Capitulo 3: Omnia vincit Amor

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Allí estaba, frente a un dios, llorando y él solo me miraba con esa mirada, sabia que me estaba juzgando, me enfadé, me levanté del suelo y le plante cara, le dije que dijera algo, que parase de estar callado juzgándome y hablase, él comenzó a reírse como la primera vez que nos vimos, me harte y le di un puñetazo, ni lo moví un milímetro. Hades me lo devolvió y me caí al agua. Hades se acercó a la orilla y empezó a aplaudir, me dijo que poca gente se hubieran atrevido a hacer eso, y que eso le gustaba en mi, a lo que me ofreció seguir con el trato, si le ayudaba en unos asuntos, como los llamo él, me devolvería a mi familia. Lo que no me dijo es que esos asuntos, no existían todavía y hasta que se originasen estaría en hibernación, así que nada más aceptar caí en un profundo sueño y al despertarme seguía estando en el inframundo pero estaba en una habitación y a mi lado había una mujer en una silla leyendo un libro, al ver que me despertaba, se levanto y se acerco y empezó a hablar conmigo, le pregunte que que me había pasado, ella me dijo que había estado en hibernación hasta que Hades requirió de mis servicios, le pregunte que cuanto tiempo había dormido, la respuesta me dejo en shock, había estado dormido más de 2500 años. Tras decirme esto la mujer se presentó, se llamaba Perséfone y muy amablemente me explico lo que yo era, primero me preguntó si esos años que estuve tras Odiseo me había notado raro, le dije que si y me reveló lo que era. Hades me había convertido en su Alderik, estos eran guerreros personales de cada dios, cada dios podía tener uno, y a este le daban poderes y cualidades increíbles y la función de cada Alderik era defender a su dios y cumplir sus misiones y si el Alderik cumple todas sus misiones con éxito el dios debe dejarlo libre y darle algo a cambio de su servicio. Al oír eso solo pensé en mi familia por lo tanto me levante de la cama, y busque a Hades para ver cual era mi primera misión. Al encontrarlo no habló, solo me señalo a un cofre que estaba a su lado, lo abrí y vi una armadura de color negro, miré a Hades y este me sonrió. Llevé el cofre a mi habitación y me cambié, tras esto Perséfone entró en la habitación con un cuchillo y me lo dio, me dijo que me afeitara y me cortase el pelo,para qué ningún dios me reconociese, me quité toda la barba y me deje el pelo corto. Una vez hecho eso, Perséfone, me preguntó que ya que había perdido mi hacha cuando  me atacaron los monstruos marinos, me entregó un nuevo hacha forjada por el mismísimo Hefesto, además me otorgó del casco de invisibilidad de Hades, con el cual podía hacerme invisible a mi antojo. Este casco tenia forma de una calavera negra sin mandíbula, con una cresta como si de un casco griego se tratase. Me puse el casco, me arme con mi hacha y esperé nuevas ordenes. Perséfone me contó que el dios de la guerra Ares había creado un Alderik el cuál estaba causando muchas muertes y por lo tanto, le ocasionaba mucho trabajo a Hades. Le pedí información sobre el Alderik, se llamaba Vlad Drăculea y era el príncipe de Valaquia, y le pidió poder a Ares para poder defender su tierra ya que estaba en guerra con los otomanos, la única pega era que para mantener sus poderes se tenía que alimentar de sangre humana, de ahí que haya ocasionado tantas muertes. La misión parecía fácil, infiltrarme entre las filas de los otomanos, acercarme a Vlad y matarlo. Hades me llevo al campo de batalla, active mi casco y oí el plan de los otomanos, cuando se prepararon para la lucha corrieron  hacia el castillo de Vlad, me situé entre ellos, desactive mi casco y empece a correr junto a ellos, al llegar al castillo, Vlad salto desde su torre más alta, se transformo en una especie de niebla con forma de murciélago gigante y nos embistió, fui el único en aguantar el golpe, todos los demás murieron en el acto. Vlad me vio y se apareció frente a mi. Para mi sorpresa él sabía quien era y que era, al parecer Ares le habló de mi y le dijo que si me veía debería matarme, así que la lucha entre el Alderik del inframundo y el Alderik de la guerra comenzó. Empezó atacando él, intente esquivarlo pero por muy ágil que fuese, era demasiado rápido, aunque me levantase y le atacase se lo esquivaba, no conseguía encajarle un golpe, en cambio el los acertaba todos, hasta que hubo un momento que no pude volverme a levantar, me había derrotado e iba a terminar lo que empezó. Desenvaino su espada, la colocó en mi nuca, y la levanto para cortarme la cabeza, pero antes de que me arrebatase la vida, me vino un flashback, estaba yo, en Troya, jugando con mi niña. Eso me dio la fuerza suficiente para esquivar su espada, coger mi hacha y clavársela en el abdomen. Vlad cayó de rodillas ante mi, recogí su espada del suelo y le corte la cabeza, cumpliendo así mi misión. Una vez completada, Hades me devolvió al inframundo donde me felicitó y me otorgó un regalo para mis próximas misiones, un fiel compañero.

El Llanto de la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora