Capítulo 26

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El último capítulo putos. ♥ VOTEN POR FAVOR. :)

CAPÍTULO 26

     ―Okay. ―Le sonreí.

Derek salió para llamar a las chicas, y de repente una voz sonó en mi cabeza. La voz de Matt.

Recuerdo perfectamente haber oído su voz en el ring. Es inconfundible, yo sabía que estuvo ahí. Tomé mi celular de la mesita de noche pensando que habría alguna llamada perdida de él, pero nada. No puedo decir que no me sentí decepcionada, me sentí demasiado. Pero pensándolo bien en ese momento, ¿por qué habría de llamarme? Si me odia.

Suspiré intentado no derramar lágrimas de los ojos. Derek entró sonriendo.

―Todas se quedaron dormidas, de una manera muy graciosa te podría decir. Merecen una foto.

Oh, tengo que verlo ―repliqué, intentando reponer mi humor.

Me levanté feliz de no tener ninguna aguja conectada a mis brazos y me cambié en el baño. Tomé mi teléfono y salí a la sala de espera. El panorama era verdaderamente gracioso. Alice y Abby se encontraban una apoyada con la cabeza de la otra. Tessa estaba toda abierta en la silla, con las manos entre sus piernas y la cabeza hacia atrás. Mary tenía la cabeza hacia delante y los dedos de las manos entrelazados. Jessie tenía los pies encima de las rodillas de Isa, y esta última puso sus piernas encima de la mesita.

―¡Chicas! ―grité para despertarlas. Todas se sobresaltaron y abrieron los ojos asustadas. Me miraron frunciendo el ceño y sonrieron. Chillaron, se levantaron y me abrazaron una y otra vez.

Una vez que terminaron de reñirme por no comer, se despidieron. Derek tenía que ayudar a sus padres en algunos asuntos, y yo debía ir a casa.

Llamé a Damon.

―¿¡Kat!?

―Sí, soy yo ―dije, con una sonrisa en el rostro. Luego de mucho tiempo que no reía tanto en todo el día.

―¿Cómo estás? ¿Ya puedes irte? Estoy con mamá en el aeropuerto recogiendo a papá, pero su vuelo se retrasó. Si quieres voy enseguida y dejo a mamá acá.

―Estoy bien y ya puedo irme. Y no te preocupes, puedo irme sola. Quédate esperando a papá con mamá.

―Okay. ―Suspiró―. Llama cualquier cosa.

―Claro ―dije y colgué.

Tomé un taxi cualquiera y fui hasta mi casa. Estaría excelente pasar un tiempo sola, relajarme y pensar en Matt. Digo, no, pensar en Matt no.

Abrí la puerta y cerré. Caminé por el pasillo hasta la sala. Todo vacío. Respiré profundo y subí a mi habitación. Abrí la puerta y mi boca cayó hasta el suelo.

Por todas partes, sin faltar un lugar de muebles, estanterías y pisos, habían ramos de rosas rojas. Pétalos cubrían el suelo y un peluche de oso gigante estaba ocupando la mayor parte de mi cama. Miré a todas partes pestañeando, eso no podía ser posible.

Quitándome de mis pensamientos sentí un par de manos en mis caderas y me sobresalté. Volqué rápido y me encontré con un chico de pelo negro y ojos grises: Matt, mirándome con ternura. Miré cada facción de su rostro, no creía que el haría eso. Me odiaba, me detestaba. Parpadeé rápido enfocando mi vista, y fue ahí cuando me di cuenta que su camisa tenía manchas de sangre seca por todas partes en el torso. Di un respingo y lo miré asustada.

―No es mía ―dijo al ver mi expresión.

No respondí.

―Es sangre de Luke.

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