Capitulo 1

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  Acababa de levantarme, la luz que entraba por las ventanas me despertó. Me frote los ojos descuidadamente. Me estiro y abostezo. Al parecer me levante antes de que sonara mi despertador. Para asegurarme miro el reloj de la pared. 10:40 a.m. ¡Demonios!, voy tarde al trabajo. ¿Pero cómo?. Tomo desesperada el teléfono, sin batería, lo que faltaba. Mi primer día de trabajo y llego tarde. 

Me levanto de la cama lo mas rápido que puedo y voy directo al baño a cepillar mis dientes. Me visto con un pantalón negro, una camisa blanca y unos tenis negros. Me pongo un poco de perfume, me cepillo mi cabello lo mas rápido posible y lo recojo en una coleta. Miro el reloj. 10:51 a.m. ¡Mierda!. Tomo mi cartera, mis llaves y una pera de la mesa. Bajo corriendo las escaleras y antes de llegar al final salto. Corro, al trabajo lo mas rápido que mis pies me lo permiten. Doy vuelta en la esquina de la calle, tomo el callejón que da  a la próxima calle. Salto los contenedores de basura para alcanzar la reja que divide el callejón. Al llegar a la próxima calle miro a ambos lados antes de cruzar la calle.

Entro al pequeño edificio decorado con unos hermosos tulipanes amarillos en el frente. Trabajo en una cafetería muy poco reconocida pero sin duda hacen los mejores cafés del lugar, sin hablar de los postres, los flanes de queso son los mejores. Al entrar me encuentro con Julia, la gerente. Una señora poco amable de cabello negro y con algunas canas regadas. 

-Elohís, llegas tarde - su tono era fuerte y severo - En tu primer día. ¡Que descaro!

-Lo siento, de verdad lo siento, Julia - Tenia pensado decir algo como mi perro rompió el cable de mi despertador (Aunque uso mi celular para la alarma), Oh, mi celular murió y la alarma no sonó. Pero al ver el rostro de la gerente las ganas se me quitaron al instante. Por lo que fui sincera. - La verdad, no tengo escusa valida para mi retraso. Simplemente me quede dormida. Julia frunció el ceño. Y me dejo pasar. 

 A pesar de todo mi día fue tranquilo. Claro sin contar con el cliente que que me hizo tropezar, o el que me hizo derramar el café en mi ropa, o el que me piso, empujo, bueno, sin contar con eso, mi día fue bastante tranquilo y diría que mejor que ayer. 

La verdad es que odio lo rutinario. Mi vida en el orfanato y en casas de cuido, fue bastante traumático. Nunca pasaba más de una semana en el mismo hogar, siempre terminaba escapándome y regresaba al orfanato con mi única amiga. Aunque la mayor parte del tiempo me metía en problemas. Prefería estar allí que con alguna familia sustituta. La ultima vez que hable con mi amiga la habían mandado a un hogar sustituto bastante lejos para mi gusto. Prometí ir a visitarla cuando pudiera y ella prometió contarme todo con lujo de detalle. 

Al salir del trabajo, me dirigí a casa por el mismo callejón oscuro. Eran las 10:15 de la noche, al llegar a mi edificio decido ir a ver la abuela que me deja hospedarme en el piso de arriba por un precio muy barato. Toco a su puerta, abre enseguida.

-¿Sí? -pregunta achinando los ojos para verme mejor.

-Soy yo abuela, Elohís. Vine a ver como se encontraba y a decirle que mañana en la tarde vengo a limpiar.

-Oh, querida Elohís. No es necesario que vengas mañana, yo estoy bien. 

-Lo hago por que quiero. Sabe que la quiero como si fuera mi abuelita. 

-Bien, bien. Ahora sube alguien esta esperando arriba.

-¿Alguien me esta buscando? ¿Quién podrá ser?, bueno si es así, que descanse abuela.

-Tú también descansa, querida. - dicho esto subí las escaleras hacia mi departamento. La puerta estaba entre abierta por lo que supuse que la persona estaría adentro esperando. Entre. Coloque mis cosas en la mesa. Miré por la habitación y no vi a nadie. De repente de mi dormitorio salio un hombre de negro, con traje y corbata. Lo miré extrañada. ¿Porqué demonios salia de mi dormitorio?. 

-¿Elohís White? - Pregunto el hombre. 

-¿Sí?, ¿Que se le ofrece? - El hombre saco una tarjeta de su traje y me la dio. La tomé. A lo que me sorprendí bastante. Era un guardia real. Si lo que escucharon. Un guardia de la realeza. En mi casa.

-Ahmmm, mmm... yo... yo no lo entiendo. ¿Por qué un guardia de la realeza vendría a parar en mi casa?

-Necesito que me acompañe, señorita White - El hombre se acomodo su corbata. Miré confundida la tarjeta. Que se supone que este sucediendo. - Le pido de favor que me acompañe, señorita. 

-Yo, lo siento... yo no puedo. - estaba realmente confundida. ¿Y si era una trampa?. Intente hacer salir al hombre de mi departamento pero fue inútil el hombre no se movía.

-Insisto que venga con nosotros .

-Ya se lo dije, señor. No puedo ir con usted. Me corrijo, no pienso ir con usted. Ahora si fuera tan amable de salir de mi casa. - Pero el hombre no se movió. En cambio aparecieron dos hombres más con trajes y corbatas negras al igual que el hombre de la tarjeta. Ahora que lo pienso. el había dicho "Nosotros", debí saberlo era una trampa. Pero al darme cuenta ya era tarde, uno de los hombres me colocó un paño con alguna sustancia que me hizo dormir. Algunas ocasiones escuchaba voces, o sentía que nos movíamos en algún tipo de auto. Pero en algún punto todo se volvió negro. Y ya no sabía donde me encontraba. 

ElohísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora