IV

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Mi mirada nerviosa quedó depositada en cómo las horas cedían el paso hacia un atardecer inesperado entre medio de ensayos que apenas había terminado de revisar hace un par de minutos. Tragué saliva al saber que si me demoraba un poco más, no llegaría a casa a tiempo lo cuál era una de las tantas razones por las cuáles Lauren lanzaba sus miradas que eran capaces de producir un infierno en tan solo un par de minutos por lo cuál aceleré el paso, tomando todos los ensayos que tenía esparcidos sobre la mesa depositándolos con prisa en mi maletín deseando que el tiempo se detuviera mientras mi pecho se quedaba sin ningún tipo de oxígeno que les diese algún tipo de vida, ya que la memoria del último golpe que había recibido aun seguía fresco en mi piel y no estaba segura si podría ocultar algún otro moretón sin causar ningun tipo de sospecha.

Suspiré al tomar mi cabello entre mis manos nerviosas y mis pies caminando lo más rápido que podían, debido a que ésta hora el tráfico era insoportable lo cuál me restaban aún más minutos para llegar a casa, sin embargo, entre medio de mis miedos que solo mi corazón conocía; el rostro alegre de Amelia quién era lo más cercano a una amiga que tenía se mostró con una sonrisa pura, de esas que tanto extrañaba de mi vida anterior.

Sus grandes ojos azules me miraron por unos segundos antes de reír de esa forma risueña y animada que siempre imperaba en sus ragos.

¿Vas a casa?—preguntó enarcando la ceja y yo asentí sin más debido a que mis sentidos no eran capaces de dar respuestas claras cuando el tiempo jugaba en mi contra —Pero si pensé que saldríamos a tomar un par de cervezas —manifestó haciendo que yo rápidamente ladeara en forma negativa porque aquella idea no podía ser posible desde hace mucho tiempo, ya ni siquiera sabía lo que se sentía tener una tarde libre.—Vamos, Cami si es tu cumpleaños —agregó haciendo que parpadeara por unos segundos ante el sonido de su voz mientras intentaba creer lo que me estaba diciendo, hace mucho que no sabía ni a que día estábamos pero me sentía avergonzada al ni siquiera recordar que hoy era mi cumpleaños.

La pelinegra no tardó en tomar mi brazo en forma amistosa pero eso no fue lo que todo mi ser tomó como respuesta sino que se atrevió a mostrar la forma defensiva que había adquirido desde hace mucho tiempo ante cualquier tipo de contacto físico.

Ella me miró sin entender mi reacción y yo solo deseaba llorar ante la forma en que todo mi cuerpo temblaba.

Tengo que irme Mel —respondí tragando saliva ya que no deseaba que mis lágrimas se mostrasen como siempre lo hacían, ella siguió con la mirada confusa hasta que suspiró y asintió dejando en paz como tanto lo deseaba —Nos vemos mañana —dije con un hilo de voz que hasta a mi misma me rompía.

Feliz cumpleaños, Cami —mencionó en un suspiro mostrándome como en mi interior sabía que si un día bendecía el día en que Lauren llegó a mi vida, hoy solo gastaba mi voz en pedirme perdón por hacerme caer en un destino tan vacío.


Las mil palabras que nunca adquirieron voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora