Dear JiMin 《Yoonmin》

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Pov YoonGi

Entré a clases con pasos pesados, realmente no quería estar aquí, esta clase no era importante pero en casa no tenía nada que hacer así que encaminé hacia aquí, al entrar busqué con la vista a JiMin por unos minutos, todos me veían raro pero no me importó.
Por alguna casualidad no estaba, eso era raro, nunca faltaba a clases y destacaba en todo el maldito, quizás ahora estaba en cama, enfermo, nada grave, supongo, suspiré y me encogí de hombros, caminé hacia mi antigüo lugar vacío.
Por alguna razón no quería sentarme allí, sentía que... Usurpaba el lugar de JiMin, me sentía JiMin no Yoongi, reí ante ese pensaniento, además si alguna profesora me veía me haría preguntas y realmente no tengo ganas de responderle ni de verles sus caras así que me senté en mi lugar después de la llegada de JiMin.

Pasaron algunos minutos y llegó HoSeok queriendo sentarse en el lugar de aquel chico de estatura baja y cabello de diferente color cada semana

- No te siente allí HoSeok - Hablé sin mirarlo - No es tu lugar

- P-Pero tampoco el tuyo - Se encogió de hombros dejando su mochila colores alegres -cómo lo denominaba yo-  en la silla

- Saca eso de ahí - Mis mechones de pelo ocultaban mis oscuros ojos, seguramente daba buen aspecto para este momento - Era mi lugar pero se lo cedí al alguien más, vete a tu lugar

HoSeok tenía cara de asombro, la verdad no me importó mucho decirle que antes era mi lugar ya que no era amigo de JiMin y este no descubriría las notas que le dejo cada día.

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El día marchó normal, me gané algunas miradas raras y rápidas por parte de HoSeok pero meh... después de eso nada más interesante, la profesora dió por terminada la clase, tomé un papel, ésta vez azul pálido, siempre le doy uno arrugado con rayas y una ortografía legible pero horrible, un lápiz color morado y mi mochila.

Caminé hacia los casilleros, los pasillos estaban totalmente vacíos, creo que era el últumo estudiante que se marchaba de aquí, algunos salían de las clases corriendo, me estresaban, en los pasillos no habitaba nadie más que el servicio de limpieza, jamás me preguntan nada, ni siquiera me dirigen la mirada y eso me agrada por que si me hablan tendré que entablar algún tipo de conversación rara y tampoco tenía ganas...

Apoyé el papel en el metal del casillero y comencé a escribir, no me tomaba mucho tiempo por que sacaba de mi, lo que quería decirle en la cara y no me atrevía. Al terminar lo metí por una de las ventilas y me marché a mi casa, a mi cama, a mis sueños.