El rostro de Livana era de estupefacción. Se quedó mirando por unos minutos a Xavier muy fijamente a la cara, pero Xavier ni se inmuto. Entonces miré a mis hermanos y ellos a mí con unas sonrisas traviesas en el rostro.-Tengo una petición para la Reina. ¿Cuando puedo hablar con ella?- dije con firmeza ignorando el hecho de que llegaba en una limusina de fuera de palacio y sin autorización.
-¿Para que quieres hablar con mi madre? - Livana dio un paso al frente indicando autoridad. Algo que me tenía sin cuidado.
-Quiero ofrecerle a Xavier una oportunidad para que sea mi guardaespaldas como merito por haberme cuidado hoy - sonreí y miré a Xavier. Luego a Livana que no salia de su sorpresa.
-¿Xavier? - preguntó Livana con palidez en su rostro. La forma en la que pronunció su nombre era de desconcierto, diciendo cada sílaba con afirmación y un tono burlón.
-Así es - contesté. Livana sonrió, una sonrisa claramente falsa. Y dándose vuelta abruptamente dijo.
-Hablaremos de eso después - dicho esto comenzó a caminar hecha una completa furia hacia las puertas del palacio.
Claramente lo que había dicho le había molestado. Puesto que nadie llamaba a nadie por sus nombres si no por titulos y apellidos. Si se referían a mi debían llamarme Princesa y en algunos casos especiales Princesa Elohís. La verdad eso era una estupidez pero eran reglas. Reglas que me encantaba romper.
Mis hermanos que llevaban tiempo con caras graciosas y aguantando la risa, terminaron explotando en carcajadas. Sus risas eran tan contagiosas que no pude evitar reír con ellos.
-Viste su cara, era como... - Gael comenzó a hacer una mala imitación de su prima. Algo que aumentó nuestras carcajadas. Que hasta los guardias presentes no pudieron evitar sonreír y hasta mofarse de nuestros tontos chistes.
Minutos después regresé a mi habitación con Xavier atrás de mi. No había logrado convencerle ni a él, ni a mis hermanos que podía regresar sola a mi dormitorio. Zamara, creía que sería una buena idea, pues luego de lo que había dicho a Livana consideró recalar y despejar cualquier duda sobre el hecho de que Xavier había estado conmigo en la ciudad. Y cómo de costumbre Gael le apoyo.
En cuanto a él su cara y sus gestos corporales me decían que teníamos que hablar, por lo que acepté ir con él. Aunque realmente comenzaba a lamentar haber dicho semejante idiotez frente a Livana. Y sobre todo frente a él.
Estabamos por el pasillo del ala este del castillo, en el cual quedaba mi habitación. Algo que no me parecía correcto puesto que esta ala era para invitados. Comencé a subir los escalones cuando Xavier me distrajo haciéndome parar en seco, a medio escalón.
-¿Por qué dijiste eso? - su tono de voz era casi incomprensible e indescifrable. Lo que me hizo pensar ¿estaría enojado?
-Bueno realmente quiero que seas mi guardia. - comencé - Me caes muy bien y... pensé que... - deje mi frase inconclusa, preguntándome ¿Qué pensé realmente al decir aquella idiotez? ¿Realmente quiero que él, sea mi guardia, o solo es por Livana?. Me di media vuelta aún con mi mente en blanco y sin saber que decir lo miré. No pude pronunciar palabra. Por lo que él contestó por mi.
-Pensaste que podría ser tu guardia. - Mis nervios crecieron. ¿Que estaba pensando?
-No - mentí - Quería ser egoísta por un momento y pensar solo en mi. Por eso lo hice. Pero, si tanto te molesta puedo decirle a Livana que ya no necesito hablar con la reina. - Me di vuelta enojada y subí los escalones tan rápido como pude. Pero me alcanzó apenas terminé de subir las escaleras. Mi enojo era notable. No quería quedar en ridículo frente a Livana por eso lo había hecho. Y no me percaté en lo que lo había involucrado a él.
-Hey, espera. - Mi silencio hizo un incómodo segundo que él sustituyo con una disculpa - Lo siento. - dijo tiernamente y con la cabeza agachada. Parecía un niño al pedir perdón por su desastre. - Es solo que no estoy seguro de esto. Si descubren que no cuide de usted en su visita a la ciudad estaremos en problemas, corrección estaré yo, en problemas. - sonreí par mis adentros. Quizás él, sí, quería ser mi guardia.
-Si tu no dices nada yo no lo haré - dije dando vuelta para verlo directamente a los ojos. Sonreí. - Que dices, quieres ser mi guardia o debo escaparme de nuevo para que aceptes. - El suspiró relajado.
-Lo haré. - Mi emoción era mucha. Tanto así que mi sonrisa resplandecia. - Solo si prometes no causar demasiados problemas. - añadió.
-No prometo nada. - dije casi brincando de la emoción.
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Elohís
Ficción GeneralElohís White es una chica de 17 años que escapo del orfanato del que vivía. Lleva meses siendo solo una chica con un trabajo, sin muchos amigos. Pero un día llegan unos hombres a irrumpir en su casa. ¿Quienes son esos hombres y que es lo que quieren?