Samuel se acercó más a Zacarías y amoldó su cuerpo al de su compañero que automáticamente lo abrazó más cerca.
Ahora, con su vientre hinchado con sus bebes era un poco más difícil, pero aun así ninguno de los dos renunciaba a estar tan cerca del otro como era posible. De hecho, cualquiera que pensara que cuando el celo terminó y Samuel quedó preñado se calmarían, estaba equivocado. Samuel pensaba que era incluso peor. De alguna forma, el conocimiento de Zacarías de que allí estaban sus hijos hacía que estuviera caliente todo el día, lo que hacía que Samuel también se encendiera.
-Ya vale. – Dijo Carolina más divertida que molesta. – Estáis apestando toda la cafetería con vuestro olor a deseo. Si seguís así, todos los clientes a nuestro alrededor se van a poner a follar como conejos afectados por vuestras feromonas.
Zacarías se encogió de hombros ni un poquito avergonzado.
-Qué lo hagan si lo desean. Yo lo haré en cuanto lleguemos a casa.
-Sabes que ya está preñado ¿Verdad? Puedes dejarlo descansar.
-Muérdete la lengua, mujer. – Dijo Samuel.
Carolina se rio divertida.
-¿Cómo os van las cosas?
-Ahora parece que todo está más tranquilo. – dijo Zacarías. –Por fin se ha corrido la voz de que acoplarme con otro macho no me hace débil y empiezan a desistir de intentar quitarme el territorio.
-Pero han tenido que morir muchos lobos para que aprendieran la lección. –dijo Samuel.
-Y los que pensaron que Samuel era tu punto débil también lo han pagado. –Dijo Carolina.
-Esos desgraciados. – Dijo Zacarías indignado.
Zacarías todavía estaba cabreado por no haber estado allí alguna vez que habían atacado a Samuel. Afortunadamente él nunca necesitó a nadie que lo defendiera, pero eso hería el orgullo de Zacarías.
-Era necesario amor. – Dijo Samuel besando a Zacarías para intentar calmarlo. – Si seguían pensando que yo no podía defenderme, hubieran seguido atacándome, y cuando nacieran los cachorros sería incluso más peligroso.
Ahora más que nunca tenían que saber que aunque estuviera preñado era un arma letal para los que le atacaran y por eso no tenía piedad ante cualquiera que entrara en su territorio, incluso si Zacarías estaba allí para protegerlo.
-¿Y qué hay de lo tuyo? –Preguntó Zacarías cambiando de tema pues no se sentía cómodo al reconocer que no había podido proteger a su pareja como quería.
Cuando saltó la noticia de que dos machos se habían acoplado cientos de lobos se habían puesto en contacto con ellos para saber como funcionaba, y como Samuel y Zacarías estaban muy ocupados, le dejaron a Carolina todo el trabajo de dar la información a los interesados.
-Por ahora se de al menos una docena de casos de lobos que se han apareado con éxito y por lo menos la mitad ya están esperando cachorros– dijo Carolina con una gran sonrisa.
-Eso es maravilloso.
-Es una pena que no lo hubiéramos sabido antes. Podríamos haber salvado a cientos de lobos. Solo pensar que podían tener sus almas gemelas al alcance de su mano y no reconocerlas como os pasó a vosotros...
-Pero nosotros nos encontramos.
Zacarías agarró su mano intentado consolar a su hermana, pero Samuel le hizo soltarla con un pellizco.
-¡Qué es mi hermana!
-Vale, yo la consuelo. – dijo Samuel alargando la mano.
-Ni hablar, no es tu hermana.
Carolina no pudo evitar reír. Eran tan posesivos el uno con el otro que eran cómicos.
Solo esperaba que la camarera no fuera tan valiente como para coquetear con alguno de los dos...
S.e"
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Se acabó el tiempo
NouvellesZacarías es un cambia formas lobo que por su edad ya debería haberse convertido en salvaje, pero gracias a su cercanía a su hermana gemela Carolina y a su mejor amigo Samuel, ha conseguido sobrevivir más que ninguno de su especie. El problema era q...