Una sonrisa eterna discutía con la voz de mis palabras porque no sabía cómo demostrar de mejor manera la alegría que azotaba una y otra vez mi corazón.
Nuestras risas se mezclaron en su estudio mientras sus pinturas nos veían con paciencia ante ese amor tan poco escaso que sentíamos hacia la otra, mis labios no tardaron en buscar los suyos ante las órdenes tácitas de mi cerebro y el reflejo que el amanecer mostraba cada vez que estaba con ella.
—¿Crees que tenga tus ojos verdes?—le pregunté arrugando la nariz y sin pensarlo dos veces, mis manos cayeron ante su vientre que de a poco estaba comenzando a mostrarse al mundo, aunque muy pocos se habían dado cuenta de aquel detalle. Nosotras sabíamos a la perfección que entre las noches que no morían se encontraba una pequeña princesa creciendo a la luz del sol y se acunaba ante las estrellas polares que irradiaban en nuestras vidas.
—No lo sé —confirmó besando mi frente antes de reír —Solo sé que será la niña más hermosa de todo el mundo—admitió y yo asentí antes de acariciar con delicadeza su vientre tratando de sentir a mi hija detrás de la capa de piel que nos separaba.
—Solo quiero que sepas que te amo —le susurré al ponerme frente a su cuna acampanada decorada por aquel vestido azul que de a poco comenzaba a quedarle pequeño —Tanto como amo a mamá —sugerí antes de alzar mi mirada hacia Lauren quién se encontraba llorando frente a cada una de mis palabras —Vestirán las calles cientos de cerezos en flor cuando nazcas —musité antes de besar el vientre de la pelinegra que me había robado el corazón —No le digas a nadie pero estoy segura que lloraré cuando te coja en mis brazos —sentencié notando como todo el estudio se quedaba en silencio dándole cabida a cada una de las palabras que salían de mis labios —Te amo estrella de mi vida, espérame mi amor—volví a decir antes de buscar la mirada de la persona que se tejía de mis supiros —Y a ti también te amo—manifesté antes de alcanzar sus labios y con suavidad dirigir mis manos hacia su pelo alborotado —Tanto que no me cabe en el pecho —susurré juntando nuestras frentes mientras nuestras caricias se pintaban en nuestra piel, nos dibujábamos despacio entre cada una de nuestras miradas.
—¿Tienes algún nombre pensado?—me preguntó curiosa antes de arreglar mis rizos castaños, yo mordí mi labio ante su pregunta porque desde que sabíamos que era una niña no dejábamos de discutir posibles nombres de la estrella que iba a iluminar nuestras noches por siempre el sol que nos iba a calentar cada mañana.
—Me gusta Maia —contesté posando mis pulgares que seguían el camino que las facciones de su rostro mostraban.
—¿Maia?—inquirió enarcando la ceja y yo asentí antes de yo me arrodillara ante ella para lograr quedar frente a frente a la estrella de mi amor —¿Qué haces?—me preguntó divertida y yo chasqueé la lengua antes que mi voz se tiñera de tinta de agua clara.
—¿Te gusta Maia, mi amor?—le pregunté hacia su vientre que rompía cualquier tipo de cordura que había tenido en mi vida, el silencio se hizo escuchar entre nosotras hasta que acerqué mi rostro hacia donde ella estaba refugiada por el amor de Lauren y pude sentir como una respuesta se mostró ante su patada.
Con la artista nos miramos con la ilusión en nuestra alma y las lágrimas se hicieron presente ante la primera demostración de amor que ella nos daba y una de las últimas también.
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Las mil palabras que nunca adquirieron voz.
RandomY por eso me voy y por eso te digo Ni el mismo diablo me hubiera hecho el daño que me has hecho tú Y por eso me voy, por eso te maldigo Pero antes quisiera decirte a la cara una vez sin temor Que tú no vales más que yo. "A todas esas chicas que entr...