Capítulo 3

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Entré por la puerta del instituto sola, al parecer ayer Alex se encontraba mal de verdad.

Agarré fuerte mi mochila, caminando por los pasillos abarrotados de alumnos, ninguno amigo mío, simplemente conocidos con los que compartía dos o tres palabras al día.

En el instituto no era típica popular, tampoco era la chica solitaria, eso sí, tenía a cuatro compañeros de clase molestándome, haciendo comentarios que me molestaban. Yo simplemente, no les hago caso.

Llegué a mi clase y me senté en mi sitio de siempre sacando los libros y mi estuche.

— Venga chicos, abrid el libro por la página… —la profesora fue interrumpida por un golpe.
Todos nos giramos hacia el sonido que la puerta hizo al chocar con la puerta.

— Oh, usted debe de ser el nuevo alumno —el chico asintió— que sea la última vez que llega tarde, sientese.

Todos seguían con la mirada al nuevo alumno, cómo no hacerlo. Era alto, de pelo negro y ojos verdes, los músculos se le notaban a través de esa camiseta negra que llevaba y caminaba con una seguridad increíble.

Se sentó en el sitio que había detrás mío, menos mal, ya que mi asiento estaba libre por la falta de mi amiga.

La clase se pasó lento, igual que las demás clases que tenía. Para mi suerte, ya estaba saliendo de la última y me dirigía a mi taquilla para dejar el libro de Ciencias ya que no quería llevarme mucho peso a casa.
Los pasillos estaban casi vacíos, había algún alumno como yo que dejaba los libros en su taquilla.

Estaba abriendo la taquilla cuando escucho que dicen mi nombre.

—Hey Lana, quería pedirte un favor, bueno, igualmente lo harás de todas formas —me giré y era el estúpido de Zac con su mejor amigo y dos de las animadoras, una de ellas la novia de mi hermano.— quiero que me hagas los deberes de Física.

Le ignoré completamente y dejé el libro.

— Niña tonta, te está hablando mi hermano —dijo la rubia mientras me golpeaba levemente el hombro para que me girara.
— Lo sé, y yo le estoy ignorando —dije mientras cerraba la taquilla y me alejaba de ellos.
— Oye a mi no me hablas así —dijo mientras me empujaba contra la taquilla.
— Eh, calmate, no es mi culpa que tu otro novio o como lo quieras llamar te haya dejado con las ganas en el recreo.

No hizo nada, simplemente me miró con odio y luego bajó la mirada hasta el collar que llevaba puesto.

— Por cierto ¿Cuándo vas a tirar este horrible collar?

Ella sabía lo importante que era para mi este collar. Me lo dio mi abuela cuando era pequeña, un día que llegué a casa llorando, ya que se habían burlado de mi en clase por el vestido que llevaba, era mi favorito.
Recuerdo lo que me dijo "Cariño, nunca dejes de ser tu misma, esa es la única manera de ser feliz."

Ese collar era lo único que me quedaba de ella.

— Ya sé —dijo la rubia haciendo que volviera a la realidad— lo tiraré yo por ti.

Y después de eso tiró del collar arrancándolo de mi cuello para mas tarde pisarlo.

— ¡No! —grité y la miré con furia mientras todos se rieron.
— Y esto por insinuar que soy una guarra —dijo y estampó su puño con mi cara.

Sentí un dolor en el pecho que cada vez crecía más. Comencé a respirar rápido, comenzaba a marearme.

— ¿Que le pasa a sus ojos? —dijo Zac y todos dejaron de reír para mirarme con ¿Miedo?
— ¿Estás bien Lana? —preguntó la rubia.

La miré, llena de rabia y me lancé a su cuello escuchando sus gritos. No podía parar, no tenía el control sobre mi cuerpo.
Sentí que me alejaban de la rubia con un empujón que hizo que me golpeara la espalda, me giré, era Zac.

Vi como me miraba con miedo, me levanté y perdí el conocimiento.

LUZ DE LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora