Capítulo 8

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El rostro de Livana era de estupefacción. Se quedó mirando por unos minutos a Xavier muy fijamente a la cara, pero Xavier ni se inmuto. Entonces miré a mis hermanos y ellos a mí con unas sonrisas traviesas en el rostro.

-Tengo una petición para la Reina. ¿Cuando puedo hablar con ella?- dije con firmeza ignorando el hecho de que llegaba en una limusina de fuera de palacio y sin autorización.

-¿Para que quieres hablar con mi madre? - Livana dio un paso al frente indicando autoridad. Algo que me tenía sin cuidado.

-Quiero ofrecerle a Xavier una oportunidad para que sea mi guardaespaldas como merito por haberme cuidado hoy - sonreí y miré a Xavier. Luego a Livana que no salia de su sorpresa.

-¿Xavier? - preguntó Livana con palidez en su rostro. La forma en la que pronunció su nombre era de desconcierto, diciendo cada sílaba con afirmación y un tono burlón.

-Así es - contesté. Livana sonrió, una sonrisa claramente falsa. Y dándose vuelta abruptamente dijo.

-Hablaremos de eso después - dicho esto comenzó a caminar hecha una completa furia hacia las puertas del palacio.

Claramente lo que había dicho le había molestado. Puesto que nadie llamaba a nadie por sus nombres si no por titulos y apellidos. Si se referían a mi debían llamarme Princesa y en algunos casos especiales Princesa Elohís. La verdad eso era una estupidez pero eran reglas. Reglas que me encantaba romper.

Mis hermanos que llevaban tiempo con caras graciosas y aguantando la risa, terminaron explotando en carcajadas. Sus risas eran tan contagiosas que no pude evitar reír con ellos.

-Viste su cara, era como... - Gael comenzó a hacer una mala imitación de su prima. Algo que aumentó nuestras carcajadas. Que hasta los guardias presentes no pudieron evitar sonreír y hasta mofarse de nuestros tontos chistes.

Minutos después regresé a mi habitación con Xavier atrás de mi. No había logrado convencerle ni a él, ni a mis hermanos que podía regresar sola a mi dormitorio. Zamara, creía que sería una buena idea, pues luego de lo que había dicho a Livana consideró recalar y despejar cualquier duda sobre el hecho de que Xavier había estado conmigo en la ciudad. Y cómo de costumbre Gael le apoyo.

En cuanto a él su cara y sus gestos corporales me decían que teníamos que hablar, por lo que acepté ir con él. Aunque realmente comenzaba a lamentar haber dicho semejante idiotez frente a Livana. Y sobre todo frente a él.

Estabamos por el pasillo del ala este del castillo, en el cual quedaba mi habitación. Algo que no me parecía correcto puesto que esta ala era para invitados. Comencé a subir los escalones cuando Xavier me distrajo haciéndome parar en seco, a medio escalón.

-¿Por qué dijiste eso? - su tono de voz era casi incomprensible e indescifrable. Lo que me hizo pensar ¿estaría enojado?

-Bueno realmente quiero que seas mi guardia. - comencé - Me caes muy bien y... pensé que... - deje mi frase inconclusa, preguntándome ¿Qué pensé realmente al decir aquella idiotez? ¿Realmente quiero que él, sea mi guardia, o solo es por Livana?. Me di media vuelta aún con mi mente en blanco y sin saber que decir lo miré. No pude pronunciar palabra. Por lo que él contestó por mi.

-Pensaste que podría ser tu guardia. - Mis nervios crecieron. ¿Que estaba pensando?

-No - mentí - Quería ser egoísta por un momento y pensar solo en mi. Por eso lo hice. Pero, si tanto te molesta puedo decirle a Livana que ya no necesito hablar con la reina. - Me di vuelta enojada y subí los escalones tan rápido como pude. Pero me alcanzó apenas terminé de subir las escaleras. Mi enojo era notable. No quería quedar en ridículo frente a Livana por eso lo había hecho. Y no me percaté en lo que lo había involucrado a él.

-Hey, espera. - Mi silencio hizo un incómodo segundo que él sustituyo con una disculpa - Lo siento. - dijo tiernamente y con la cabeza agachada. Parecía un niño al pedir perdón por su desastre. - Es solo que no estoy seguro de esto. Si descubren que no cuide de usted en su visita a la ciudad estaremos en problemas, corrección estaré yo, en problemas.  - sonreí par mis adentros. Quizás él, sí, quería ser mi guardia.

-Si tu no dices nada yo no lo haré - dije dando vuelta para verlo directamente a los ojos. Sonreí. - Que dices, quieres ser mi guardia o debo escaparme de nuevo para que aceptes. - El suspiró relajado.

-Lo haré. - Mi emoción era mucha. Tanto así que mi sonrisa resplandecia. - Solo si prometes no causar demasiados problemas. - añadió.

-No prometo nada. - dije casi brincando de la emoción.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2018 ⏰

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