Capítulo III

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Otro día de Universidad y prácticas por la noche, realmente me sentía agotada pero más tranquila, Tomás ya había vuelto a casa con su hermano y eso me ponía contenta, se había recuperado rápidamente con la ayuda de todos, sobre todo la de Amy, no se despegaba de él, es tan enternecedor el cariño que se tienen, nunca imaginé que ella pudiera ser así, siempre trataba de parecer una mujer fría, pero había llegado a conocer un aspecto muy bonito de ella donde me demostraba que habia una mujer llena de sentimientos, capaz de una gran lealtad y compañerismo hacia las personas que quería. Nos estabamos llevando muy bien, hasta empezaba a considerarla una amiga, pero lo que me entristece es que cuando Tomás dejó el hospital no la he vuelto a ver. Le pregunté a Alex sobre ella y me dijo que el trabajo la tiene muy ocupada y el querer ver hecho realidad el proyecto para el pueblo lo antes posible.  Es otra cosa que me deja sorprendida de manera positiva y grata sobre ella, el proyecto que tiene para la ciudad es muy bueno y ayudará a tantos, no cualquiera lucha por el bien de los demás, para que se acaben las injusticias, los delincuentes paguen por sus delitos y dejen de lastimar a los débiles, es un acto muy noble que la hace especial. Aunque se que lo que la debe motivar es por lo que le sucedió a su hermano y que más gente no sufra lo que ella sufrió, y claro que la entiendo, si perdiera a Tiana o a mis padres no sabría si lo podría soportar. Hay mucho en Amy que me atrae como la polilla a la luz pero a la vez mucho me desconcierta, algunas de las razones son el porque me pone tan rara cuando estamos cerca, porque siempre siento el impulso de rozarnos de alguna manera, si tengo la oportunidad de abrazarla, no me quiero despegar, pero sobre todo como golpea mi corazón a mil por hora con solo verla, son desquiciantes esas emociones y nos les encuentro razón hasta el momento, lo único bueno es que había dejado de tener ese sueño tan extraño. Moví la cabeza para volver mi atención a la clase, el profesor que daba este curso es tan aburrido que no puedo dejar a mi mente tranquila y que me ponga a pensar y pensar, pero ahora más que nunca quiero prestar atención así por lo menos por un rato dejaría de pensar en ella y de volverme loca por saber porque me sucede todo esto, lo único que se es que ella es un total enigma que quiero comprender.

Lograr concluir la clase prestando atención fue una tarea titánica, debería estar prohibido contratar profesores tan aburridos, lo que me alegraba es que es viernes y aunque tengo que seguir yendo al hospital hasta mañana, estaba entusiasmada porque el domingo sería mi día libre y por fin podría descansar, me daría una vuelta por la casa de Alex a ver si me encontraba con Tomás y de paso con Amy, quería verla, extrañaba nuestras pequeñas pláticas en el hospital y por ratos sentía que nos llegábamos a conectar de algún modo inexplicable.

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-¡¡¡Amy!!! - Me levanté de súbito asustada por el grito, miré a todos lados para saber donde estaba, ubiqué a Will que me miraba con burla.
- Mejor anda a casa a descansar, ya es muy tarde.
- No, quiero continuar un rato más. - Volví mi atención a la lista de todas las cosas que estaba armando ya que al día siguiente llamaría a toda la gente necesaria para empezar las construcciones.
- No te preocupes, yo ya lo terminé, justo aquí traigo lo que faltaba, ya puedes ir a descansar que mañana empezaremos con la acción.
- Gracias, Will. - Me paré, recogí mi cartera, le dí una palmada a mi compañero en la espalda y salí de la oficina.
- ¡¡¡Cuidate, nos vemos mañana a primera hora!!! - Lo dije gritando mientras me retiraba.
- ¡¡¡De nada, tú igual!!! - Realmente si estaba agotada, está semana había sido muy pesada, entre regresar al trabajo y los preparativos del proyecto no había tenido tiempo para nada más, algo que realmente me alegraba porque no había dejado tiempo a mi mente pensar y a lo que conllevaba esa acción, olvidarme por un rato de cierta rubia de ojos verdes azulados me había mantenido bastante tranquila, pero no podría escapar de esto por mucho tiempo, solo el exceso de agotamiento lo lograba y hoy que tendría un poco de tiempo para relajarme y descansar no podría escapar de aquello, me sentía condenada a estarla pensando y pensando pero por lo menos mis emociones no estaban brincando como locas como cuando estaba en el hospital, estos días sin verla me mantuvieron en más calma y tenía planeado que siguiera así, suponía que con el tiempo mi mente también la iría a olvidar, pero estaba equivocada y con el tiempo me daría cuenta de eso.

Un llamado del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora