Capitulo 43

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Movía mi cabeza en círculos tratando de calmar el horrible dolor de espalda que empezaba a aparecer en mi cuerpo. Estaba agotada. Habia acabado de terminar de lavar el ultimo baño y ya estaba extremadamente cansada como si me fueran dado una paliza. Arrastre mis pies hasta la cocina. Antes incluso de llegar pude percibir el suculento olor que se desprendía de allí; pizza. Mi cuerpo encontró alivio en ese olor. La cocina estaba hecha un alboroto. Angela y Flora se encargaban de dejar bien estirada la masa, Fabiola y Fatima de rellenarla y Mirta era la que las iba metiendo al horno mientras preparaba roles de canela. Arrastre mis pies hacia el taburete mas cercano y observe como Fabiola esparcía el queso mozzarella sobre la masa. Ninguna de ellas se había percatado de mi presencia, estaban demasiado concentradas. Cerre mis ojos por un instante, tratando de decirme a mi misma que no me sentía cansada, a ver si este malestar pasaba.

-¡Joder!.-Exclamo Fabiola haciéndome abrir los ojos de golpe. Tenia la mano en su pecho y su rostro era de terror parecía que le fuera a dar algo, la observe con el ceño fruncido.-Me asustaste, anuncia cuando llegas, mujer.-Exclamo mientras me golpeaba con el trapo en el brazo. Una risa se escapo de mis labios y quito un poco de peso de mis hombros.

-¿En que puedo ayudar?.-Pregunte mientras agitaba mis piernas. Ya que mis pies no tocaban el suelo. A pesar de sentirme tan cansada, seria injusto que me quedara descansando mientras ellas hacen el almuerzo. Mirta me escaneo en un nanosegundo. Enderece mi espalda y plasme una sonrisa falsa para que no se diera cuenta de el dolor de mis hombros y espalda. Pareció ver algo en mi expresión corporal.

-Cariño, ¿Podrías poner la mesa?.-Pregunto con tono maternal mientras metía los roles en el horno. Asentí insegura.  Antes de brincar del taburete pude visualizar una bolsa de color rosa con lunares blancos. Casi me doy una palmada en la frente, había olvidado el regalo de Diego encima de la mesa. Lo agarre con cuidado de no estropear la envoltura con mis uñas. Y salí de la cocina para dirigirme al comedor. Este constaba de bastantes puestos y solo allí se podían sentaban dos personas. Lo que es la desigualdad. Suspirando me senté a la cabecera. Y con mucho cuidado de no romper el papel lo abrí. Mis ojos se abrieron al tope al ver su interior. Era un hermoso vestido corto color coral con un escote pronunciado en la espalda pero este tenia algo especial, tenia un gran espacio en la parte de adelante para cualquier vientre de embarazada. Sonreí ampliamente. Tendría que agradecerle con muchos abrazos. Esto es demasiado. Doble con delicadeza el vestido y lo coloque encima del estante donde estaba toda la impecable vajilla y los cubiertos relucientes. Empece a acomodar la mesa. El plato en el centro a la izquierda el tenedor, a la derecha el cuchillo y la cuchara y al frente la copa. Escogí las servilletas de tela, las cuales tenían un bello color turquesa degradado y las puse a un costado del plato. Mirta a los segundos llego con una bandeja con una pizza completa y la puso en el centro de la mesa. Me volví loca cuando el exquisito olor entro por mis fosas nasales. Un suspiro dramático salio de mi, a lo que Mirta rió. Ella se inclino para cortar la pizza.-¿Podrías llamar a Peter, por favor?.-Pregunto mientras ponía uno  de los trozos en un plato. Casi suelto un suspiro pesado pero lo retuve. Hice un sonido con mi garganta a manera de afirmación y subí como quien no quiere la cosa, las escaleras. Tenia la mano suspendida en el aire dispuesta a tocar con mis nudillos pero las risitas de Peter, me detuvieron. Literalmente pegue mi oído a la puerta, al parecer estaba teniendo una conversación telefónica.

-Tienes que esperar un poco...si...lo se...ella no se enterara...sabes que ella no me importa...solo es venganza...a la única que quiero junto a mi es a ti...Mi gatita... nos vemos en cinco.- Y colgó. Mi entrecejo se frunció. ¿Estaría hablando de mi?, ¿Quien seria la chica con la que estaba hablando?. Toque tres veces y Peter me observo con ojos nerviosos. Trate de parecer neutral y eso pareció calmarlo un poco pero aun seguía rascando su nuca.

-Peter, ya el almuerzo esta servido.-Anuncie mientras cambiaba mi peso a mi otro pie. Él me observo tratando de buscar una respuesta. Por lo que escuche, él no iba a comer aquí, sino con la chica misteriosa solo esperaba que me lo dijera.

Que paso anoche?- JortiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora