Capítulo 24

2.1K 138 2
                                    

CAPÍTULO 24

 Caminé por la planta baja una vez que el elevador abrió sus puertas. La recepcionista nos miró preocupados, especialmente a mí, que gemía a cada paso y mis ojos estaban rojos, con lágrimas en mis mejillas.

―Nos vamos en mi auto ―me hizo saber, ingresando a su vagoneta negra. No se tomó la molestia de ayudarme a subir, así que tuve que hacer fuerza para entrar. Sollocé de nuevo y me senté, punzadas recorrieron mi parte baja y lancé un gritito.

―¿Tanto lo amas para haber hecho eso por él? ―preguntó mientras encendía el auto.

―Lo amo de una manera que nunca entenderás.

Luke chasqueó la lengua y partimos. No dejé de llorar hasta llegar al hospital. Me sequé la cara y rogué que no se me notara que había llorado. Bajé a duras penas, con el bastón siempre ayudándome a pararme. Ingresamos y caminé suprimiendo los gritos.

―Siéntate ―ordenó Luke, agarrando una sillita de ruedas. Yo lo miré enojada y él me respondió de la misma manera. Me rendí; ya nada me importaba en ese momento. Sentí mi celular vibrar mientras esperábamos el ascensor. Contesté mirando la hora: diez de la mañana.

―¿Hola? ―intenté sonar calmada.

―Katherinna Masen, ¿dónde mierda estás? ―preguntó Damon, enojado―. Despertamos, papá quería despedirse antes de irse, pero no estabas en tu cuarto.  Le dije que seguro habrías salido hace poco, y se fue. Mamá preguntó también y te cubrí. ¿Me quieres explicar dónde cojones de encuentras?

―Damon, no ahora por favor ―gimoteé.

―¿Estás llorando? ―Su tono de enojo pasó a ser de preocupación. Las puertas del elevador se abrieron.

―Ven al hospital Lenox Hill, entre la avenida Park y la Lexington. Piso cuatro, habitación doscientos tres.

―Mierda Kat, ¿estás bien? ¿Qué te pasó?

―No soy yo, Damon, es Matt.

―Voy enseguida. ―Colgó y cabalmente, salimos del ascensor.

La enfermera Rose estaba tras su escritorio. Me miró levantando las cejas y luego miró despectiva a Luke.

―Señorita, ¿se encuentra bien? ―Me di cuenta que preguntaba por la silla de ruedas.

―Estoy bien ―contesté, intentando sonar firme―. Es sólo que me golpeé al bajar unas escaleras.

―¿No desea que la atendamos?

―No, estoy bien. ―Moriría de vergüenza si viera lo que en realidad tengo―. Él es el hermano de Mattías Carter, Luke.

―Buenos días ―saludó él. La enfermera lo miró mal.

―Señor Carter, ¿estará dispuesto a la operación?

―Cómo no, es mi hermano. Lo que sea por él ―fingió educación y se me hizo un nudo en el estómago.

―Entonces le pediré que me acompañe para cambiarse y firmar algunos papeles. La operación comenzará inmediatamente.

―¿Podría ver a Matt? ―pregunté, interrumpiendo.

―Hasta que ingrese a la operación ―dijo Rose, asintiendo. Se llevó a Luke a una salita y los perdí de vista.

Suspiré y pude gemir tranquila sin que nadie me escuchara. Me deslicé con la silla de ruedas, despacio hacia la habitación doscientos tres y abrí la puerta lentamente.

Dentro estaba Matt, echado en la cama con una venda en la cabeza, un tubo para respirar, los brazos llenos de agujas, suero, el pecho descubierto y vendado, y un moretón grande al lado derecho, cubriendo parte de su estómago. Lancé un grito ahogado. Verlo en esa posición era más doloroso que sentir las punzadas en mi vientre así que me levanté de un salto y corrí hasta quedar a su lado.

Abnormal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora