Engaño.

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Aplaudió sarcástico dándole un aspecto un tanto aterrador. Su mirada recorrió aquella anatomía más alta y engreída. Claro, su quirk era ciertamente impresionante, pero nada evitaba la situación que estaban teniendo. Un duelo de miradas. Katsuki había llegado a el lugar donde se encontraba actualmente. Gritando mil maldiciones que no logró entender. Pero que cuando escucho su apodo le hizo enfurecer.

—¡Vuelve a llamarme así!—gritó tomándolo del cuello con fuerza.

Él rubio explosivo le mando una mirada de muerte y dolor. Estaba apretando demasiado fuerte.

—Te he dicho...—su mirada se oscureció siendo cubierta por su desordenado cabello— ¡que me llames de nuevo así!—lo estampó en la pared más cercana a él; la cual sólo era una pila de escombros mal colocados; los labios contrarios dejaron escapar un grito agudo de dolor.

Estaba apretando cada vez más y más sus manos alrededor de su cuello. Sus ojos se nublaron de un sentimiento extraño; a ojos del jóven Katsuki; y odio. Odio tan puro que podría matarte con esa maldita mirada gélida.

—¿Vas a decirlo?—la voz calmada y seca de Izuku se dejó escuchar por todo el lugar.

—De...De...—el poco aire no le dejaba hablar de una manera ligeramente correcta

—con fingida inocencia, afloró una sutil sonrisa de los labios rojos— ¡Oh te quedas sin aire!

Lo soltó dejándolo caer contra el frío piso de pavimento. Estaba intentando recuperar el aire faltante. Sus pulmones rogaban por el oxígeno como si en cualquier momento estos fueran a colapsar.

—Repítelo—ya no fue amable, sólo se atrevió a darle un puñetazo en la cara.

—Deku...—él rubio escupió sangre, el golpe le había roto el labio.

Sonrió con suficiencia y revolvió el cabello rubio con un cuidado raro. No era algo normal, bueno, era una acción dulce, pero resultó ser un engaño, el tirón de pelo le hizo alzar el rostro con una fuerza y rudeza increíble. Estaba siendo sometido por quien había sido él más débil chico en su infancia.

—Ya nos vamos entendiendo... Kacchan—él apodo fue prunciado despectivamente.

Él rubio tembló en su mismo lugar, aunque en realidad era su cuerpo pasándole factura por tan rudo enfrentamiento. Aunque muy en el fondo de sí mismo, en realidad temblaba de miedo puro, había visto ese lado tan inhumado de su compañero de infancia.
Un suave movimiento de sus facciones reveló su miedo.

—¿Miedo?, que chico tan malditamente pate...

Él de cabello verde no terminó de hablar cuando sintió uno de sus pies empezar a congelarse en el piso, en un rápido movimiento se escapó de las garras de su atacante.

—Todoroki bastardo—Katsuki grito irritado, lo que estaba sucediendo era entre Midoriya y él.

Él chico de fuego y hielo, lo ignoró de una manera realmente eficiente. Se perdió en esos bellos ojos con unas ojeras enormes en ellos. En esos labios color cereza, esas pequeñas pecas que parecían constelaciones, en esa figura un poco más masculina que de lo que recordaba.

—¿Midoriya?—cuestionó acercándose poco a poco al jóven.

Él menor retrocedió recordando que él hijo de Endeavor era una mezcla perfecta de su padre y madre. Sus ojos se posaron en él mayor para analizar cada maldito movimiento, en ese corto lapso de tiempo logró analizar sus puntos débiles.

—Todoroki—un susurró bajo salió de sus labios de manera involuntaria.

Cuando se miraron a los ojos cada uno reaccionó de manera diferente. Todoroki busco acercarse, mientras que Midoriya sólo buscaba alejarse de una manera muy notable.
Necesitaba que usará solamente su lado de hielo, en el peor de los casos usaría el de fuego, pero sin duda alguna sería un desastre sí usaba los dos al mísmo tiempo.

—Midoriya, ¿por qué haces esto?—cuestionó confundido por la falta de buena conducta y sonrisa sincera en su compañero.

Rió tan mecánicamente que Todoroki sólo se sorprendió que alguién fuera capaz de una risa tan gutural. Entonces él fue quién retrocedió. Izuku se inclinó haciendo una perfecta reverencia, aplaudió con un ruido hueco. Estaba realmente divertido con toda está actuación.

—Soy él villano aquí, tú eres él héroe Todoroki—su mirada afilada hizo congelar al de ojos heterocromáticos—. Estamos en un interminable juego de atrapar al ratón—se dió una pequeña vuelta juguetona alrededor de él—. Y déjame decirte querido Todoroki, que tú eres él ratón aquí.

—Pero todo podría cambiar—intentó hablar con él menor—, tú podrías cambiar.

—¿Yo cambiar?—pregunto al aire, como sí de una broma se tratará—buena broma, yo decidí este camino, no hay vuelta atrás.

Todo era vigilado desde un lugar seguro por Tomura, Black Mist y su maestro. En realidad estaban grabando cualquier pequeño herror que los héroes cometieran para descubrir sus puntos débiles.
En ese instante recordó algo, algo tan doloroso para el chico de cabello bicolor, que hasta él mísmo se pregunto sí fue lo correcto.

—Mamá, su lado izquierdo es terrible, cada día se parecen más a su padre—imitó a la perfección la voz de una mujer—. Ya no quiero cuidarlos.

Eso dejó helado a Shōto, de manera involuntaria se toco su quemadura en su ojo. Todo era tan traumático, le estaban recordando ciertas marcas en la piel, tanto como en el corazón.

Logró escapar un poco sin interés de enfrentarse a Todoroki Shōto, se había dejado llevar y los impulsos le ganaron golpeando a Katsuki. Pero no logró avanzar lo suficiente cuando la suela de su fino zapato se sintió caliente, se estaba derritiendo.

—Maldición...—se agachó con rapidez desamarrando los cordes.

La suela ya estaba totalmente pegada al piso, estaba sintiendo las plantas de los pies arder poco a poco, como cuando el agua hierve con calma. Miró a Todoroki un poco preocupado, parece que se había equivocado un poco con lo que dijo.

—¿Cómo sabes eso?—su mirada se oscureció de una manera muy aterradora.—¿Quién te dijo sobre ello?

Midoriya se maldijo a él mismo en voz baja, cuando logró salir de la trampa que eran sus zapatos sintió la mano del chico rozar sus cabellos y cara, dejando una pequeña quemadura en la zona que logró tocar.

—Lo siento... Yo en verdad.

Fue demasiado tarde cuando el chico bicolor quiso disculparse, Midoriya se había retirado entrando a un portal con una cara de marcado dolor. Pero no entendía sí era por ser lastimado, o porque le habían roto el corazón;  esto no lo sabría nunca, pero nuestro chico de bonitas pecas guardaba la esperanza de lograr hacer que Todoroki se uniera a él, pero realidad todo había sido un engaño más en su vida.

¿Como llegamos a esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora