Sentimientos

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CAPITULO 9: SENTIMIENTOS

Sasuke...– medio susurro.

Al oír aquella pequeña y débil voz, Sasuke se volteo y se encontró con el pequeño rubito, el cual le miraba fijamente. Al detallar con detenimiento la mirada de este, pudo notar con dolor que dentro de su pequeño había cambiado algo. En su mirada no había ninguna clase de brillo, solo había frialdad y oscuridad y aquello le preocupaba profundamente, porque el ya había experimentado lo que era eso y no era un sentimiento para nada agradable.

–Naruto, Me alegra que despertaras– comento con alegría mientras acariciaba su rostro.

–Y Sakura?– pregunto en un susurro con la voz enronquecida, a causa del tiempo que llevaba sedado. Mientras intentaba sentarse.

–No te esfuerzes dobe, y no te preocupes por ella, ya no sera un problema– le respondió con suavidad mientas continuaba acariciando el rostro del menor con delicadeza

–por qué...?– pregunto el rubio en un susurro.

–por qué, qué Naruto– pregunto de vuelta con un poco de temor, al saber que significado podría tener aquella pregunta.

–porque haces todo esto por un dobe como yo– le pregunto con una pequeña risilla falsa y vacía.

–escuchame con cuidado Naruto– pidió tomándolo de la barbilla con sutileza y con seriedad y firmeza continuo –pese a que yo te diga dobe todo el tiempo, tu no eres ningún idiota, un idiota no hubiera encontrado la forma de salvar a Kakashi en aquella emisión en el país de las olas, un idiota no hubiera sido capaz de enfrentarse a los exámenes chunnin como lo hiciste tu, un idiota no hubiera sido capaz de enfrentarse a aquella víbora que me quería secuestrar tal y como lo hiciste tu, un idiota no hubiera sido capaz de defendernos como lo hiciste tu en aquella vez que la aldea de la arena invadió Konoha, un idiota no hubiera sido capaz de dominar en tan poco una técnica poderosa como el rasengan y un idiota...– dijo con la voz quebrada y bajando la mirada, para luego levantarla y mirar a Naruto con sinceridad – un idiota no seria capaz de luchar con tanta firmeza y determinación para salvar a un completo imbécil, pedante, ingerido y con ínfulas de poder y venganza que planeaba venderse al mejor postor por un poco de poder, destruyendo casi por completo lo unico bueno y preciado que tenia– termino mientras las lágrimas corrían por su rostro y le sonreía dulcemente al pequeño Angol que le miraba. –así que jamas vuelvas a pensar que eres un idiota porque tu no encajas en aquella descripción y jamas permitas que nadie menosprecie el maravilloso ser que eres-

–pero Sasuke...– llamo, siendo interrumpido por este.

–esperame Naruto, debo llamar a Tsunade– dijo apartándose de este, y ubicándose en la mitad de la habitación, para después concentrar el mayor chakra posible.

–que haces? –pregunto el rubio

– llamo a Tsunade, no me voy a arriesgar a dejarte solo de nuevo y que ocurra lo de la vez pasada– dijo recordando con amargura lo que sucedió la ultima vez que dejo al rubio solo.

No pasaron ni cinco minutos, cuando por la puerta entro una agitada y ojerosa Tsunade, con cara de espanto temiéndose lo peor.

–¿que sucede mocoso?¿paso algo con Naruto?¡responde!– exclamo la mujer alterada zarandeando enérgicamente al Uchiha, el cual no podía soltarse de su agarre.

–Tsunade-baa-chan sueltalo– dijo Naruto sin ningún sentimiento en su voz.

–¡Naruto!– dijo la mujer fijándose en el rubio que se encontraba reclinado en la cama y corriendo a abrazarlo asfixiantemente.

Al soltarlo lo reviso de arriba a bajo, fijándose en el estado del pequeño y revisando que todo estuviera en orden.

–mi niño no sabes cuanta alegría me da ver que estas bien– dijo la mujer con felicidad y lágrimas de felicidad en sus ojos.

La MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora