Parte 5: M, desgraciadamente te conocí

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Después de pasar la tarde en mi habitación, sin salir para comer, ni para respirar aire fresco, me invadió una tristeza profunda. Tome la foto de M. que estaba bajo mi almohada y me quedé mirándola fijamente, hasta que caí en un profundo sueño. Dormí como una piedra, permanecí allí inmóvil con su foto entre mis dedos.
Son las tres de la mañana, me despiertan los familiares toques en mi cristal. Abro mis ojos lentamente y veo su silueta. Es ella, tan radiante y misteriosa como siempre. Me levanto despacio, la miro con curiosidad, su rostro está tan cerca de mi cristal que hasta se empaña con su respiración, también me acerco, y así nos quedamos algunos segundos, que me parecieron una eternidad. Aquellos ojos azules me decían muchas cosas, solo tenía que descifrarlas... la sensación fue la de que nos daríamos un beso, allí, con el cristal separando nuestros labios, me miraba fijamente y me tenía completamente hipnotizado. Fue entonces cuando después de unos segundos allí parados ella se movió, se distanció de mi ventana sin darme la espalda, sin dejar de mirarme, y a medida que se alejaba, me llamaba con sus pálidas manos para que la acompañara, su sonrisa se abrió y su rostro amable me decía que fuera hacia ella. Yo, temblando, pero a la vez con un cosquilleo que corría por todo mi cuerpo, decidí entonces seguirla, para averiguar a donde quería llevarme, quien era, y por qué me llamaba todas las noches desde que encontré su foto.
Allí fui yo, abrí la ventana con cuidado para no despertar a nadie, y salí al patio delantero de mi casa. Ella seguía allí parada llamándome, su mirada se encendió cuando vio que por fin le hacía caso, finalmente decidí seguirla.
M. no me dejaba acercarme mucho a ella, sin decir palabra se alejaba para que yo la siguiera, aquello parecía un juego, y no me gustaba demasiado, yo solo quería hablar con ella.
Ella se alejaba, y nos estábamos distanciando mucho de mi casa, pero era inevitable seguirla, empecé a correr detrás de ella y gritarle para que parara y me contestara. No podía con aquella situación, era superior a mí.
Después de una larga persecución, parecía que hubiéramos llegado a donde ella quería llevarme: la estación de tren. Ella se paró en medio de los carriles, que parecían abandonados. Me miró y con un gesto me invitó a que me sentara a su lado y así lo hice. Le pregunté qué ocurría, quería por lo menos escuchar su voz, saber que hacíamos allí... me bloquee, y me quedé allí mirándola, pobre de mi, me quedé hipnotizado en su mirada azul. Por fin ella interrumpió el silencio, y susurró una sola palabra: recuerdos.
Solo esa palabra fue suficiente, cerré mis ojos y noté que en los últimos días mi vida había pasado delante de mi a través de las distintas situaciones. Cuando por fin abrí mis ojos para hacerle todas las preguntas que tenía en mi cabeza, mire alrededor y no la encontré, fue entonces que el ruido estremecedor y el dolor invadió mi cuerpo, entré en aquel famoso túnel, miré hacia la luz, y escuché muy de lejos el pitido de un tren.

5:24 a.m. Un joven de aproximadamente 17 años fue encontrado desfigurado en las vías del tren. Llevaba un pijama azul, y en su bolsillo fue encontrada una foto: una instantánea en la que aparece una chica joven, con el pelo largo y anaranjado, nariz fina y en sus labios una tímida sonrisa. La chica está sentada en uno de los columpios del parque, y con una mano sujetando una cadena del columpio y con la otra haciendo una señal, un tres con los dedos.
Por detrás de la foto, en el rincón superior, hay tres fechas: "5/3/2001" ,  "8/10/2014" y la fecha de hoy, "6/9/2017" lo anexaremos como una posible pista.

Ah joven y dulce Muerte, no has perdido tu humor, cada día andas más creativa, espero que nadie más encuentre tu adorable foto.

La foto: Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora