Me rindo

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Estaba nervioso, no dejaba de temblar ligeramente como el reloj iba avanzando. Los segundos le habían empezado a parecer horas, los minutos días y las horas, miles de años. Estaba realmente nervioso, quería derribar aquella puerta para asegurarse que Todoroki estuviera bien. Cuando miró al doctor salir del cuarto, su cuerpo entero tembló, las manos le sudaron en gran medida y de pronto su boca se sintió seca.

—¿Cómo está?—pregunto bajando su pierna de aquella posición elegante que había mantenido desde que Tomura lo tiro al piso.

—Estable...—él doctor limpio sus manos con una pequeña toalla.

—¿Y?, ¿algo más?

A Tomura le dieron ganas de tomar a Izuku de la cabeza y hacer un movimiento rápido para azotarla contra la pared más cercana. Sus malditos nervios, le ocasionaban estrés. Estaba a un paso de darle muchos golpes a su hermano menor, aunque luego su padre los regañaría por usar su Quirk uno contra otro. Entonces un suspiro pesado se escapo de entre sus labios, taciturno y muy fuerte.

—¿Sucede algo Tomura-Sama?—pregunto el médico inclinándose en una especia de reverencia.

—Nada, no es nada, Nara—llamo al hombre por su nombre, eso de los apellidos no era lo suyo.

—¿Sí?, ¿necesita más?—cuestionó dejando sus manos en sus bolsillos.

Tomura noto ligera molestia en su médico de cabecera, parecía estár enojado con Izuku. Analiso a sus acompañantes y cuando descifró por que el enojo del hombre mayor, lo cuestiono de manera directa, sin pelos en la lengua.

—¿Pasará la noche?

Midoriya tembló ante el comentario hecho por el de cabellos azulados, esperaba una respuesta positiva, en serio que sí.
Pero el doctor evito la mirada de aquel que era su jefe, intento no hablar mucho y no dejar muchas esperanzas. Pero cuando estuvo a punto de abrir la boca tras no aguantar ya la mirada penetrante del de cabello verde, una chica, con ropa de enfermera llego corriendo desde el cuarto hasta la sala. No era un trayecto muy largo, pero se le veía agotada, tal vez por pasar toda la noche en vela con el doctor.

—El joven ha despertado—hablo nerviosa, sabía que eso le traería más trabajo— y ha pedido hablar con Midoriya-Sama.

Él de cabello verde tembló y una sonrisa se deslizó por sus labios ante aquella información, estaba muy emocionado al ser lo primero que el bicolor quisiera tener cerca.
Respiró profundo antes de proceder a ir a verlo, el doctor lo detuvo, estaba inseguro sobre el estado del chico y no quería arriesgarse a tener una pelea.

—Déjeme pasar—la voz suave y nerviosa fue remplazada por una fría y sin sentimientos.

—No estoy seguro de tus intenciones—hablo serio retando a uno de los villanos que daban en verdad miedo—, no quiero tratar heridas de una nueva pelea en ese chico sí no sabes controlarte.

—No le haré nada.

Izuku aparto la mano del hombre mayor de su pecho, estaba enojado, más que enojado, no le querían dejar ver al hombre que le hacia latir el corazón al ritmo de un bólido.

—Ire a verlo, usted ni nadie me detendrá—paso de lado llendo hasta el cuarto.

Él doctor estuvo a punto de usar su particularidad con él joven. Pero fue detenido con Tomura que lo amenazo con tocarlo por completo y disfrutar de como se caí su piel poco a poco.

—Déjalo ser, ellos dos quieren hablar en privado—la mirada enojada del de cabello azul no dejaba a dudas de que lo mataría sí cometía algún error.

Izuku caminó por el pasillo con calma y una sonrisa nerviosa. Algo poco usual en él, ya que siempre cargaba una sonrisa sarcástica y sus pasos resonaban por donde pasaba, pero en esta ocasión no, todo era tan tranquilo y procuraba no hacer mucho ruido para no molestar al chico de ojos de diferente color que ahora debería estár descansando en la suavidad y comodidad de una cama. Cuando llego enfrente de la puerta que buscaba con todas las ansías del mundo, antes de que él pudiera tocar,  está fue abierta dejando ver con sorpresa al enfermo.

—Pensé que no vendrías—se sujetaba como podía de la pared para no caerse.

—Claro que vine—miró al chico lleno de vendas y muy débil— debés recostarte.

Él mayor de estatura nego de manera rápida repetidas veces, quería estar frente a frente con él.

—Tengo algo que decirte—susurró, en ese precisó momento se habían olvidado que eran enemigos.

Lo cargo al estilo nupcial, sin importarle que alguien pudiera verlos, no era porque se gustarán, más bien por lo que eran, uno era un héroe otro un villano. Lo recostó en la cama con delicadeza, como sí de una fina y muy bella flor se tratará. Sujeto sus manos con amor desmedido y lo miró a los ojos dándole a entender que era mejor hablar donde no pudiera hacerse daño.

—Me rindo—susurró ligeramente avergonzado.

—¿Qué?, ¿cómo que te rindes?

Se asusto de sobremanera, parecía que estuviera vendiendo su vida o que pidiera que lo matarán en aquel instante, tembló, tanto que parecía querer llorar, respiro profundo para tranquilizarse y preguntar mejor sobre aquella extraña situación.

—Como escuchaste, me rindo—lo miró a la cara en busca de alguna reaccion— no puedo estár sin ti, no así—apreto su mano con la suficiente fuerza para hacerle ver que iba en serio.

—¿Entonces?—cuestiono de nueva cuenta perturbado por todas esas emociones que aplastaban su pecho.

—Quiero unirme a los villanos y pasar el resto del tiempo contigo—su voz decidida hizo temblar a Midoriya.

Esto era nuevo, le había dicho a su hermano que el de cabello bicolor pasaría a estar de su lado, pero nunca se imagino que fuera de esa forma. Lo tomo de las mejillas y se acerco a su rosto, casí rozando esos labios que apostaba debían ser dulces.

—No hay vuelta atrás luego de esto—murmuró sin apartarse un sólo centímetro.

—Lo entiendo, solo quédate a mi lado.

Sonrió como pocas veces lo hacia, se posicionó sobre su cuerpo aplastandolo apenas lo necesario y lo beso, lo beso con toda la pasión que tenía para él. Con todo el amor que recorría su ser y llenaba sus venas hasta más allá de palabras lindas o miradas retadoras. Lo beso con toda la profundidad y sutileza del mundo. Era su mundo, el más perfecto, el hermoso y bello mundo que tenía la dicha de amar. Se apartaron un poco, sólo lo necesario para respirar, luego sus labios se buscaron con desespero y necesidad. Querían acabarse a besos amorosos, inocentes, a mimos tierno con palabras dulces.

Actualización, actualización, estoy muy feliz por esto. El baile feliz me acompaña el día de hoy, les dí un beso y tal vez el comienzo del Lemon, ya lo veremos sí es que no me dan ganas de torturar a la pareja. Yo, descripción gráfica jajajaja.

¿Como llegamos a esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora