Barry Allen (One Shots)

La hija del Capitán (Parte Uno)

-¿Porque el capitán está más loco que de costumbre?- pregunté acomodando mi maletín tras de mi

-Hoy llega su hija- contestó Joe, observando como por el vidrio de la oficina se veía un capitán gritándole a todo el mundo -quiere que todo este impecable para recibir a su princesa- segundos después salí de mi trance

-¿¡hija?!- dije más fuerte de lo que pensé, y al instante me arrepentí -¿el capitán tiene una hija?- grite/susurre a Joe, quien me dio una afirmativa con su cabeza -¿pero que no el...bueno... es gay?- dije observando a todos lados antes de hablar

-yo y el capitán nos conocemos desde hace tiempo Barry, y es mi amigo, no tengo porque andar divulgando con alguien su vida profesional- resople, ¿acaso no podía decirme a mi?, ¿acaso no soy de fiar? -Kennedy es una chica muy dulce- ¿Kennedy?, ¿que clase de nombre es ese?

-¿la conoces?- inquirí tratando de saber de la hija, hasta hace un tiempo desconocida para mi; de mi jefe.

-si, cuando era pequeña venía muy seguido, pero al entrar a la preparatoria de fue con su mamá a Londres y allá terminó su carrera de gastronomia-

-¿viene por la boda?- Joe se encogió de hombros, dándome a entender que no lo sabía ¿es mayor?- este negó

-Tiene tu edad o tal vez un poco mayor- siempre me han dicho que no tenemos prejuzgar a alguien, mucho menos sin conocerlo, pero sin querer ya me imaginaba a la hija del capitán:

Gruñona.
Grosera.
Y Gritona.

Además de fea.

-Siempre soy el único que No se entera de las cosas- dije en reproche, mientras tomaba mi café y empezaba a caminar hacia mi laboratorio

-¡ALLEN!- apreté mis ojos, Dios que mala suerte tenía, abrí mis ojos y me Di la media vuelta -le voy a pedir un enorme, enorme, pero enorme favor-

-Di-dígame capitán- dije intentando no sonar nervioso, fallando notablemente.

-Trate de no acercarse mucho por aquí, lo que menos quiero es que me haga quedar en ridiculo- baje mi mirada, sabía que era distraído, torpe, bobo y muchas cosas más, pero no me gustaba que lo dijera tan así.

-No tienes porque decirle esas cosas pa...- la voz delicada tras de mi me hizo darme la vuelta asustado y sin querer

Tire mi café sobre la chica.

Sentí como la sangre se iba a mis pies y mis ojos se abrían tanto que pensé que se iban a salir

Mira que estúpido eres, me vergüenzas Barry

Dios mío, escuchame por favor

Dime que el café no estaba caliente

No seas imbécil, es obvio que no estaba caliente porque tenía como una hora en la mesa de Joe.

Mi conciencia era muy amable en recordarme cosas.

Mejor preocupate por la oración que no terminó "no tienes porque decirle esas cosas pa...."

Me corrijo, era cruel.

Por favor que no sea quien estoy pensando.

Por favor.

Por favor.

Se los ruego

Se los suplico.

Se los imploro.