Jared
—Sam —dije arrastrando la palabra con un tono calmado—, hablemos, no quiero un duelo contigo. —Agitó hacia mí el látigo. Me alejé unos pasos rápidamente y lo evité por solo unos centímetros—. Mira, sé que estás enfadada conmigo, pero...
—No estoy enfadada, estoy furiosa. —Volvió a agitar su látigo hacia mí. Esta vez me atrapó la mano que mantenía alzada como un gesto de bandera blanca, y me ardió como el infierno.
—Jesús, Sam, escúchame.
—¿Para qué? Honestamente, no hay nada que puedas decir que cambie el hecho de que quiero azotar tu trasero en este campo hasta que me supliques que pare. Y no me detendré.
Otra vez, volvió a lanzarme el látigo y otra vez me golpeó; esta vez en la oreja. Incluso a pesar el dolor, no pude evitar notar lo sexy que lucía ahora mismo con sus ojos echando humo y con ese látigo entre los dedos.
—Bebé, solo escúchame...
—Oh, no, no tienes derecho a llamarme así. No soy tu bebé. —Como para puntualizar eso, volvió a agitar el látigo y me rajó el pecho, rompiendo mi camiseta y también la piel debajo. Quemaba incluso cuando se había curado. Lo que quemó más fueron sus palabras.
—Y una mierda que no. —Con eso, solté una oleada de chispas eléctricas por mis dedos, golpeando el suelo cerca de sus pies. Se podría decir que, por la encolerizada expresión de su cara, sabía que yo había fallado a propósito.
—¡Pelea contra mí! —Abruptamente, agitó con fuerza el látigo; cortó mi mejilla, labios y mandíbula. ¡Dolió como la mierda! Sin darme tiempo a recuperarme, lo volvió a agitar. Un intenso dolor por quemadura me pasó por el muslo.
—¡Te lo dije, no quiero un duelo contigo! ¡¿Ahora te calmarás para que podamos hablar?!
—¿De qué, Chico Heir ? ¿De que estoy bien para un revolcón y para alimentarte, pero no soy lo suficientemente buena para dirigir a tu lado? ¿De que me estás volviendo a dejar afuera? ¿De que eres un bastardo sexista, mentiroso y que apuñalas por la espalda? —El látigo me cortó la camiseta otra vez, así que ahora había una X en ella.
—No es que estuviera tratando de dejarte afuera.
—¡Has estado tratando de dejarme afuera desde el primer día!
Esta vez, el látigo cortó la carne de mi canilla. ¡Jesús, esta mujer no tenía compasión!
—¿Sabes qué es gracioso? Anoche, en la reunión, cuando todos estaban menospreciándome porque soy una Sventé, me pregunté si tú te convertirías en eso después del revolcón. Hmm. Parece que eso fue más parecido a una premonición, en realidad.
—Maldición, Sam, no te menosprecio. —El látigo me golpeó tan fuerte la oreja que di un salto—. ¡Maldita sea!
—No puedo creer que haya pensado que me respetarías. No es que pensara que me respetabas tanto como los otros, pero pensé que podrías llegar a eso. Pero no, todavía eres el tarado sexista que conocí en la piscina.
—Si sencillamente bajaras ese látigo por un minuto y me dejaras hablar, podría expli... —El látigo golpeó mi oreja otra vez donde más dolía; por eso, obviamente, lo había hecho otra vez. Incluso cuando mi sangre solo había salido a la superficie ligeramente con cada corte en mi piel antes de repararse, la esencia era todavía potente en el aire. Podía ver que la estaba molestando por la forma en que sus orificios nasales estaban dilatados y por cómo tragaba con fuerza repetidamente. Estaba pensando en cómo sería capaz de usarlo a mi favor, pero sus siguientes palabras cortaron todo tren de pensamiento.
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Here be sexist vampires ( Aqui Hay Vampiros Sexistas)
VampireSam Parker es una vampira con un don tan fuerte y significativo que es invita a participar en una pruba para un puesto en el ejercito privado del Gran Maestro de los vampiros. Ella descubre que no solo el ejército nunca ha tenido una mujer, sino tam...