Capítulo 4

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  Llegamos al comedor y lo que vi me sorprendió. Bastante. Livana junto con unos cuatro chicos y dos chicas estaban sentados en el gran comedor. Al vernos de pie, todos se callaron y se levantaron con pura elegancia e hicieron una reverencia. Mis hermanos inclinaron levemente sus cabezas, lentamente seguí su ejemplo. La verdad no me di cuenta de que era raro ir a desayunar con un vestido hermoso y un peinado, pero creo que estaba demasiado sumida en mi desespero que no me percate con anticipación. La puerta estaba algo lejos de los invitados, si es que eran invitados. Quise salir de dudas y pregunté en voz baja.

-¿Creí que veníamos a desayunar? 

-Querida hermanita, el desayuno ya lo tomamos hace tres horas. Ahora tomaremos el aperitivo por decirlo de algún modo, con los príncipes que nos visitan desde lejos. -Eso significaba que me había perdido el desayuno por estar pensando bobadas. ¡PERFECTO!. (Notan el sarcasmo)

-No te preocupes Elohís, solo haz lo que yo haga y no hables a menos que sea necesario. - Miré a Zamara y ella me sonrío. Gael nos ayudo a ambas a sentarnos moviendo un poco la silla, luego se acomodo junto a su hermana. Los demás se acomodaron después de nosotros. Livana se levanto y hizo sonar su copa para llamar la atención de todos.

-Me alegro que nos acompañes, Elohís. - La voz de Livana resonó en toda la sala. Sentí su mirada en mi pero no la mire. Ella continuó hablando. - Príncipes, les presento a mi prima, Elohís. Prima ellos son los príncipes de nuestros reinos vecinos. - Zamara me dio un pequeño golpe en el brazo y haciéndome dar a entender que debía dar reverencia y así lo hice. Estoy consciente de que Livana continuó hablando después de mi reverencia, pero me sumí en un mar de pensamientos que inundaron mi cabeza con un abrir y cerrar de ojos, como si miles de palabras vinieran a ti y no pudieras descifrar cuales fueron en el momento correcto para averiguar que significaban. Algo así. Al darme cuenta ya había terminado la comida o debería decir postre. Lo único que había en el plato era algo viscoso que no me atreví probar, Zamara decía que era pudín de calabaza pero a mis ojos era pure de ostras pues pudín de calabaza no parecía.

Al terminar el supuesto pudín, que yo no toqué, todos en el comedor pasaron al gran salón para charlar y pasar un buen rato. Mis hermanos tomaron la dirección opuesta al de los demás. Los seguí. Ok, no sabía nada vale. Y tras de eso no conocía a nadie, no necesitaba compañía regularmente, pero estar sola con esas personas en particular no era mi fuerte.

-¿A dónde van? - pregunté.

-Nuestra prima no nos permite entrar a esas reuniones, dice que somos demasiado pequeños para eso. 

-Hoy fue una excepción - los miré dudosa - El dejarnos participar en el comedor - lo miré aún más dudosa -para el postre.

-Bueno, si los dejaron entrar al postre prohibido. ¿Por qué no a la "reunión" prohibida? - les guiñe un ojo, ellos sonrieron y me dirigieron al salón. Al llegar nadie presto mucha atención como en el comedor. Al contrario continuaron hablando sin prestarnos mucha atención. La sala era enorme y espaciosa (como cualquier lugar en el castillo diría yo,¿aunque que lugares había visto? La habitación en la que desperté, los pasillos y el recibidor. Diría que me falta mucho por ver de este castillo). Nos dirigimos a una mesa de ponches y bebidas. Yo tomé un poco y si tenía alcohol. Zamara se inclino para tomar uno, la detuve.

-No puedes. - Ella me miró - Tiene alcohol eres menor de edad, aunque seas princesa eso esta prohibido. Porque no le pides algo a uno de los sirvientes. - Ella asintió y Gael se ofreció a ir por ellas como todo un caballero y un buen hermano. 

-Sabes, casi pareces nuestra madre. 

-Bueno, cuando la veas dile que te estaré vigilando. - sonreí tiernamente.

-Ella está muerta. - mi sonrisa se esfumó. No esperaba eso.

-Yo, yo lo siento, no quería...

-No te preocupes, murió al darnos a luz a mi y a mi hermano, nunca la conocimos, a Gael no le gusta hablar de eso, pero a mi no me molesta. Quizás si la hubiera conocido me afectaría más.

-Aun así lo siento. 

