mamá me pidió esta mañana que, nada más terminar las clases, me fuera directa a casa. La verdad, no tengo ni idea de lo que iba a pasar ni de lo que se trataba, y eso me aterraba.
Al llegar a casa me paro y la miro atentamente. Normalmente una persona de mi edad al llegar a casa vería una casita pequeña pero acogible. Yo no. Lo que veo es una gigantesca mansión cuyo patio es un jardín con una fuente. Vuelvo a suspirar y entro en casa.
Al llegar al salón dejo la mochila a mi lado y me quito los zapatos. Miro a mis padres, noto lo serios que se encuentran.
- ¿Por qué queríais que viniera directa? Sabíais que había quedado con Mami. -Les digo con tono molesto.
-Hija, te tenemos que decir algo. -Comienza mamá. -Siempre estamos de viajes de negocios. -Asiento. Como si fuera algo nuevo. -Para no dejarte tanto tiempo sola, tu padre y yo hemos decidido contratar a un criado.
Me paro a pensar durante unos segundos.
- ¿¡Qué?! -Grito sorprendida. - ¡No, no y no! ¡No quiero tener a un tío las veinticuatro horas del día detrás mía! -Me quejo.
-Lo siento mucho hija pero ya lo teníamos pensado. No te podemos dejar sola. Puede que haya sido tarde pero-. -La corto.
-Sino me queréis dejar sola, no lo hagáis. -Susurro. - ¡Ag, vale! Ya da igual, seguramente está ya llegando a casa, ¿no? -Termino aceptando, cansada. Ya me daba igual, no era la primera vez que decidían por mí. - ¿Cómo se llama? -Pregunto.
-Sebastian Michaelis. -Dice mamá con una sonrisa al verme interesada en él. <<Bonito nombre>> Pienso algo sorprendida. -Antes de que venga quiero dejarte muy en claro algo. Está totalmente prohibido mantener una relación con el mayordomo.
Suelto una carcajada. << ¿En serio crees que me metería en la cama con un criado? A saber cuántos años me saca>> Mamá llama al que va a ser mi mayordomo y, al verlo, no puedo evitar sonrojarme.
Un hombre alto, de pelo largo y liso moreno, ojos rojos y vestido con traje de mayordomo entró en el salón. Al notar mi mirada encima suya sonríe de forma burlona. << ¡Es demasiado sexy! Y eso que lo acabo de conocer... Espera... ¿¡Voy a tener que estar a solas con él?! >>
Papá me sacó de mis pensamientos.
-Bien, con las presentaciones hechas... Mi amor, nos tenemos que ir.
- ¿¡Ya?! -Grito sin creérmelo. ¡No me quería quedar a solas con Sebastian tan pronto! Necesitaba hacerme a la idea.
-Sé que es muy repentino pero me ha llamado Luih. Al parecer tengo que ir a hacer no sé qué entrevista con una gran compañía con la que hacer una colaboración. Por otro lado, tu madre a un sitio de modelaje por una urgencia con unas modelos. Perdónanos.
-No importa. -Miento. -Tened cuidado. -Digo mientras los despido antes de que se vayan por la puerta. Al ver que desparecen detrás de esta a la vez que pierdo de vista la limusina en la que viajan me giro a ver a Sebastian, quien me observa con una "sensual" sonrisa. <<Esto va a ser duro>>
...
- ¿Qué hace mi lady? -Me pregunta Sebastian entrando a mi cuarto.
-Recordaba cuando nos conocimos.
Me mira divertido, noto un fuerte calor en mis mejillas que me hacen creer que me he sonrojado.
- ¿Tanto le gusto que no me puede olvidar? -Su voz no podía evitar soltar su típico tono de burla.
Lo fulmino con la mirada mientras mis mejillas toman más color. Cojo una almohada y, decidida, se la tiro. Pero como me esperaba la esquiva fácilmente, riendo.
- ¡Cállate! ¡Lárgate de mi cuarto, maldito mayordomo pervertido!
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El único (Sebastian Michaelis)
FanficSiempre ha estado sola. Nunca ha visto a sus padres por más de una semana. Aunque... todo cambió, cuando contrataron a un mayordomo.