 Gael volvió con dos bebidas en sus manos y con tres chicos. Quizás los príncipes invitados de Livana. Gael le extendió el vaso con algún liquido rosa a su hermana ella lo tomo. Los Príncipes inclinaron su cabeza a Zamara y me miraron fijamente la verdad sus miradas eran algo... Intimidantes.

-Elohís ellos son los príncipes Makir, Richard y Janiel. De los reinos vecinos. 

-Mucho gusto, soy Elohís White - Al decirlo me di cuenta de mi error, cuando eres princesa no dices tu apellido si no tu titulo y bueno no tengo titulo. Sí, lo se, y mi respuesta a las preguntas que no sepas es Libros. Créanme, odio leer... Pero me gusta investigar cosas y recuerdo haber pasado horas enteras en la biblioteca leyendo libros al azar antes de encontrar mi pasión por la ropa. Debió ser ahí cuando leí algo sobre las princesas de nuestro reino. Aun así los príncipes asintieron y uno tomó mi mano y la beso sin apartar sus ojos de mi. 

-Soy el Príncipe Makir de Noruega, un gusto princesa.

-El gusto es mio príncipe - vacile al momento de su nombre, ¿no sería una ofensa para él si digo su nombre, o sí? -Makir. - Dije al fin. Él símplemente asintió y sonrió. Por lo que le sonreí igual. El que supuse que era Richard tomó mi mano y siguió el ejemplo del primero.

-Soy el príncipe Richard de Antágo, es un placer conocerla princesa. 

-El placer es mio, príncipe Richard. -Esta vez lo dije sin pensarlo.

El ultimo tomó mi mano con mucha mas delicadeza y la beso aún mas lento. Sin mirarme. Cuando al fin dirigió su mirada a la mía sus ojos me impactaron. Eran de un tono azul grisáceo muy hermoso y con una mirada penetrante, soltó mi mano y se presentó. - Soy el príncipe Janiel de Zaragoza, es un placer y un honor conocerla, Princesa. - Sus palabras fueron mas dulces y delicadas al igual que sus manos. Aun así conteste igual.

-El placer es mio, príncipe Janiel.  

De la nada apareció otro chico, este fue menos cortes y mucho mas grotesco pero definitivamente guapo. Se presentó como el príncipe Edmund de Antágo, al parecer era el primo y hermano de crianza de Richard. Después de que los príncipes se presentaran y hablaran un poco de cosas que realmente no entendía del todo se despidieron amablemente y se alejaron. A lo lejos divise a Livana me miraba fijamente decidí no apartar la mirada de ella. Pero me arrepentí cuando la vi caminar en mi dirección. Venía junto con dos chicas más con hermosos vestidos de colores. Al llegar, Livana miró a mis hermanos como si quisiera asesinarlos. Luego me miró a mi. Con un poco más de dulzura. Pero solo un poco.

-Hola prima, quería presentarte a unas amigas. Chicas ella es mi prima Elohís. Elohís, ellas son Marla y Kira. Son princesas. - Lo ultimo lo dijo como si yo no supiera lo que es una princesa. Las princesas sonrieron en burla al comentario de Livana.  Incline mi cabeza a las princesas.

-Un gusto conocerlas Princesas Kira, Marla lamento que mi prima no pueda darle el recibimiento que se merecen. Las quisiera invitar a quedarse hoy pero supongo que mi prima ya lo habrá hecho, ¿Oh me equivoco?. -Miré a Livana que estaba con una cara de idiota, mientras que las princesas la miraban nerviosa. Por lo que supuse que no lo había hecho. Sonreí frente a mi pequeño logro. Oh lo que en ese momento creí. Por la mirada que Livana le había dado a Zamara y Gael cuando se acerco quise sacarlos de allí. Así que me las ingenié.

-Bueno me retiro, con su permiso. Gael, Zamara ¿vienen? - Ellos asintieron y me siguieron. 

 Al salir del gran salón mis hermanos me acompañaron a mi habitación, pero me sentí un poco mal cuando se fueron porque tenían clases de etiqueta y no se que más. Me despedí de ellos y entré a mi cuarto. Al irme esta mañana estaba mi cama desordenada y algunas cosas fuera de lugar pero justo ahora estaba tan ordenada como si nunca hubiera dormido en esa cama. Todo estaba acomodado y recogido. Me emocione al ver mi cuarto así. Pero conociendo mi mala suerte, todo esto nunca seria tan bueno. Pronto tendría que irme. Y estoy segura de que algo iba a suceder. Caminé al balcón y la brisa primaveral chocó con mi rostro delicadamente. Respire aire fresco. El silencio era tranquilizador. De repente la puerta se abrió y Livana entró echa una furia. 

ElohísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora